La sumisión de las mujeres a través de las drogas es uno de los métodos más frecuentes para cometer una violación. Al día siguiente la víctima se encuentra desconcertar y aturdida, con los recuerdos borrosos y con la angustia de no saber que ha pasado. A la hora de testificar es incluso peor, porque se pone en duda tus recuerdos, tu testimonio. Ahora, Gloria, denuncia que el juzgado de Estepona ha archivado su caso.
Gloria, es una de las víctimas de las violaciones químicas y ha presentado más de 100.000 firmas y 50 testimonios de otras mujeres en el ministerio de Justicia. “Hace unos meses fui víctima de una agresión sexual por sumisión química. Me drogaron hasta dejarme inconsciente para abusar de mí, pero lo peor vino después”, empieza.
Una auténtica pesadilla. “No recibí prácticamente atención y tuve que pagar yo misma para hacerme la prueba en la que salió positivo en barbitúricos y cocaína, sustancias que yo no he visto en mi vida y que a mis 70 años podrían haberme matado”, narra.
“Fui a comer a casa de unos vecinos que me invitaron con la intención de agredirme sexualmente. Yo bebo muy poco alcohol y por eso ese día apenas me tomé dos copas de vino suaves y me quedé absolutamente inconsciente durante al menos 3 horas. Cuando empecé a recuperar ligeramente la memoria me di cuenta de que efectivamente había sido víctima de una sumisión química”, prosigue.
“Pasadas unas horas de la agresión empecé a hacerme preguntas y se me vinieron imágenes que me hicieron darme cuenta de la gravedad de la situación. Contacté con abogados, expertos y sanitarios para que me ayudaran y finalmente decidí poner una denuncia con todas las pruebas que conseguí recabar por mi cuenta, llegando a gastarme más de 3000 euros. Sin embargo, el juzgado de Estepona ha archivado mi caso y me encuentro abandonada e insultada por un sistema que mira para otro lado mientras a las mujeres nos agreden diariamente”, cuenta.
El objetivo: que se elabore un protocolo de actuación contra este tipo de casos. Según datos del Instituto de Toxicología, en uno de cada cuatro casos de violencia sexual que han analizado se utilizaba algún tipo de droga para anular la libertad de la víctima. “Yo, estoy yendo a terapia desde entonces. Hay imágenes de ese día que no puedo borrar de mi cabeza. Me han robado mi felicidad y mi ilusión por la vida”, denuncia Gloria.
En estos casos, lo más normal es que no haya testigos y el testimonio de las víctimas sea difuso por la propia anulación química. “Necesitamos un protocolo que aborde de manera integral este problema para que tanto el personal sanitario como los jueces actúen de manera apropiada, de lo contrario estaremos dando carta blanca a los violadores para seguir haciéndolo”, redacta Gloria.
“He tenido que superar mi pudor para hacer esta petición y estoy dando la cara por aquellas que no pueden hacerlo. Invito a quien le haya pasado que denuncie para lograr entre todas que se nos escuche y la justicia no dé la espalda a ninguna mujer más. Ayúdame a conseguir el mayor número de firmas para llegar hasta el ministerio. Te pido por mí y por los numerosos casos que están saliendo a la luz, que firmes y difundas mi petición”, finaliza.
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