Nervios, frustración y mucho miedo. Son los sentimientos más experimentados por los vecinos de Guadalcacín, una Entidad Local Autónoma (ELA) de Jerez que este miércoles vieron cómo el agua entraba sus casas. Imparable.
Pero pronto sacaron sus cepillos para, en un acto de solidaridad vecinal, achicar agua entre todos, y despejar las calles anegadas. Principalmente, la manzana que rodea a la calle Pichón. También en la calle Pistacho y Tomasa Pinilla. De estar inundadas, más de medio metro, a tener las vías despejadas apenas pasaron un par de horas.
Entre medias, momentos de nervios y tensión, sobre todo entre niños y personas mayores. Como en casa de esos abuelos que estaban cuidando a su nieto, escolarizado en Guadalcacín, al que recogieron del colegio mientras llegaba su padre del trabajo. "Abuela, no me quiero ahogar", le dijo el pequeño. En la planta de arriba de la vivienda lograron tranquilizarlo.
Unos minutos después, el niño, hijo de un vecino llamado Raúl Rubiales, jugaba tan tranquilo, ajeno al ajetreo, en el pabellón municipal, cerca de sus abuelos. Ella, tomando un café caliente, que casi se echa encima de los nervios. Él, dependiente, con una manta por encima, sentado junto al andador que necesita para desplazarse.
En la calle Pichón, ni los tablones colocados en las entradas de las casas impidió el paso del agua, que "pasó por encima", cuenta un vecino, que sigue sacando agua de su salón. Hay quien ha optado directamente por tapiar la entrada a su vivienda, a varios palmos de altura. Medidas desesperadas ante situaciones desesperadas.
Unas casas más abajo, a Mariana, de 93 años, dependiente total, la avisaron de que podían desalojarla en ambulancia si la situación empeoraba. "Dijimos de subirla a la planta de arriba, pero nos recomendaron que mejor al pabellón", cuenta su hija. Finalmente, se queda en casa, al remitir la lluvia. El susto aún les dura.
Y es que durante el mediodía, entre las doce y pasadas las dos de la tarde, según la zona, han caído muchos litros de agua en Jerez y su zona rural. El pluviómetro del Parque Empresarial, situado muy cerca de Guadalcacín, recogió 102 litros de agua por metro cuadrado, entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde. Más de 56 litros, solo entre las doce y la una.
Una tromba de agua que ha anegado calles del centro del casco urbano de la ciudad, y que en Guadalcacín ha afectado a una zona muy concreta de la ELA, popularmente conocida como el Rabanito, por el bar del mismo nombre. La estación de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) del Aeropuerto de Jerez recogió 32 litros en una hora, sobre la una de la tarde.
Por eso, la alerta naranja decretada para esta jornada en Jerez pasó a roja a última hora de la mañana, al esperarse hasta 120 litros en doce horas. El Ayuntamiento jerezano pidió "extremar la precaución y la prudencia". Pasadas las ocho y media de la tarde, la prealerta bajó de nuevo a nivel naranja, hasta medianoche. Hasta las seis de la tarde del jueves, estará en nivel amarillo.
Mientras, en Guadalcacín estaban subiendo sofás a las mesas. Los sillones encima de tablones. Quitando del suelo todo lo posible, todo lo estropeable. No es la primera vez que sufren inundaciones los vecinos residentes en las calles afectadas este miércoles. Saben cómo actuar. "¿Habéis bajado los contadores de la luz?", pregunta una mujer a su vecina, que retira agua con un recogedor. Las marcas en los muebles, y el barro acumulado, delatan la altura que alcanzó el agua. Varios palmos.
Remangados, con botas de agua quien las tiene y con cepillos, abriendo alcantarillas y sumideros. No hay vecino que no haya ayudado a restaurar la normalidad. Toda la normalidad posible tras una tromba que se ha llevado muebles y enseres, pero que, afortunadamente, no ha provocado daños personales.
En la zona, con los vecinos se intercalan miembros del dispositivo de emergencias desplegado. Desde agentes de Policía Local o Guardia Civil, a bomberos, pasando por voluntarios de Protección Civil, de Cruz Roja, y operarios de Aquajerez, encargados de reponer las tapas de alcantarillado "perdidas" y de bombear agua con vehículos especializados. También un nutrido grupo de cargos instituciones. Desde los tenientes de alcaldesa Agustín Muñoz y Jaime Espinar, a la delegada Susana Sánchez Toro, o José Ortiz, presidente del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz (CBPC).
En el pabellón municipal, por si acaso, se preparan a toda prisa camas para los vecinos que las necesiten. Después de un par de horas de incertidumbre, pueden volver a sus casas. Eso sí, "con precaución", recomienda el alcalde de Guadalcacín, Salvador Ruiz. Uno de los bomberos que interviene en el operativo, recomienda tener "cuidado a la hora de encender la luz", y dejar que se sequen bien los aparatos que estén mojados antes de volver a encenderlos. "Volved con normalidad, pero con precaución", insiste.
"Lo más importante es vuestra vida", les dice el alcalde a los presentes, que se alegran de la noticia. Para una madre, que no ha parado de llorar durante el tiempo que ha estado en el pabellón, fue un alivio. "¿Dónde me meto yo ahora? Tengo que trabajar mañana...", se estaba lamentando apenas unos minutos antes. Para quien lo necesite, no obstante, hay 30 camas habilitadas en las instalaciones deportivas. Cuando amanezca, habrá que comprobar qué muebles sobreviven y hasta dónde alcanzan los daños.
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