Scout desde muy pequeño, informático y amante del deporte. Luis Carreras, jerezano de 37 años que podía pasar horas dibujando cómics es una de las más de 470.000 personas con autismo que conviven en el país, según Autismo España. “Con esto se nace y se muere”, dice Luis que se enfrentó a un diagnóstico tardío que no llegó hasta que cumplió 28 años.
Fue entonces, cuando descubrió que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) le acompañaba desde su nacimiento. “Para mí y mi familia fue una tortuosa carrera encontrar el diagnóstico tan ansiado. Una vez que lo encontraron fue muy liberador”, expresa el jerezano que valora que, afortunadamente, en la actualidad, cada vez existen más herramientas para detectarlo antes.
Cuando su familia se dio cuenta de que Luis tenía dificultades para relacionarse en sociedad, comenzó este arduo proceso en el que “había estado dando tumbos con todo tipo de mediación y tratamientos”. En el momento en el que pudieron poner nombre a su situación, respiraron. Al contar con un diagnóstico claro, Luis tomó una nueva línea. Según explica, “me cambió la vida totalmente, empecé a saber en qué tenía que incidir y a trabajar, por ejemplo, en habilidades sociales y en todas las cosas que me faltaban por adquirir”.
El jerezano practica patinaje artístico desde hace 14 años y disfruta dando un paseo en bicicleta o junto a su perro. “El deporte me ayuda mucho en el área psicomotriz y cognitiva”, dice. Pero no todo es hacer ejercicio, también le gustan las humanidades y estar informado de lo que pasa a diario.
"El deporte me ayuda mucho"
Su rutina está llena de actividades y de un estigma que persigue al autismo desde siempre. “Los demás te ven como un bicho raro, como un loco”, comenta Luis, que sufrió bullying durante su etapa escolar. “Me costó estudiar porque la gente no comprende mi forma de ser, mi casuística y , algunas veces, he tenido que dejar los institutos y los colegios”, recuerda.
Por ello, pone el foco en el trato de los demás y pide “más concienciación por parte de las personas neurotípicas hacia las personas con autismo”. Es la lucha que late desde el movimiento asociativo que vela por las personas con TEA, esas que, como dice Luis, ven la vida “con un prisma diferente”.
Eliminar barreras en una sociedad compleja a la que todavía le hace falta un chute de conciencia para facilitar el camino a estas personas. Precisamente, en esa tarea también contribuye Luis, que, en 2006 conoció la asociación provincial de familiares de personas con Trastorno del Espectro Autista de la provincia de Cádiz Autismo Cádiz, nacida en 1979, y, desde 2017 trabaja en ella como vicepresidente segundo. “Aquí me llaman la navaja suiza, porque hago un poco de todo, desde comunicación hasta informática”, dice.
Esta asociación fue la primera de Andalucía en poner en marcha servicios innovadores como el modelo educativo de aulas integradas en colegios públicos, el primer servicio de diagnóstico diferencial especializado o el primer centro de atención a personas adultas. Y continúa atendiendo a más de 300 familias de la provincia, entre las que se distinguen más hombres que mujeres con TEA.
“Que una mujer sea introvertida, a nadie le llama la atención, como tenemos que ser socialmente discretas, muchas veces se tapa el autismo en ellas”, sostiene Mila Vega, directora del centro de día Jacaranda, en Jerez, uno de los que la asociación tiene repartidos en Cádiz, Puerto Real o Algeciras.
Esta trabajadora social isleña -que ya dirigió durante cinco años el centro puertorrealeño- está acostumbrada a tratar el TEA desde cerca en este espacio que celebra su primer aniversario el 4 de abril y que ofrece apoyo y servicios a 16 personas, aunque ya se ha solicitado la acreditación de 38 plazas concertadas, y dos privadas para un futuro próximo.
"El autismo se manifiesta de una forma distinta en cada persona"
Todas presentan un mínimo de un 65% de discapacidad. “Son personas como tú y como yo. El autismo es una condición, este trastorno en cada persona se manifiesta de forma distinta. Hay que concienciar y eliminar los falsos mitos”, expresa la directora desde el centro. Con sus manos sujeta el símbolo del infinito, utilizado en muchas campañas de sensibilización a nivel nacional por reflejar esa variabilidad entre las personas con autismo.
Para ella, lo más importante es conocerlas. “Cuando pasas tiempo con ellas en distintos ámbitos, consigues saber sus necesidades, cada una tiene las suyas”, destaca desde la asociación, que también ofrece servicio residencial al que llaman “hogares” al ser unidades de convivencia, o de atención temprana.
Así, trabajan de manera individualizada a través de objetivos, herramientas y planes personales en los que la comunicación es un eje común. “Las personas con autismo se comunican, solo que hay que darles herramientas para que lo hagan”, comenta Mila, que considera fascinante el proceso de aprender a conversar con ellas. “Hay que conocerlas y que se caiga el mito de que quieren estar aisladas”, insiste.
Ella transmite una de las frases que se le quedó grabada en la mente en una de sus formaciones. “Su cerebro está cableado de una forma distinta y, por eso, entienden el mundo de una forma diferente, pero no es mejor la de nadie, solo distinta”, explica la isleña que reflexiona sobre este trastorno generalizado del desarrollo.
Hoy, 2 de abril, se celebra el Día Mundial del Autismo, una fecha en la que la directora se siente “orgullosa” de estas personas. “Quiero que en mi vida haya personas con autismo, porque dan mucha riqueza”, defiende Mila, que también alza la voz para pedir “la implicación de todos, ya no solo de los responsables políticos sino de la ciudadanía”.
Desde Autismo Cádiz, Mila y Luis ponen en valor “su singularidad” “sus potencialidades” y reivindican la importancia de fomentar su inclusión social para que tengan una mayor participación en la sociedad. “Tener amigos con autismo es apasionante”, expresa la directora mientras lanza una sonrisa al jerezano que este domingo da a conocer su realidad.
Comentarios