¿Se imaginan tener que estar soportando insultos, vejaciones y amenazas durante más de 500 días? Este es el tiempo que lleva viviendo en un auténtico infierno una niña de 13 años, que se encuentra en tratamiento psiquiátrico, de Palma de Gran Canaria. Una menor que sufre acoso escolar y ciberbullying desde septiembre de 2021.
“Perra sarnosa”, "qué asco te tengo", "hueles a humanidad", "te pareces a un alíen, jodida retrasada" o "te huele la boca a pescado" son algunos de los insultos que le han puesto en más de una ocasión en el pupitre de su clase en el IES Primero de Mayo de la referida ciudad canaria. Desde el instituto miran hacia otro lado. Reconocen que hay un conflicto importante, pero no son capaces de activar el necesario protocolo contra el acoso escolar. Pruebas hay más que suficientes. Numerosas capturas de pantallas y audios en grupos de unos adolescentes que demuestran una crueldad y falta de sensibilidad tremenda.
La familia se siente de lo más desprotegida y ninguneada por parte de todas las administraciones públicas. Ariadne, la madre de la menor, está pasándolo bastante mal ante la impotencia de no poder hacer nada y no recibir ayuda por parte de las instituciones. "No podemos más", confiesa a lavozdelsur.es. "Esta situación le está sobrepasando a mi hermana y a mi sobrina", cuenta Nayra, la tía del menor, que está llevando la mayoría de gestiones para evitar sufrimiento a su hermana.
"Hueles a humanidad", "te pareces a un alien" o "te huele la boca a pescado" son algunos de los insultos que recibe la menor
Se han dirigido al defensor del pueblo, a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, a Roberto Ángel Suárez Jurado (inspector de Educación), a la defensora del alumnado, al Spacae (Servicio de prevención y ayuda contra el acoso escolar), al director territorial de Educación y al diputado del Común. En la mayoría de los casos ni siquiera ha habido respuestas y quienes han contestado lo han hecho de manera simple e irrisoria.
Desde el centro reconocen la situación
La tutora del centro incluso ha llegado a reconocer que la situación de la otra menor, la principal instigadora de los acosos, está sobrepasando los límites y que se van a tomar medidas. De momento, un año y medio después, nadie ha hecho nada. La estrategia del centro educativo ha sido dar largas y los padres de la principal acosadora, a pesar de las pruebas, se han enrocado diciendo que no saben nada. La única puerta de salida obligada que han encontrado es la de pedir un cambio de centro, que fue aprobado el pasado 9 de enero. Una vez más, la menor acosada es la que tiene que hacer las maletas por la inoperancia de las administraciones a solucionar la situación.
La familia tiene testigos, tantos padres como compañeros que han sido testigos de la situación de acoso sufridas por la menor. Agresiones verbales, físicas, amenazas y ciberbullying por parte de menores del centro y del barrio en el que vive.
El sistema contra el acoso escolar vuelve a quedar, una vez más, retratado. No funciona. La familia ha tenido que presentar dos denuncias ante la Policía Nacional al ver que desde el instituto referido no han hecho nada para detener la grave situación. Ha tenido que activar el protocolo del Spacae creyendo que desde este servicio sí pueden prestarle alguna ayuda. Esta semana, precisamente, han mantenido una reunión y les han indicado que presenten una denuncia en una sección especializada de la Policía Nacional.
La insultan en clase, en el patio, a la salida del instituto. Cuando va al baño, aprovechan la ocasión para publicar cosas en redes contra ella. La administración educativa reconoce el maltrato que está sufriendo esta chica canaria, pero en los documentos lo silencia y oculta.
Cuando llega a su casa, se encuentra con más insultos en internet. Publican que van a darle una paliza en la puerta del instituto. ¿Están esperando las instituciones a que ocurra la brutal agresión que las y los jóvenes acosadores están anunciando en redes? ¿Quién se responsabiliza de este continuado acoso?
Más de 430 días sufriendo descalificaciones, burlas y mofas de todo tipo. Soportando que otros menores de entre 13 y 15 años se rían de ella. ¿Son conscientes las administraciones de que están poniendo en riesgo la salud y vida de una menor?