Es vox populi en la barriada rural jerezana de Torremelgarejo, a unos 10 kilómetros al este del núcleo urbano, que a los pies del castillo cuya torre (un BIC semiabandonado con 700 años de historia) da nombre a este asentamiento, una vez aparecieron restos humanos. Restos silenciados que probablemente procediesen de la llamada fosa de la Casa de Postas de Torremelgarejo, donde pudieron acabar los cuerpos de al menos dos decenas de fusilados tras el golpe.
El punto exacto se fijó en el kilómetro 8,5 de la carretera general que iba de Jerez a Arcos y pasa por este núcleo rural, muy cercano también al Cortijo de Vicos, donde está documentado que hubo un campo de concentración de represaliados del franquismo. Los investigadores no tienen testimonios orales que aseguren que en esa zona hay una enorme fosa donde, entre otros, quizás fueron a parar los restos del último alcalde republicano de Algar, Ignacio Girón Romero. “Junto a la Casa de Postas, cercana a Torremelgarejo, en la carretera de Jerez a Arcos, ejecutaron y enterraron en una fosa cuyo paradero se desconoce a veinte vecinos de Algar, entre los que se encontraban los miembros de su corporación municipal (9).
En las cercanías de este paraje estaban las antiguas canteras y caleras de Torremelgarejo, un lugar donde hacer desaparecer con relativa facilidad los cadáveres de las víctimas”, cita el profesor Agustín García Lázaro en su blog En Torno a Jerez la ficha recogida en el mapa de fosas de la Junta de Andalucía. En dicha ficha técnica se alude a la apertura y cierra de esta fosa, nunca intervenida, en 1936. “No sabemos la ubicación exacta de la fosa. El edificio de la Casa de Postas era una antigua parada de camino en esta carretera”, se asegura desde el área de Memoria Democrática de la Administración autonómica.
Junto a la Casa de Postas hay una explotación agrícola privada, la Viña Alcántara, y solo hay algo de luz en los legajos 8 y 9 del Archivo del Juzgado de Paz de Algar. Sin embargo, el Grupo de Memorialistas de Jerez reclama que se apliquen las últimas técnicas para detectar y localizar una fosa común donde, según las pesquisas de investigadores como Cristóbal Orellana o José García Cabrera, ahí pueden ocultarse muchos más cuerpos. En el libro La represión franquista en Jerez de la Frontera: censo de las víctimas y fuentes documentales para su identificación los investigadores afirman que “sabemos que otras personas de otras poblaciones fueron asesinadas en Torremelgarejo”.
Vecinos de Espera, Arcos, Benaoján (aunque residente en San José del Valle)… y por supuesto, muchos vecinos de Algar, localidad serrana situada a unos 40 kilómetros de la Casa de Postas. Con todos los datos recabados, pueden ser tres las localizaciones de la fosa: la propia Casa de Postas, sus inmediaciones o las caleras cercanas, que en los años 40 justificaron la presencia de núcleos poblacionales en una barriada rural que acumula signos de vida humana desde la Edad del Bronce.
Sin noticias de la Administración pública
“La principal denuncia de todo esto empieza en el hecho de por qué razón los ciudadanos tenemos que estar siempre pidiéndole a la Administración pública que se ocupe de cumplir la legislación vigente, en este caso, la ley de Memoria Histórica Democrática. Por qué la Administración pública no es la que, de oficio, practica una investigación sistemática y científica en la zona para determinar si se encuentra esta fosa”, aseguran desde el Grupo de Memorialistas de Jerez, que en los últimos días visitó la zona. En este contexto, lamentan que tengan que ser los familiares de las víctimas, los colectivos y los ciudadanos a título personal “los que están constantemente presionando para que esto se haga, y la ley se cumpla”.
En el caso de Torremelgarejo, exponen, “todos los indicios dejan entrever que es muy posible que allí haya una fosa, por lo que podría contratarse tecnología como georradares, buscadores de metales o drones que se empleen a fondo en las distintas zonas señaladas en los mapas del informe”. Un informe en el que dejan claro que no hay total certeza de que la fosa esté allí, pero al menos las Administraciones públicas tienen el deber de averiguarlo, ya que en el caso de la Junta incluso lo señala de forma oficial en su mapa de fosas de la comunidad.
En todo caso, este no es el único punto al que se le intenta echar tierra encima. “Aquí en Jerez existen otros lugares que están en condiciones parecidas. Es el caso de la antigua carretera de La Trocha, a la altura de la finca El Pescadero. Allí se dice que mataron a muchos, y no sabemos si hay también una fosa en aquel lugar; no comprendemos cómo la administración pública, en cumplimiento de la legalidad vigente, no hace las indagaciones y las pesquisas necesarias para determinar todo esto. ¿Cómo la administración no ha hecho esto, como mínimo, 25 años atrás?”, denuncian desde el Grupo de Memorialistas de Jerez. Los familiares de Andrés Bazán, Manuel Suárez, Antonio Morales, o el propio Ignacio Girón, cuyos restos mortales es probable que reposan en un hoyo de la barriada rural junto al Circuito de Velocidad, merecen respuestas.