La luz al final del túnel podría ser la linterna de un teléfono móvil. Algunos barbateños desesperados tiran de humor, siquiera negro, para detallar el último episodio derivado de la polémica y muy contestada gestión del cementerio de la localidad por parte del Obispado de Cádiz y Ceuta.
Una de las dos delegaciones provinciales de la Iglesia Católica (la otra es Jerez-Asidonia) se hizo con el control administrativo del camposanto de Barbate en el año 2023. Este cambio causó distintas quejas y protestas, hasta pintadas y manifestaciones, por los cambios que introdujo abruptamente.
Los más comentados fueron dos. Por un lado, la subida de precios. Cualquier gestión o trámite, de un cambio de lápida a la conservación, quedó duplicado o triplicado por parte de la dirección eclesiástica respecto a la anterior etapa municipal.
Horarios limitados
Por otro lado, la limitación de horarios, con cierre del cementerio al público en sábados y domingos, las dos jornadas en la que los familiares tienen más opciones de acudir.
A unas semanas de que esta etapa del Obispado de Cádiz y Ceuta al frente del cementerio de Barbate llegue a su fin, un nuevo episodio resalta las dificultades que los familiares de los finados encuentran para utilizar el recinto funerario.
Desde hace medio año (agosto de 2024) el cementerio no tiene energía eléctrica. Una avería en la conexión principal con Vejer -el camposanto barbateño está ubicado en la carretera que une ambas localidades- dejó las instalaciones sin suministro.
Casi seis meses después la situación sigue sin resolverse y cada vez provoca más inconvenientes. Todos los trabajos, de los informáticos al manejo de infraestructuras o la manipulación de lápidas y fosas deben hacerse de forma manual o a través de aparatos con batería recargada en el exterior.
Esta llamativa precariedad provocó la escena más chocante en la primera semana del año 2025. Tanto usuarios como familiares afectados y funcionarios del Ayuntamiento de Barbate confirman que un entierro tuvo que realizarse con la única iluminación de las linternas de varios teléfonos móviles de los asistentes.
La inhumación había sido programada por familiares y técnicos de la funeraria para última hora de la tarde, alrededor de las 18.30 horas. Unas incidencias provocaron un leve retraso que unido al ocaso temprano de principios de invierno hizo que la luz solar desapareciera.
A falta de ningún otro recurso ni posible alimentación eléctrica, los familiares del finado tuvieron que encender las linternas de sus terminales telefónicos para alumbrar al operario durante toda la operación de enterramiento y colocación de los restos en el nicho.
Afectados y familiares destacan que "esta vergüenza" supone "un ejemplo más" de lo "sufrido durante estos dos años". El deterioro en el servicio, la subida de precios o las limitaciones horarias han sido tantas que hasta se convocaron manifestaciones.
Durante 2023 y 2024 se registraron tres concentraciones distintas en la Parroquia de San Paulino para exigir que el control administrativo del recinto funerario, así como los precios y los horarios, volvieran a manos municipales.
La tensión y el descontento han llegado a tales niveles que la rectificación y el acuerdo ya se han producido. El entendimiento ha llegado.
El alcalde de Barbate, Miguel Molina, confirma un acuerdo entre Ayuntamiento y Obispado para que la dirección vuelva a la situación previa a 2023, a tener dirección municipal. Ese pacto, ya formulado por escrito en un borrador firmado por ambas partes este mes de diciembre, incluye la recuperación de horarios de apertura en fin de semana y retorno a los precios anteriores a las escandalosas subidas.
También contempla la subrogación del personal del cementerio, formado esencialmente por un operario de mantenimiento y un administrativo. Ahora falta resolver el conflicto del suministro eléctrico que ha provocado enterramientos con antorchas del siglo XXI, esas que se alimentan de baterías de litio y no tienen llamas, las del teléfono.
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