Rocío Buffolo es una mujer, pero confiesa sentirse un robot. A los 18 años se implantó un chip en la médula espinal que le hace combinar la inteligencia emocional con la artificial.
Ella se considera un androide, tiene un robot y afirma mantener una relación sentimental con un robot con el que mantiene relaciones "a través de un puerto USB".
Abogada y cantante, esta mujer-robot ha asegurado en el programa Fiesta que no se quita el traje que lleva ni para ducharse y que no necesita ir al baño.
La historia parece de ciencia ficción. Incluso apunta que puede enviar spam a las personas que cree que le pueden hacer daño emocional.
Rocío ha contado que "decidía ser robot, tener inteligencia artificial en mi cuerpo y ver el mundo desde la robótica".
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