La madre de Alejandro Jiménez, el legionario muerto por el disparo de un sargento: "Hay que tener morro..."

El juicio por el fallecimiento del joven legionario comienza en el Tribunal Militar de Sevilla e intenta esclarecer lo ocurrido en 2019

Alejandro Jiménez, el legionario asesinado en un campo de tiro.
Alejandro Jiménez, el legionario asesinado en un campo de tiro.

El autor del disparo que acabó con la vida del legionario Alejandro Jiménez durante una práctica de tiro realizada en marzo de 2019 tenía la "indicación precisa" de no accionar el arma. El sargento Saúl Antonio G.P., que era uno de los jefes de pelotón que participó en este ejercicio, desobedeció las órdenes de sus superiores. Así lo desvela el teniente Ricardo G.B. durante el juicio que está juzgando a ocho militares por la muerte de Jiménez.

"Ha sido muy muy duro", ha confesado la madre de Alejandro, Chari Cruz, en sus redes sociales. "He visto por primera vez a los ocho imputados frente a mí. Por ahora no voy a decir lo que se ha declarado ahí en el día de hoy, sólo decir que hay que tener morro...", ha agregado.

"¡Me han dado!", gritó el joven legionario, de apenas 22 años, cuando sintió el impacto de la bala. "No fue un grito normal, fue un grito terrorífico que jamás se me olvidará", ha señalado uno de los investigados, en declaraciones recogidas por Diario de Sevilla.

"El capitán me dijo palabras duras porque pensó que el disparo vino del lado derecho. Yo al principio le dije que fue un rebote que pudo venir desde la derecha porque en su pelotón —el de Alejandro— no estaban haciendo fuego y en el derecho sí, y el disparo era de frente, en el pecho. Pensé que un soldado había disparado donde no debía y que había sido responsabilidad de una decisión que yo había tomado", relata Ricardo G.B. durante el juicio, negando que haya recibido ninguna "presión" para ofrecer esta versión y eximir de culpa al sargento G.P.

Durante el proceso, se ha descubierto que la bala que acabó con la vida del legionario Alejandro Jiménez salió del arma que tenía Saúl Antonio G.P. "Ahora sé que el sargento disparó, en aquel momento no me refirió nada. Pero los jefes de pelotón recibieron la indicación precisa de que no participaran en el ejercicio, sino que se mantuvieran detrás, controlaran a su grupo y no dispararan. Disparar era contravenir una orden", ha apuntado Ricardo G.B.

"Jiménez se estaba cayendo de una forma antinatural. Solté mi fusil y corrí hacia él. Estaba caído sobre el merlón, caído de espaldas, inconsciente. Le di dos cachetadas, pero no volvió en sí. El sargento vio el orificio de entrada y ya entonces entraron muchas manos para ayudar. El impacto estaba encima del pezón derecho, era del tamaño de una moneda", ha contado en el juicio el entonces cabo Alejandro R.S.

El Tribunal Territorial Militar Segundo, con sede en Sevilla, está acogiendo el juicio por la muerte de Jiménez Cruz. El Ministerio Público atribuye la autoría del disparo mortal a Saúl Antonio, reclamando para él siete años, cinco meses y 15 días de prisión.

La Fiscalía sostiene que, tras culminar el ejercicio programado, el sargento gritó "enemigo al frente, al faldón de la montaña, en claro blanco a las doce, sin que dicha orden estuviese prevista previamente en la programación del ejercicio, ni se hubiese puesto en conocimiento del pelotón", ejecutando ese nuevo objetivo "subiendo el binomio más adelantado a la cresta del merlón, abriendo fuego desde la posición cuerpo a tierra".

En ese contexto, y según la Fiscalía, uno de los disparos efectuados por el sargento "cuando se encontraba en pie, desde el merlón y a una distancia de unos 12,5 metros orientado a la posición" del legionario fallecido, Alejandro Jiménez, impactó sobre el mismo, "quien se encontraba en ese momento situado el primero por el flanco izquierdo en posición de rodilla en tierra, con su fusil orientado al suelo".

El citado sargento acusado en el juicio reconocía que como "jefe del pelotón", promovió de "improviso" el "segundo objetivo" una vez culminado el asalto inicial al merlón, precisando eso sí que aunque sí efectuó disparos en la primera maniobra de asalto, en ningún momento hizo "fuego al segundo enemigo" fijado por él mismo.

El teniente Ricardo G.B., responsable del pelotón, ha corroborado que tras "el accidente", él consideraba que el soldado alcanzado por un disparo había sido víctima del "rebote" de una bala. "Era la opción más probable", ha asegurado, rememorando que el capitán Cabello le ordenó redactar "un informe" sobre lo acontecido, pues él era responsable de "una parte del ejercicio", y que nunca sintió o pensó que para elaborar dicho documento tuviese que mentir o alterar los hechos para encubrir a nadie.

En su auto de procesamiento, el juez apuntó que la "multitud de versiones ofrecidas sobre lo sucedido" y la "evidente contradicción entre el resultado de los informes y las declaraciones", lo que, según indicó, le llevó "necesariamente a concluir que pretendieron ocultar lo realmente acontecido, silenciando aspectos determinantes y tergiversando otros, con la única finalidad de dificultar la investigación policial y judicial y el descubrimiento de lo sucedido".

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