Los hijos robados de Luisa cumplen 49 años: “Nos han engañado, estamos maltratadas”

Luisa Fernanda Terrazas fue víctima con 21 años de la trama de bebés robados que se desató en España entre 1960 y 1990. Les quitaron a sus mellizos en el hospital de Jerez, antigua residencia Primo de Rivera, en 1972, y desde entonces, no ha vuelto a saber de ellos

Luisa Fernanda Terrazas mostrando las pruebas que ha conseguido durante los años de investigación.
Luisa Fernanda Terrazas mostrando las pruebas que ha conseguido durante los años de investigación. JUAN CARLOS TORO

“Tu padre y yo no hemos perdido nunca la esperanza de poder veros antes de morir”. Las palabras que la jerezana Luisa Fernanda Terrazas dedica a sus hijos robados estremecen. El 24 de febrero habrían cumplido 49 años. Una ausencia de casi medio siglo por la que su madre sigue llorando. Los mellizos María Soledad y Miguel Ángel Tocón Terrazas, están en paradero desconocido desde que fueron arrebatados en 1972 del vientre de Luisa. Ella, con tan solo 21 años, fue víctima de la trama de bebes robados que se desarrolló en España durante la etapa franquista e inicios de la democracia.

Cuando ingresó en la Residencia Primo de Rivera, actual hospital de Jerez, dio a luz, y de inmediato “me durmieron, por poco no me matan porque soy alérgica a los anestésicos”. Solo pudo escuchar el llanto de su pequeña unos instantes, la primera que nació, y después, “ya no vi nada”. Luisa, de 61 años, recuerda aquel día con tristeza. Por su cabeza todavía rondan preguntas que la atormentan. “¿Por qué me durmieron si a mí no me han hecho cesárea? ¿por qué había una enfermera y una monja en la puerta de mi cuarto? Estaban custodiándome para que no me moviese. Les decía que iba a ir a ver a mis hijos, pero no me dejaban, nosotros nunca los vimos”, explica la jerezana con un nudo en la garganta. Para ella, fue un martirio. “Estuve seis meses con los pechos vendados para que se me cortara la leche, me han hecho perrerías, e igual que a mí, se lo han hecho a miles de madres. Muchas estamos malas con depresión”.

“Estuve seis meses con los pechos vendados para que se me cortara la leche, me han hecho perrerías"

A Luisa nada le cuadra. Su caso está lleno de contradicciones desde que el médico, a los cinco meses de embarazo, le hizo una radiografía para comprobar cuántos bebés iba a tener. Tampoco la inscribieron en el hospital, la metieron directamente en el paritorio sin pasar por la habitación y la desnudó el sanitario que la asistió. “Todo son fallos, es que lo veo todo raro”, dice la jerezana que ya había tenido un hijo y sabía que la situación no era normal. A ella y a su marido les comunicaron que sus hijos habían muerto por la noche y les entregaron hasta seis diagnósticos distintos. “Nos dijeron que venían malitos del corazón, con cardiopatía, después que tenían neumonía, luego que traían el cordón ligado”, cuenta a lavozdelsur.es.

Confundida y desolada, la joven abandonó el hospital. “Salí con un pellizco, sabía que no me estaban diciendo la verdad, luego un médico me dijo: -Sí, Luisa, están robando niños, y muchas personas lo han confirmado”, expresa. Fue en 1987 cuando comenzó a buscar a sus mellizos, a investigar y a descubrir lo que pasó. Con el tiempo descubrió que los bebés que les enseñaron eran cuerpos congelados que mostraban a todas las familias. Todas engañadas.

Luisa Fernanda Terrazas y Francisco Tocón en el salón de su casa.   MARICARMEN MILLÁN
Luisa Fernanda Terrazas y Francisco Tocón en el salón de su casa.   MARICARMEN MILLÁN

La rabia se apoderó de la jerezana que desde entonces se movilizó sin descanso, recopilando documentos de todo tipo con datos repetidos reveladores de la farsa. “En la planilla de enfermería de mi niño aparece un número de historial distinto al mío, también pone que nació con ocho meses, que lo he tenido a los siete, y en la cartilla que me dieron que he tenido dos niños muertos”. Nada tiene coherencia, “está todo mal”.

Luisa menciona que uno de los certificados del cementerio indica que a sus hijos los introdujeron en nichos de adultos cuando realmente los tendrían que haber metido en nichos de párvulos. Mientras que en otro apunta que “los exhumaron y los echaron a los dos en una bolsa”. Según la madre, perdió el documento, lo volvió a solicitar y “ahora ponía que a la niña la habían exhumado cuatro días antes que al niño”. Tantas incongruencias y tantos años atando cabos sin respuestas. “Los abogados han visto el caso y como si nada, hasta llamaron a los médicos antes que a nosotras a declarar”, se queja.

“Los laboratorios están tocando los ADN, lo dijo un periodista y lo tiraron por una cuneta"

Pero Luisa Fernanda nunca se ha rendido y ha movido cielo y tierra en busca de justicia. “Hablé con el obispo, le dije que nos habían engañado y nos habían robado a nuestros hijos y nos tienen que pedir perdón”, recuerda. El obispado buscó los nombres de los mellizos por todas las iglesias de Jerez, no estaban bautizados. También acudió a la Policía, al Defensor del Pueblo, a la Fiscalía General del Estado en 2012, siendo uno de los primeros casos denunciados, y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo dos años después. “Hemos ido hasta al Constitucional y no miró ni los papeles”, lamenta.

Nadie hacía nada y el tiempo pesaba. En 2017 fundó la asociación SOS Bebés Robados delegación Jerez de la que es presidenta. Ella no ha sido la única. “Tengo apuntados más de cien casos, todas estábamos casadas y con niños”, añade asegurando que las sustracciones de bebés también se produjeron en la Cruz roja, en el 18 de julio de la plaza del Arenal, en Santa Isabel de Hungría, y en la Merced.

Su ADN está registrado en cuatro laboratorios, uno de ellos en Estados Unidos. Y hasta ahora, algunas personas se han puesto en contacto con ella. Según explica, “hubo un niño de Valencia que se creía que era mi hijo y una niña en Murcia que parecía que era mi hija”. Ninguna de las pruebas coincidió, pero Luisa ya no se fía. “Los laboratorios están tocando los ADN están haciéndolo mal, ya lo dijo un periodista, y al pobre lo tiraron por una cuneta y murió”.

Al otro lado del teléfono Luisa manifiesta su indignación. El médico implicado en su caso ha llegado a estar cuatro veces imputado y ha salido impune. “Todos se han ido de rositas”, añade. Pero ella no se callará.   

“No se pueden archivar, son crímenes de lesa humanidad”

En la provincia de Cádiz son investigados unos 500 casos de niños sustraídos al nacer y entregados a otras familias. Sus padres biológicos reclaman desde todos los rincones de España medidas para facilitar las investigaciones, que actualmente son iniciadas por las propias víctimas. En junio de 2020 fue aprobada por mayoría en el Congreso la primera Ley de víctimas de robo de bebés a nivel estatal de toda la democracia después de dos años estancada tras las elecciones de abril de 2019.

En esta ocasión, Vox ha sido el único partido que no ha apoyado la propuesta de Ley llegando a sostener que la trama “es un invento de la izquierda social-comunista”, en palabras de la diputada Rocío de Meer. La tramitación resurge para que la prescripción de los casos no sea una excusa. “No se pueden archivar, son crímenes de lesa humanidad”, dice Luisa que pone sus esperanzas en el Gobierno “para sacar todo a la luz”.

Desde la asociación solicitan un bando único de ADN, abrir los archivos eclesiásticos, pedir los libros de hospital y maternidad y abogacía gratuita. “Estamos maltratadas, no por hombres, sino por quienes nos robaron a nuestros hijos”, expresa. Para la jerezana, el mayor perjuicio es que les hayan ignorado todo este tiempo. Se niegan a olvidar y harán lo posible para colocar una Maternidad de bronce en la glorieta de la avenida Reina Sofía, orientada al hospital del SAS. Recaudan fondos para levantar un símbolo que grita lo mucho que queda por hacer 49 años después.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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