Magrudis, la empresa que desató un brote de listeriosis, estuvo vendiendo carne contaminada entre noviembre de 2018 y julio de 2019, es decir, durante nueve meses, hasta que se detectaron casos en verano. El brote terminó con la muerte de cuatro personas, con seis abortos y más de 200 afectados. El perito Mario César Acosta, designado por el juzgado, llega a esta conclusión en un informe en el que describe las "malas prácticas en la producción de la carne mechada, junto con el cultivo dentro de la propia industria de listeria por una ineficiencia en la ejecución del plan de limpieza y desinfección, unas malas prácticas en general, etc., hizo que la carga bacteriana fuese cada vez mayor".
"No se han presentado evidencias de un adecuado control del riesgo de listeria, entendemos que todos los lotes producidos entre mediados de noviembre de 2018 hasta el cese de la actividad de producción, preventivamente deben ser sospechosos de estar contaminados de listeria monocytogenes", reseña el nforme del perito, al que ha tenido acceso Diario de Sevilla. José Antonio Marín, dueño de la empresa, conoció la existencia de carne contaminada desde finales de 2018, según se deduce del análisis realizado por Microal y del pinchazo telefónico a su móvil.
El perito relata que "un buen diseño del sistema de autocontrol pierde sus garantías y lo convierte en un sistema de control muy débil, cuando no se adapta a la realidad de la industria. Máxime contando con que nunca se verificó de forma regular, ya que ese servicio no fue contratado por Magrudis", al mismo tiempo que agrega que "no consta que se realizasen las verificaciones que a todo sistema de autocontrol compete (como uno de los principios del HACCP —análisis de peligros y puntos de control críticos—) y que para éste en particular estaban previstas, por lo que al no estar verificado, el sistema de autocontrol era débil y desconocía si estaba o no controlando los peligros".
La carne de Magrudis, según recoge un informe anterior, superaba entre "3.700 y 149.900 veces la contaminación máxima tolerable" de listeriosis que permite la normativa vigente. Los resultados de los análisis realizados en la empresa confirman que "incumplen la normativa vigente y sobrepasan de forma exagerada los límites previstos como seguros" para la bacteria listeria monocytogenes en los alimentos.
El perito, a su vez, destaca la "falta de higiene o eficiencia en las operaciones de limpieza y desinfección de útiles, maquinarias y superficies", así como también que "además de permitir aquella contaminación cruzada sirva de nicho ecológico como hábitat para un crecimiento de las colonias de listeria monocytogenes, facilitando que las bacterias se desarrollen en dichos nichos".