La imagen de Valentín Ndongo, con una olla de albóndigas en las manos, es una de las que se quedan en la retina. En mitad de la tragedia, que en Guadalcacín, donde reside, no pasa del aspecto material —no hay que lamentar daños personales—, se ha viralizado un vídeo en el que se toma con humor la inundación de su casa.
Aunque el agua superara el metro de altura en alguna zona, en el salón y las habitaciones de la planta baja, a él no se le ocurrió otra cosa que salir a la calle, salvando una olla de albóndigas. "Mi mujer había hecho albóndigas, y las cosas como son, hay que sacar sofas, sillas... y las albóndigas. Además eran en salsa, que no eran con tomate", matiza durante una retransmisión de Jerez TV.
Unas horas después de la tromba de agua, la mañana del jueves, Valentín anda con cuidado por el salón de su casa, en el que atiende a lavozdelsur.es. El barro sigue en el suelo, y las marcas en los muebles delatan hasta dónde llegó el agua, que entró por un patio situado en la parte trasera de la vivienda. Ahí hay un muro que provoca la acumulación de agua cuando llueve torrencialmente, como este miércoles.
Más de 50 litros por metro cuadrado cayeron en la Entidad Local Autónoma (ELA), entre las doce y la una de la tarde. Más de 100 litros entre las ocho de la mañana y esa hora. A Valentín y a su pareja, Lourdes Barriga, se les inundó la casa, como a sus vecinos de las calles Pichón, Pistacho y Tomasa Pinilla.
Después de la guasa, y de los millones de reproducciones que ha conseguido el vídeo de Valentín con las albóndigas, confiesa que el jueves aún no las había probado. "No hemos tenido tiempo ni de comer", señala el vecino de Guadalcacín. Andan limpiando, recogiendo muebles, haciendo balance de daños e intentando contactar con el seguro, para que se haga cargo de los desperfectos.
En el patio hay palés tirados, restos de barro y sillas y una mesa afectadas por la subida del agua, que entró justo por el muro que delimita el final de la vivienda. El terreno colindante, sigue inundado. Y temen que no siga lloviendo más, para que no vuelvan a tener problemas.
En esta parte de Guadalcacín no les pilla por sorpresa las inundaciones. Las sufren cada pocos años. La última fue en 2010. Desde entonces, se han mejorado canalizaciones, pero ha vuelto a ocurrir por la gran cantidad de agua caída en tan poco tiempo. En primera línea, está la vivienda de Valentín y Lourdes. El hijo mayor de ella, de 21 años, era quien estaba en casa cuando comenzó a entrar agua.
Aún es pronto para saber cuántos muebles sobrevivirán. Ni hasta dónde alcanzan los daños. De momento, Valentín, que es dj, animador y showman —así se define— desde hace 18 años, ha perdido una mesa de mezclas que usaba para trabajar. Afortunadamente, conserva otro equipo, que se encontraba en la planta superior.
Lourdes Barriga, pareja de Valentín, estaba de vacaciones. Se las pidió para tener tiempo para hacer unos arreglos en la casa. Pintar, habilitar nuevas habitaciones para sus hijos... cuando llegó la inundación. Ahora tendrán que reformularlo todo y esperar que el seguro les cubra los daños.
Una dura infancia
Valentín Ndongo nació en Santa Isabel, que es como era conocida anteriormente la capital de Guinea Ecuatorial —ahora, Malabo—. Cuando tenía cinco años, perdió a su padre, que era militar. "Lo mataron allí", cuenta. Su madre viajó con él y sus hermanos a Madrid, para operarse de un cáncer de mama. También falleció un tiempo después. "Está enterrada con Lola Flores", cuenta, porque se encuentra en el cementerio de La Almudena.
El pequeño Valentín se vio en un país extraño, sin padres, viviendo en la embajada de Guinea Ecuatorial en Madrid. "Querían que mi padre fuera el presidente del país y lo mataron", relata. Después estuvo escolarizado en el colegio Alfonso X El Sabio de Ciudad Real, hasta que siendo adolescente, una tía le recomendó visitar la provincia de Cádiz.
Desde entonces, se quedó. Hace siete años que reside en Guadalcacín con su pareja, lejos de los familiares que le quedan. Una hermana y su sobrina residen en Madrid —"mi sobrina es Aauri Bokesa, búscala", insiste Valentín—, y otros dos hermanos en Guinea. "Yo tengo una vida de película", dice Valentín Ndongo, quien se enteró de la repercusión de su imagen con las albóndigas gracias a su hijastro. No se lo creía.
"Los dolores hay que llevarlos por dentro muchas veces. De un dolor cicatriza otro y se aprende. Mañana a lo mejor me caigo de otra forma y soy incapaz de levantarme, pero cuando te pasa la segunda vez, ya sabes cómo", reflexiona este vecino de Guadalcacín.
Ahora, después de la anécdota, solo piensa en acondicionar la vivienda para que puedan dormir los hijos de Lourdes, que lo hacían en la planta baja. Mientras están en casa de unos amigos, ellos barren y recogen lo que pueden. En paralelo, prepara sus próximos bolos. Los fines de semana suele estar animando fiestas y celebraciones. Las siguientes son en la provincia de Málaga, y luego en San Fernando. Después, ya verá. A buscavidas no le gana nadie.
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