Bailar puede ser un acto tan orgánico como estigmatizante. No si eres un hombre blanco cis hetero, tampoco tanto si entras dentro de la normatividad. Lo que para una gran mayoría es una forma de pasarlo bien, relacionarse e incluso de ligar, para una minoría diversa y reivindicativa es un arma de lucha, empoderamiento y libertad.
Los espacios de ocio están colonizados por la normatividad. ¿Y quién es esa normatividad? Se preguntarán algunos. Las personas que no son cuestionadas o señaladas por el simple hecho de ser, de existir. Aquellas que de forma natural o deliberada se adecuan a lo que el sistema rige. Estas suelen ser personas heterosexuales, cisgénero, blancas y de clase media.
Dicen que la noche es joven y precisamente por eso viene pegando fuerte. Las nuevas generaciones han dicho basta y con ella una generación precedente que está dispuesta a deconstruirse y a crear en colectivo espacios de ocio y cultura donde el disfrute seguro esté garantizado para todas, todos y todes. Las precursoras son personas racializadas y de la comunidad LGTBIQ+ que están cansadas de vivir condicionadas, de asumir el señalamiento y las microagresiones cotidianas.
Los asesinatos de George Floyd en Estados Unidos o de Samuel en España removieron conciencias en un contexto de pandemia en el que los sentimientos estaban a flor de piel. Así lo cree Diana Diaby, una de las promotoras de Tuttispace, un colectivo que pretende dar visibilidad y apoyo a personas racializadas y de la comunidad LGTBIQ+ dentro de Industrial Copera en Granada. "Los micromachismos cotidianos no se tienen en cuenta y parece que para que alguien haga caso a estos delitos de odio tiene que haber una muerte de por medio", lamenta.
Tras una manifestación en Granada, un grupo de personas se reunieron y acordaron que un espacio libre de violencias era necesario en la ciudad. Así nacio Tuttispace y su "tuttipari". "Se trata de un espacio seguro en el que poder estar, donde las agresiones y microagresiones no se van a permitir y, sobre todo, tener la certeza de que se van a señalar y condenar", explica Diaby. “Si alguien sufre una microagresión, la puede denunciar y será escuchada, no le harán un gaslighting y va a tener apoyo”, incide.
"Todes les persones que somos leídes como no normatives estamos expuestas a una serie de violencias porque la sociedad está construida por encima de esas violencias”, expresa Diana, que no cae en la generalización y matiza: "Una persona racializada puede ser homófoba o si eres una persona de la comunidad LGTBIQ+ puedes ser racista, así como ser no normativa no te exime de tener conductas violentas hacia personas neurodivergentes".
Isra es une chique no binarie de 21 años que pertenece al colectivo. Para elle, la creación de este espacio es determinante en su desarrollo como persona. "Muchas violencias y discriminaciones que sufrimos a diario las tenemos asumidas porque están normalizadas, no se les da importancia que tienen o la sociedad te tacha de exagerada", afirma. "Por estas pequeñas cosas dejas de ser tú y ya estamos cansadas de agachar la cabeza por que opinen de tu aspecto físico, tu forma de vestir o de andar o la manera en que gestualizas", prosigue.
No se sentía segure cuando salía por la noche debido a diversos episodios de acoso y violencia física y verbal. "La denuncia tampoco es la salida, ya que la policía poco hace por nosotras. Las dos últimas ocasiones que he acudido a la policía me han dicho que poco podían hacer respecto a lo que me pasaba", expresa. "Parece que tienen que partirte la cabeza para que te hagan caso", lamenta. Pero ahora, con este nuevo espacio, Isra puede ser sin sentirse señalade o acosade. "Por fin puedo hacer un sábado, lo que muchas personas pueden hacer cualquier día", expresa.
La tuttipari es, en definitiva, un espacio mixto donde, "aunque estemos liderando un movimiento libre de violencias y antiacoso, queremos que sea un espacio de todes para todes". Esto quiere decir que las personas normativas son bienvenidas, ya que "son nuestros novios y nuestras amigas, y necesitamos que también estén allí", añade Diana. Un lugar de apoyo, diversión y aprendizaje para convivir libre de violencia, a través de la deconstrucción.
Su acogida está siendo muy positiva. Comenzaron con la actuación de Samantha Hudson, una de las activistas y performer con más tirón en España, y se han sucedido diferentes fiestas con ambiente excepcional. Asimismo, han organizado actividades paralelas como cursos de DJ para personas del colectivo y LGTBIQ+, siempre con el apoyo incondicional de Industrial Copera, y un taller antiacoso impartido por la profesora de la UGR, Jara Juana Bermejo-Vega, activista trans-queer y doctora en informática cuántica.
Un video en Tiktok destapó la transfobia y se activó el protocolo por primera vez
El pasado fin de semana un grupo de amigos asistió a una de las fiestas que organiza la sala, que desde verano cuenta con una cartelería en la que se informa del espacio libre "de todo tipo de fobias y de violencias". Estos grabaron un video durante el desarrolllo de la misma, donde se aprecia cómo señalan a una de las personas trans que realizaba la performance. "Esto es de guarra o no, hermano? ¡Ah, que es un tío", comentaba uno de los protagonistas del video, acompañado de la risa del resto.
Yeyes Lucas, parte del equipo directivo de la Copera, resume a lavozdelsur.es las decisiones tomadas en el momento que visualizaron el video. "Gracias al protocolo anti acoso que nos proporcionó la profesora Jara Juana, nos reunimos rápidamente todo el equipo para abordar el asunto", comienza. La decisión fue prohibirle la entrada a las personas implicadas. "Me puse en contacto con ellos para comentarles que ese comportamiento estaba muy alejado de lo que buscábamos en la pista de Copera y que se consideraba violencia", comenta Yeyes, que para su sorpresa, le contestaron que para ellos –los implicados– no era nada violento, simplemente una broma.
Industrial Copera emitió un comunicado que tuvo gran apoyo, en el que aclararon que se trataba de un caso aislado, que abordaron de manera inmediata para que no volviera a pasar. "El cambio que ha habido en la sala gracias a la Tuttispace y a la gente joven nos está demostrando que una forma libre y respetuosa de de divertirse es posible, de hecho, lo están reconociendo hasta los DJ internacionales que traemos", espeta Yeyes, que destaca la ardua labor que están llevando a cabo para conseguir un lugar de estas características.
Por último, aclara que las fiestas Vortex y Destroy apuestan por la performance en directo y la visibilidad de cuerpos diversos. "Participa gente de todo tipo, chicos, chicas, chiques y personas trans con diversidad de vestuario y temáticas que desarollan con orgullo", concluye.
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