Ir al contenido

Una memoria histórica justa y necesaria: perdón y reconciliación

Hubo paz durante 40 años conviviendo con el miedo y la represión. No hubo piedad con los vencidos. Nunca nadie pidió perdón

24 de marzo de 2025 a las 11:49h
Ilustración del diario España Democrática editado en Uruguay en 1940.
Ilustración del diario España Democrática editado en Uruguay en 1940.

Cuando en 2007 el presidente Zapatero legisló la Ley de Memoria Histórica se comenzó a hacer justicia con los represaliados de la Guerra Civil y la Dictadura Franquista. Cuando en 2022 el presidente Sánchez legisló la Ley de Memoria Democrática se consolidó este sentimiento histórico de justicia frente a la impunidad que ha gozado el franquismo durante los primeros años de la actual democracia.

Frente a los que creen que las leyes de Memoria Histórica solo dividen España y buscan un plus electoralista para la izquierda está el estudio de la verdad histórica y el reconocimiento de la ignominia que supuso la Dictadura Franquista.

El proceso político de la Transición Democrática —de la que no reniego como hacen muchos otros— significó un pacto de convivencia, de paz y de futuro, un avance total en los derechos elementales. Aun así, ya es momento de reconocer que también fue un vergonzoso pacto de silencio y olvido ante las canalladas de la Dictadura. No hubo ningún perdón. España comenzaba su libertad democrática con el país lleno de desaparecidos y muertos en las cunetas y barrancos.

Entrevista a Franco con los retratos de Mussolini y Hitler España Democrática de Uruguay de 1940
Entrevista a Franco con los retratos de Mussolini y Hitler España Democrática de Uruguay de 1940.

En los años 90 un programa de televisión sobre desaparecidos dirigido por el jerezano Paco Lobatón verificó la realidad de la cuestión. En el programa, cientos de personas buscaban a familiares desaparecidos desde tiempos de la Guerra. Muchos aparecieron en Argentina, México o Francia, a donde les llevó el exilio. Lo que se sufría calladamente y en silencio, incluso ya implantada la democracia, fue puesto en evidencia. No se podía seguir ocultando la triste realidad reciente que muchos habían sufrido.

Los primeros estudios rigurosos sobre los fallecidos y represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo –por ambos bandos, con los estudios del fallecido historiador Santos Juliá a la cabeza— no comenzaron hasta los años 90. Tras la aprobación de la ley de Memoria Histórica de Zapatero, los estudios de historiadores y memorialistas, en muchos casos estudios localistas, se han multiplicado y han verificado la dureza de la represión durante la Guerra Civil y el franquismo.

Grabado del ilustrador Castelao en España Democrática de 1940 sobre la Represión franquista
Grabado del ilustrador Castelao en España Democrática de 1940 sobre la Represión franquista.

Y los datos aportados por estos están ahí: los asesinados durante la Guerra Civil fueron el doble por el bando franquista que por el republicano (más de 100.000 asesinados por el bando franquista por la mitad del bando republicano). La represión franquista fue organizada sistemáticamente por el estado fascista. Siguiendo las premisas del general Mola se actuó desde el primer momento con extraordinaria dureza para que el golpe de Estado triunfase. El triunfo del golpe militar se basaba en el triunfo del miedo. Ya el 17 de julio de 1936, el primer día de guerra en Melilla, fueron arrestadas unas 250 personas por pertenecer a partidos republicanos o de izquierdas o a sindicatos. Unas 150 personas fueron fusiladas en el mes siguiente. Desde el minuto 1 los militares golpistas implantaron el terror, la depuración y el asesinato.

Este hecho se va a repetir en todas las poblaciones donde triunfa el golpe militar. Se realiza una limpia del adversario y de sus familias, una limpia de las ideologías adversas. Se incautan de sus bienes como en la antigua Inquisición. En la Andalucía tomada por los franquistas la represión es brutal. En Jerez más de 500 personas -por ahora, las investigaciones siguen al alza- son asesinadas: el alcalde y la mayoría del gobierno municipal, representantes de partidos y organizaciones sindicales, maestros, etc. Un modelo que se repite pueblo por pueblo que se conquista.

Sacerdotes haciendo el saludo fascista
Sacerdotes haciendo el saludo fascista.

En el bando republicano la represión es una respuesta a la violencia impuesta por los nacionales desde el primer momento. Es una violencia espontánea y desorganizada dirigida por columnas sindicalistas o anarquistas. No es organizada  ni dirigida por el estado, que precisamente por el golpe de Estado no tiene poder para pararla. Una represión igual de injusta y dañina que la franquista, pero distinta, sin un plan organizado y en respuesta a aquella.

Los historiadores han documentado más de 50.000 asesinados después de la Guerra Civil, ya en la dictadura. Una depuración sistemática que continuó bajo la ley de Responsabilidades Políticas (1939) y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940). Se han documentado la existencia de más de 500 fosas de represaliados republicanos, más de 80 campos de concentración, más de 300.000 condenados a trabajos forzados que hicieron el Valle de los Caídos o la Canalización del Guadalquivir, más de 2 millones de encarcelados, medio millón de exiliados, miles de trabajadores depurados que perdieron su trabajo por su filiación política o religiosa…

La Guerra Civil y el franquismo fueron un trauma para la sociedad española, que optó por el silencio en vez de desenmascarar al franquismo. En España nadie pidió perdón. Nunca hubo encuentros entre víctimas y victimarios para buscar la reconciliación.  Nunca se debatió sobre la responsabilidad de la Guerra, quien la había ocasionado. El día en que todos los implicados pidan perdón y reconozcan sus actos, se habrá avanzado en la reconciliación nacional y en cerrar definitivamente las heridas.

Grabado de España Democrática de 1940
Grabado de España Democrática de 1940.

Debiera pedir perdón el Ejército español, por haberse levantado en armas contra un régimen democrático. También la monarquía, que fomentó el golpe de Estado desde el primer momento con ayuda del fascismo italiano como han demostrado los estudios de Ángel Viñas. Debe pedir perdón la iglesia católica por aliarse con el fascismo y por ser cómplice de los cientos de bebés robados. Deben pedir perdón los partidos de derechas y de izquierdas y las organizaciones sindicalistas que llevaron a cabo la represión, el PCE por las checas, el anarquismo por la quema de iglesias y su violencia muchas veces injustificada. Debe pedir perdón la Guardia Civil por haber sido el cuerpo represor del franquismo en las zonas rurales, etc.

El ex presidente Azaña pidió paz, piedad y perdón para que acabase la Guerra Civil. Hubo paz durante 40 años conviviendo con el miedo y la represión. No hubo piedad con los vencidos. Nunca nadie pidió perdón. Con un pacto de silencio y olvido se selló una herida que seguirá fluyendo y dividiendo a los españoles  hasta que se afronte una verdadera y sincera reconciliación.

Sobre el autor

Jesús Caballero Ragel

Jesús Caballero Ragel

Ver biografía

Lo más leído