Ana Silva tiene 61 años, y cuenta que tenía 28 cuando escuchó por primera vez la promesa de que su familia, junto a las otras familias afectadas, iban a dejar su vivienda en la calle Trafalgar, en el Cerro del Moro, en Cádiz, para ser realojados en casas de nueva construcción. Ahora, vive con su marido, Luis García Mayor de Londoño, en la casa en la que nació.
Cuando Ana escuchó esas primeras noticias de realojo, corrían los años 90 y la Junta de Andalucía comunicó a estos vecinos que las viviendas, construidas en el año 1956 como una solución temporal, serían demolidas y que se construirían nuevos bloques, en el mismo barrio, para las familias que habitaban estas casas. "Para permutar por una vivienda nueva, tendríamos la obligación de comprar los pisos. Entonces los vecinos, con muchísimo esfuerzo, pagan ese precio que se les pone y se hacen propietarios. Y esa era la condición indispensable para poder acceder a una vivienda nueva. Pasan los años, y ahora, que ya han pasado más de 30, resulta que seguimos exactamente igual", explica Enrique Estévez, portavoz de la plataforma de vecinos de la séptima fase.
Esta era, cuenta Estévez, la primera fase que sería realojada en este proceso, y se ha quedado la última. Son 67 las viviendas que aún siguen pendientes de su situación. La lucha de estos vecinos continúa, porque, recientemente, han denunciado que han experimentado un cambio en las condiciones por parte de la Junta para el acceso a una nueva vivienda.
Este portavoz explica que, hace unos dos años, previa carta al Defensor del Pueblo Andaluz, que consiguió "que se desbloqueara la situación", desde la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA), dependiente de la Junta, comenzaron a reunirse con los vecinos. "Empiezan a tomar nota de la situación personal y habitacional de cada uno, por ejemplo, de cuántas habitaciones necesitaban según la familia... de cara a realojarnos. Y se nos explican las condiciones a las que vamos a acceder a esa vivienda, que eran las mismas que en la sexta fase: tú entregas tu vivienda en depósito, que quedaría como una entrada a esa nueva casa. Y la demasía de metros se pagaría en plazos dependientes de la situación de cada familia, entre 10 y 25 años. Incluso, por ejemplo, a mí me la ofrecieron en seis años. Después de ese plazo, pasaría a ser de tu propiedad. Esa es la situación que se nos dio", explica Estévez.
La alegría de los vecinos era palpable, cuentan. "A partir de ahí hay ilusión, porque se ve que empiezan a trabajar, derriban un edificio... Y todos los vecinos ya dicen: por fin lo hemos conseguido, después de 30 años luchando por una vivienda digna".
Pasa el tiempo, y Estévez un día consulta "el pliego de licitación, cuando sale, hace ocho meses, y veo VPA (Vivienda Protegida en Alquiler). Me saltan las alarmas, lo hablo con los vecinos, y había un poco de desconcierto". Se reunió con AVRA, hace un mes, como representante de la plataforma. "Cuando les pido explicaciones de por qué ha cambiado esa situación, nos dicen que es que las casas las tenemos que vender, y perdemos la propiedad y a partir de ahí vamos a un alquiler a 50 años", explica.
La razón que les dieron, según Estévez, es que uno de los tres pilares de la financiación de la remodelación de este barrio es, junto a la Junta y el Gobierno central, una subvención europea que no permite que las viviendas sean en propiedad, sino que deben ser en régimen de alquiler. "A partir de ahí, la pregunta que nos hacemos es: si ustedes sabían que esa subvención estaba comprometida y no podía cumplir con las condiciones que se les dieron a los vecinos, ¿por qué cogieron esa pata de financiación? Transparencia cero por parte de la Junta", apunta.
Por ello, lo que solicitan estos vecinos ahora es que se anule la parte de la financiación que corresponde a fondos europeos y que la operación se costee con financiación propia de la Junta de Andalucía.
Más de treinta años esperando la reubicación
Quienes viven actualmente en estas 67 viviendas son, en su mayoría, los descendientes de quienes se mudaron a ellas por primera vez, a finales de los años 50. Es el caso de Loli Delgado, que fue "fabricada", en sus palabras, y nació en el mismo dormitorio en el que hoy duerme. Cuando su madre falleció, ella compró la vivienda a sus hermanos.
La noticia de tener que pasar 50 años de alquiler ha caído a esta familia como un jarro de agua fría, sobre todo, por la incertidumbre. "Es que si hubiera sabido esto, no le hubiera comprado la casa a mis hermanos, que yo la compré para dejársela a mi hija. Y es que mi hija, dentro de 50 años, tiene 75. ¿Adónde va a ir entonces? ¿Espero que se la compre también el Cádiz?", ironiza.
En su alacena, guarda dos botellas de champán que fueron compradas expresamente para celebrar "cuando viniera la grúa" y pudieran por fin trasladarse a la nueva vivienda. "Pero ya no tenemos ni ilusión", apunta.
Pero aún quedan también vecinas que vivieron en sus propias carnes los inicios de esta situación. Es el caso de Paca, de 89, y Lola, de 94, las más longevas de la séptima fase del Cerro del Moro.
A la pregunta de cuántas veces ha escuchado que les iban a realojar en viviendas nuevas, Paca es contundente: "Me cago en la leche, yo ya sería rica en viviendas".
Ambas refieren las dificultades que atraviesan las casas, que, según explica Estévez, están "en ruina técnica" y dentro del plan de derribo. Lola habla de las humedades, mientras Paca refiere las ratas y ratones que a veces ve en su casa: "Salen del váter. Por la noche tengo que poner en la tapadera una cosa que pese mucho para que no salgan".
Ese es el otro agravante de la situación que viven estos vecinos: las casas, construidas en su día como una solución temporal, no están preparadas para aguantar más de seis décadas a sus espaldas. Sus habitantes hablan de ratones, cucarachas, humedades, filtraciones... Loli se vio obligada a sacar las tuberías por fuera, porque ningún fontanero se las arreglaba, al ser de plomo. "Debo ser la única persona que limpia las tuberías", señala.
"Evidentemente, con los años que tienen estas viviendas, no estaban preparadas para esto", apunta Enrique Estévez. Los vecinos mantienen en lo posible el patio y las zonas comunes, pero el deterioro es visible.
Durante estos años, no han podido tampoco realizar arreglos o pintar, ante la perspectiva constante de un inminente realojo. "Nos aconsejaron que no tocáramos nada, que íbamos para afuera, que para qué íbamos a gastar ni en pinturas, que no hiciéramos nada. Si nos íbamos a ir, qué tontería", explica Ana. Así, durante más de tres décadas.
La Junta refiere "total transparencia" en el proceso
La delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Cádiz, Mercedes Colombo, se ha expresado este mismo jueves sobre este asunto y ha afirmado, sobre las condiciones de régimen de alquiler, que "los vecinos lo saben desde hace tiempo, no es una fórmula nueva, sino la que se ha seguido durante todos los años de la construcción de las nuevas viviendas para los vecinos en el Cerro del Moro". Sí ha aclarado que esto se da "con una única diferencia, que es el periodo de alquiler para la amortización y para la propiedad de esas viviendas, que en el plan anterior era de 10 a 25 años y ahora la Unión Europea nos obliga a que sean 50 años". Esta es una condición indispensable para entrar en la línea 6 'Eco Vivienda' de fondos europeos Next Generation, como aclaran desde la delegación de la Junta en Cádiz, cuya normativa establece que las viviendas deben destinarse a régimen de alquiler con posibilidad de compra al finalizar el periodo de arrendamiento. Desde la delegación también explican que son tres patas de financiación: erradicación del chabolismo, línea 6 de fondos europeos, y un tercio que asume la Junta.
La Junta afirma que los vecinos conocen las condiciones "desde hace tiempo"
Colombo ha destacado que "a esos vecinos, cuando acabaron su amortización, se les puso las viviendas a su nombre", pero para poder actuar como administración pública "la Junta de Andalucía tiene que rescatar esas viviendas a un precio tasado que el propietario va a recibir", y ha señalado que ese dinero "el propietario lo puede usar, o lo puede invertir en el alquiler futuro de esa vivienda". "Se están manteniendo y se han mantenido muchas reuniones con los vecinos del Cerro del Moro", ha señalado asimismo. Colombo también ha recordado que se trata de viviendas "de alquiler social, para personas con una situación de recursos económicos bajos".
La pasada semana, la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta emitió también un comunicado en el que señalaba que desde AVRA se están manteniendo reuniones con las familias implicadas para darles las explicaciones sobre la normativa y que el proceso se ha llevado a cabo "con total transparencia, escuchando las necesidades de los vecinos, pese a la complejidad de la tramitación urbanística".
Por su parte, el alcalde de Cádiz, Bruno García, también recalcó la pasada semana en una comparecencia que se encuentra en conversaciones con la Junta sobre esta situación y que insistirá a la Junta, aunque "le consta que lo hace", para que dé la información "con absoluta transparencia".
Adelante Izquierda Gaditana y el PSOE, por su parte, han mostrado su apoyo en las últimas semanas a los vecinos. La formación de izquierdas llevará al pleno del Ayuntamiento una moción, según adelantaba la portavoz, Helena Fernández, esta misma semana.
Las últimas acciones que han hecho estos vecinos, según explica Enrique Estévez, es apelar tanto al Defensor del Pueblo como a su homólogo andaluz. Apunta que, desde la Junta de Andalucía, en reuniones con los vecinos, "la solución que les están dando es: o cogen la oferta que les están haciendo, o volvemos a las casas y si se nos caen encima".
Los vecinos se sienten desengañados y hartos. "Son 30 años confiando en distintas administraciones de distinto signo. Primero hemos estado sometidos a una pelea entre administraciones, de las que los perjudicados eran los vecinos, y una vez que se termina esa pelea, que se consigue una colaboración, pues ahora viene el engaño cuando dice que nos pactan unas condiciones y cambian, sin ningún tipo de transparencia, esas condiciones", apunta Estévez, con el agravante de darse en el que es, en sus palabras, "quizás uno de los barrios más humildes de la provincia".
Comentarios