A 2025 todo el mundo le pide bienestar, armonía y mucha salud. La entrada de año siempre llega cargada de deseos y buenos propósitos. Algunas personas buscan armonía y mejorar su estado emocional y físico, y otras, se encargan de ayudarles desde sus propios espacios. En el centro de Jerez, separados por escasos tres minutos o 240 metros, existen dos lugares donde se detiene el tiempo.
Sitios para desconectar, reconectar con una misma, y relajarse llevados por emprendedoras que también arrancan enero con ilusión. Sus aspiraciones no son otras que continuar al pie del cañón compartiendo yoga, taichi, chi kung, masajes ayurvédicos o unos minutos de meditación.
"El yoga es mi pasión y mi vocación", comenta Celia Briantes, jerezana de 27 años desde su estudio Tregua, en el número 34 de la calle Porvera. A lo largo de su vida ha dado "muchas vueltas profesionales" en sectores como ingeniería, antropología o publicidad, pero hace cuatro años se enganchó a un mundo que le ha abierto puertas.
"Aquí, la gente que quiera darse un respiro en su ajetreada vida puede tener esa tregua en su guerra interna. Tregua significa parar la guerra, aunque sea por un ratito", dice la jerezana que empezó a practicar yoga durante el confinamiento, hace ahora casi cinco años. Descubrió que era "muy beneficioso" y que le atraía realizar posturas aparentemente imposibles, así que, en cuanto pudo, se marchó a Sevilla a tomar clases. En diciembre de 2022 regresó a su tierra natal para iniciar su propio emprendimiento.
"Me vine aquí porque mi madre tiene fibromialgia. Empezó un día a la semana y ya viene cuatro. Lo hacemos juntas", dice Celia que quiso contribuir a mejorar su calidad de vida. En este local, lleva a cabo un método innovador que combina el yoga con las nuevas tecnologías. Junto a la esterilla coloca una tableta que está conectada a unos auriculares inalámbricos con forma de cinta deportiva. "Es muy útil, te sujeta el pelo y te sirve para escuchar tu vídeo y no molestar a los demás", comenta mientras se pone una.
Celia apuesta por clases adaptadas y personalizadas que se dividen en tres partes. La primera es una toma de conciencia, un calentamiento de todo el cuerpo para todas las personas. Después, cada una sigue los ejercicios realizados por Celia en vídeos. “Yo voy dando vueltas, corrigiendo, recomendando, voy viendo que están sintiendo y sienten lo que tienen que sentir”, explica.
Por último, toca bloquear la tableta, quitarse los auriculares y proceder a la relajación. Ella ofrece un sistema personalizado, por eso forma sesiones de cuatro personas como máximo y defiende que cada una debe adaptar la práctica a sus necesidades y a sus capacidades.
"Cada persona hace lo que puede hacer. Eso permite que las que vienen con alguna patología no tengan que sentirse menos que el resto en la clase porque no puedan hacer ciertos ejercicios. Van a su propio ritmo y sienten ese progreso en función a su nivel físico y emocional", sostiene.
En sus sesiones hay personas de todas las edades y nacionalidades, desde su tía de 72 a su madre, de 63. Juntas, trabajan la depresión, la ansiedad u otras dolencias que trata en un gabinete de terapias ayurvédicas. Un complemento al yoga para aliviar sinusitis, artritis o migraña que incluye numerosas opciones. Hay quienes prueban con padabhyanga para pies, Manyabasti para las cervicales o quienes optan por abhyanga para el cuerpo entero. "Me adapto físicamente, me adapto en el tiempo y te lo adapto para que tú sientas que tú progresas", dice.
A unos tres minutos de Tregua Estudio de Yoga se encuentra el espacio holístico Amatra, en el número 14 de la calle Ídolos. Otro de esos lugares donde "la mente es un estorbo porque no para". Un gran mandala adorna el proyecto de un matrimonio que lleva años empapándose de los beneficios de estas técnicas.
Isabel Sánchez, jerezana de 52 años, y Manel Huguet, de 50, natural de Barcelona, convirtieron un garaje en su estudio, este centro al que no le falta detalle para alcanzar el despertar del ser esencial. El sonido del agua de una fuente se funde con un hilo musical idóneo para encontrar la armonía.
Fue en septiembre de 2023 cuando abrieron este espacio tras haber tenido otro hasta 2011 en la plaza de Las Angustias. Decidieron retomar la actividad después de haber criado a su hija y haber viajado a China para seguir aprendiendo.
En Amatra hay espacio para el yoga, meditación, taichi, chi kung, terapia transpersonal, masajes ayurvédicos, reiki, osteopatia, respiración consciente y otras muchas propuestas para cuidarse. Isabel lleva practicándolas desde muy joven y se ha formado en la Escuela de Desarrollo Transpersonal de Madrid. "Hacemos todo terapéutico, no es nada acrobático. Queremos que la gente esté bien a nivel mental, físico y que se sienta bien a nivel emocional", explica la jerezana, que imparte una clase terapéutica diseñada por ella misma que combina taichi, chi kung y yoga a la que llama TCY Therapy. En esta no falta la meditación y el automasaje.
'Inhala el futuro, exhala el pasado y siempre respira el ahora'
"Voy metiendo diferentes técnicas, es una clase muy especial", comenta mientras muestra los rincones del espacio. En un cuadro se lee: Inhala el futuro, exhala el pasado y siempre respira el ahora. La frase podría resumir lo que a este matrimonio le gustaría transmitir a las personas que entran.
"Nos gusta formar a las personas para que estén más equilibradas, más viviendo el presente. En estos ratos estás buscando la manera para pagar el final de mes, hacer esto o lo otro, viviendo el pasado y el futuro. Aquí intentamos aterrizar un poquito y estar más presentes", dice Manel. En su caso, como ingeniero de coches de carreras, utiliza este lugar como una vía de escape. "Mi vida es un estrés, cuando vengo es un rincón de paz", añade este barcelonés.
Isabel y Manel utilizan todo sus conocimientos aprendidos en China y con su profesor de yoga hindú para dar vida a este lugar en el que es posible notar una mejoría energética del cuerpo. El objetivo no es otro que "estar un poquito más centrados, aumentar tu energía y soltar esa carga negativa de bloqueos energéticos que llevamos".
A diario reciben a personas con dolores musculares, trastornos digestivos, nerviosismo, obesidad, fibromialgia o con estados anímicos bajos. Y no solo ofrecen sus habilidades sino también organizan cursos y talleres para seguir formándose. "No dejas de aprender, que es lo que a nosotros nos gusta. Nos gusta dar y también nos gusta que vengan profesionales a enseñarnos cosas nuevas. Siempre somos alumnos en la vida", comentan.
Para 2025, Celia, Manel e Isabel coinciden en que el propósito es darse a conocer. Que les descubran y prueben. "La primera clase es gratuita para que realmente la gente lo entienda. Viene a un sitio muy especial en el cual lo vamos a arropar", dice el matrimonio.
En esta línea, Celia busca poder compartir su método innovador. "Que llegue a mucha gente y que mucha gente pueda disfrutar de los beneficios que tiene el yoga", expresa la jerezana. También desean que este nuevo año la población "encuentre aquí un refugio de calma y paz". Disfrutan de su negocio y esperan, con toda paz y mucha calma, que sea un año lleno de talleres y sesiones.
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