El arzobispo Juan del Río (Ayamonte, 1947-Madrid, 2021) ha fallecido este jueves a causa del coronavirus, la enfermedad que azota al mundo, y de la que advirtió desde el inicio de la pandemia. Tras varios días en la UCI, no ha logrado superar la infección que le hizo estar intubado.
Ordenado sacerdote en los setenta y teólogo doctorado en Roma, además de graduado social, su carrera ecelsiástica comenzaba en Sevilla, como capellán de la Hispalense, desde los años 80, y estuvo involucrado en el Pabellón de la Santa Sede de la Expo'92. En el 2000 fue nombrado obispo de Jerez y en 2008 marcha a Madrid para ser nombrado arzobispo castrense, con cargos posteriores en la Conferencia Episcopal. En ella, fue nombrado encargado de la Comisión de Medios de Comunicación Social, desde 2017. Su relación con los medios de comunicación, eso sí, venía de antes.
Cuentan de él un carácter afable, y perteneciente a la vez a las corrientes conservadoras, más cercano a las tesis de Benedicto XVI que del Papa Francisco, pero él hablaba de buscar "el sentido común". En 2009, a modo de despedida, recibió en el Obispado a la Asociación de la Prensa en el día del Patrón, San Francisco de Sales. “La fe da alma a la labor de los periodistas, que no deben ser meros contadores de cosas”, señalaba en una homilía Del Río.
En plena pandemia ofreció una misa televisada un domingo por la mañana en La2, recogida por Vida Nueva Digital. Llamó a la prensa a “que nos dijeran la verdad, que no nos manipularan los datos, que no hubiera baches entre lo que se estaba sufriendo en los hospitales, residencias". Apostó por contar la realidad de la pandemia "sin buenismos", aunque enfatizando "en medio del desierto de las tinieblas lo positivo que hay en el ser humano", llamando a la esperanza.
Sobre los periodistas, recordaba: "En este momento tienen un papel no solo de regenerar el tejido interior de cada persona, sino una sociedad que siga creciendo en libertad y en verdad, porque, si no, quedamos dominados por una cultura de la mentira”. “Con tal de vender, el fin no justifica los medios”, defendía también. Incluso, tal fue su intención de defender la profesión, que quiso recordar "a algunos periodistas que también han conocido el despido".
Como arzopispo general castrense
La figura de arzobispo castrense que ostentó Del Río en la última década genera aún ciertas preguntas en un estado aconfesional, que supone una relación entre Iglesia y Estado a través del ejército. En una entrevista en TVE, en 2014, el entrevistador comenzaba con esta cuestión.
"Todavía hay Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que defiendan la seguridad, la paz o la prosperidad en cualquier país. Para eso están las fuerzas de la paz, como decía Juan Pablo II, centinelas de la paz. Es un derecho del militar creyente a ser atendido en sus necesidades puntuales", señalaba.
"Estamos en un estado aconfesional, y el que ha muerto, tiene derecho si era católico a una liturgia católica. Quizás hay muchos prejuicios trasnochados al mirar las Fuerzas Armadas. La libertad religiosa se respeta desde un punto de vista legal y práctico. Los capellanes son los primeros que lo respetan, cuando un soldado sea de confesión no católica, o cuando la familia exige que no haya ceremonia religiosa", defendía.
"He enterrado a chicos jóvenes que murieron en Afganistán. A las familias les digo que, a pesar del dolor tan fuerte, no ha sido una muerte inútil, y que solo hay dos salidas ante la muerte: la desesperación o la esperanza. Y les digo que no están solos en su dolor. En ese sentido tendríamos que sentirnos más orgullosos de ellos. Son hombres y mujeres defensores del servicio público. Falta cultura de la Defensa en España", remachaba en la entrevista.
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