Novo Sancti Petri ante la nueva (e incierta) normalidad: "Estamos preparados para la guerra"

La macrourbanización de Chiclana, que cumple 30 años, expectante ante el verano del covid: una inmobiliaria sin casas disponibles para agosto; un hotel 'top', a punto de reabrir; un bazar de toda la vida, preocupado; una escuela de surf que tira de alumnos locales; y un pub irlandés "desbordado"

Fran, tabla de surf en mano, y Javi, con una bici, a las puertas de la tienda y escuela Esencia, en el Novo Sancti Petri, en días pasados. FOTO: JUAN CARLOS TORO

La primera mitad de junio en el Novo Sancti Petri lleva siendo la misma desde que se creó hace treinta años esta macrourbanización de 4.000 hectáreas de extensión a diez minutos del centro de Chiclana, en la Costa de la Luz gaditana. Tranquilidad total. El recorrido avanza por una zona que es un mundo aparte en la España del Ingreso Mínimo Vital. Una carretera de La Barrosa semidesierta, jalonada por impresionantes mansiones, restaurantes internacionales, centros wellness, un campo de golf diseñado por Severiano Ballesteros —el primero que lleva su firma, inaugurado por la Casa Real en 1990—, y unas inmensas avenidas con grandes complejos hoteleros que nunca acaban. Como si estuvieras en la fina línea turística de Varadero o en cualquier otra zona de resorts del Caribe.

Reina la tranquilidad. Algunos clientes sueltos en bares y negocios. Algunos trabajadores colocando mesas... más mesas vacías que distancia social. Muy poco movimiento. "Lo normal de cada año por estas fechas", confirman unos y otros. "Aquí siempre decimos que hasta que no le dan las vacaciones a los niños en los colegios no hay ambiente", cuenta Carlos Sánchez, al frente del bazar La Barrosa desde 1997. Pero no es cualquier junio. Este verano, en principio, será muy diferente. "Estamos con ánimos, bien, supongo que bien, a ver... con precaución. A ver si no metemos la gamba y la liamos", comenta. ¿Por qué? "Porque vamos al barullo, vamos sin paciencia, sin guardar distancias, hasta ahora lo hemos podido controlar, pero ya estamos viendo que esto no vale aquí", advierte entre souvenirs, prensa diaria, artículos de playa y tabaco.

Empleado de la inmobiliaria Costaymar.es, en días pasados en el Novo. FOTO: JUAN CARLOS TORO

A punto de entrar dentro de un par de días en la llamada nueva normalidad, tras la fase aguda de la pandemia de coronavirus y la desescalada por fases, el Novo pasa los días previos a la llegada oficial del verano (y su temporada alta) sumido en la incertidumbre, con sus grandes hoteles cerrados a los turistas —un par de ellos abren la semana que viene, otros tres lo harán entrados en julio; Aldiana, casi exclusivo de huéspedes alemanes, no tiene planes aún de reapertura— y con la esperanza de que el turismo nacional salve la papeleta.

"Aquí hay unas 220 personas trabajando por el tema de la categoría que tiene el hotel. En principio, seguimos los mismos en plantilla que sepamos, el cliente va a seguir pagando y el servicio tiene que ser el mismo. La plantilla es lo más importante y el personal es lo que hace que la gente repita, aunque el hotel sea muy bonito", asegura una voz acreditada del Barceló Royal Hideaway, uno de los complejos hoteleros top de Novo Sancti Petri que prevé abrir sus puertas en los primeros días de julio. "Aquí la verdad que estamos preparados para la guerra, para que empiece pronto y que no acabe", insisten las mismas fuentes.

Carlos, del bazar La Barrosa, desde el año 97 con sus puertas abiertas. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Fran Díaz Piñero gestiona una tienda y escuela de surf, Esencia, en el Novo. Ha quedado con Javi, uno de sus ayudantes, para recoger las bicis que pondrán en alquiler. Lleva 20 años con su negocio abierto y se enfrenta a su temporada más complicada. Aun así, es optimista. "Hicimos accesible el surf y ahora, con la vuelta a la calma, han repetido el 70-80% de los niños y niñas de Chiclana que tenemos inscritos en la escuela; eso nos da estabilidad".

Tengo dos camareras que se me han ido por miedo; una se ha quedado embarazada, y aun en ERTE, ha optado por irse

Acostumbrado a que en abril o mayo le llovieran las reservas, "este año han caído un 100%, no tenemos reservas". "Estar aquí abierto y recibir a la gente continuamente va a ser ahora nuestro trabajo, eso de las reservas... eso ha caído en picado. Hasta julio el turismo es tranquilo, todos los años pasaba igual, pero a partir de la semana que viene aquí va a venir gente en masa. Aunque yo tampoco quiero masificación, hay que salir pagando gastos y ganando un poquito de dinero, pero sin que esto sea la bomba", reconoce.

La provincia de Cádiz superó por primera vez en 2019 los cinco millones de visitantes –8 millones de pernoctaciones—. De ellos, se calcula que unos 300.000 son alemanes. De momento, no hay apenas rastro de germanos en un destino ideal, desde que empezará a potenciarse en los 90 gracias a las conexiones incesantes de touroperadores y aerolíneas con el Aeropuerto de Jerez. El covid ha puesto límites a ese crecimiento y las previsiones, como en todas partes, son infinitamente más bajas. Cádiz, no obstante, se mantiene como uno de los puntos con más reservas turísticas a nivel mundial en la era post-coronavirus, con lo cual aún es pronto para saber a qué atenerse.

El Barceló Royal Hideaway, en una imagen captada esta semana, seguirá este mes cerrado a cal y canto. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

"En agosto, casa aislada con piscina ya no hay; llevamos una semana diciendo que no tenemos casa. En julio, en la primera quincena, quedan cositas", afirma Juan Antonio Morales, empleado de la inmobiliaria Costaymar.es, en la carretera de La Barrosa desde el año 98, en el corazón del Novo. Asegura que los propietarios no han subido los precios y que las reservas son todas nacionales, si bien reconoce que en condiciones normales "estaríamos estos días sin parar y conforme ha avanzado la semana la actividad ha ido decayendo". Están firmando las hipotecas que se pospusieron con el estado de alarma y cerrando los últimos alquileres vacacionales. En estas semanas, eso sí, "los desplazamientos entre provincias sí que se han notado".

Lo corrobora Manuel García Valverde, encargado, a escasos metros, de la Saint Patrick's Tavern, un pub irlandés que ha pasado de acoger a clientela selecta, y ser punto de encuentro de guiris sedientos de Paulaner o Guinness (es decir, alemanes o británicos), a un batiburrilllo intergeneracional que les tiene desbordados a sus tres trabajadores. "Los fines de semana estamos al límite. No podemos dimensionar cómo irá el verano, pero sí te puedo decir que llevamos un mes abierto y estamos totalmente a full, además un poco desbordados te diría", reconoce un trabajador de la hostelería que nunca había vivido, como todos, una situación similar. "Nosotros aquí nunca habíamos tenido portero para controlar el aforo, y ahora lo tenemos y es complicado. Trabajamos con miedo a la multa", mantiene.

Una empleada de la Saint Patrick's Tavern trabaja en el exterior del pub irlandés de Novo Sancti Petri. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Mientras llega el aluvión con la apertura de fronteras y el permiso para los desplazamientos entre comunidades, García Valverde insiste en lo complicado que están siendo ya sus fines de semana: "Al cliente se le advierte dos veces y en cuanto hay tres copas por medio ya nadie sigue las pautas que hay que seguir, y a nosotros se nos complica tela. Intentamos dar un buen servicio, controlar, con un aforo que intentamos cumplir, pero que nos desborda porque tenemos clientela que no es nuestra. Llevamos 18 años abiertos y nunca vimos nada igual".

Primeros Veraneantes en La Barrosa, en días pasados. FOTO: JUAN CARLOS TORO

Casi frente por frente a este negocio, Díaz Piñero, desde su escuela de surf, se refiere al turismo extranjero que es casi seguro que no llegue este año, aunque en su caso, matiza: "El cliente alemán conseguimos localizarlo y tenerlo a partir de octubre y primeros de noviembre, porque, ahí dan las vacaciones de los niños en Alemania, y si no hay rebrote yo creo que salvaremos eso; no pienso que salgamos del verano con fondo y dinerito para echar el invierno, pero saldremos adelante con nuestros alumnos y la gente del resto de España va a venir como loca. La gente de Madrid va a huir de allí en manada", pronostica.

"El cliente alemán conseguimos localizarlo y tenerlo a partir de octubre y primeros de noviembre, porque, ahí dan las vacaciones de los niños en Alemania, y si no hay rebrote yo creo que salvaremos eso"

Con seis trabajadores actualmente en su bazar, Carlos Sánchez tiene claro que el turista internacional —alemanes, ingleses, italianos, portugueses...— no vendrá este verano, porque, "igual que estamos haciendo publicidad para que los españoles viajen por España, ellos estarán haciendo lo mismo, quédate en Portugal y gasta el dinero en Portugal". En la misma línea de incertidumbre se expresa Manuel García Velarde, que cree que "La Barrosa no está preparada para tantísima gente, porque ahora no se mueven: desayunan, almuerzan, cenan, y se toman las copas aquí; no se diversifica a otros sitios, no hay movimiento, y se nos complica todo".

En el Saint Patrick's ya lo están notando. "¿Que si me voy a poner malo? Pues no lo sé. Tengo dos camareras que se me han ido por miedo; una se ha quedado embarazada, y aun en ERTE, ha optado por irse. Éramos cinco y ahora somos tres. Estamos exprimiéndonos y ya estamos al límite los fines de semana, pero como todo está por ver... Nuestras expectativas son totalmente dudosas, no sabemos si mañana estaremos abiertos o cerrados, si pasado mañana habrá un brote".