El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 30 años de prisión a Pedro Jiménez Arias, un excura que fue expulsado del sacerdocio por el Vaticano. El religioso abusó sexualmente de siete seminaristas entre 2012 y 2015.
El exsacerdote, como destaca Público, llegó a calificar de "meros juegos" los abusos sexuales perpetrados contra menores de entre 11 y 14 años de edad.
La sentencia recoge que Jiménez Arias realizó "actos hábiles para atacar la indemnidad sexual de los menores". Durante el verano, el exsacerdote protagonizó "episodios de ahogadillas, presentados como un inocente juego en el que de forma accidental se producían roces o tocamientos, suponen realmente –según la sentencia– que el acusado agarraba los genitales de los menores", en una conducta reiterada que prolongó en el tiempo durante toda la temporada de baño en la piscina.
Igualmente, el exsacerdote trató de defenderse afirmando que cuando obligaba a desnudarse a los chicos era un acto que formaba parte de su "obligación como formador". En este sentido, el Supremo destaca que "las curas en las habitaciones tiene evidente carácter sexual. Tocar los genitales al menor para que el próximo año 'le echara huevos' al curso no puede entenderse como una técnica educativa". En las habitaciones, el religioso obligaba a los menores, a los que tenía bajo su tutoría, a bajarse los calzoncillos para palparles los genitales y el pene.
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