Más de 4.000 vecinos de la Cañada Real —la mitad de ellos, menores—, un asentamiento ilegal de Madrid, han pasado una de las peores navidades que recuerdan. Sin electricidad, al paso de la borrasca Filomena por la Península, con una nevada histórica y el termómetro muy por debajo de los cero grados. La situación, gravísima, copa telediarios y páginas de periódico, aunque desgraciadamente, las escenas vividas allí se repiten en otras zonas del país.
Andalucía tiene sus propias Cañadas Reales, zonas en las que, vecinos y vecinos residen en infraviviendas, con continuos cortes de luz, y soportando una pobreza energética que sufren el 9,2% de los andaluces, una media que está por encima de la española, situada en el 8,3%, según el estudio La pobreza energética en España: Aproximación desde una perspectiva de ingresos, elaborado por la Cátedra de Sostenibilidad Energética del Instituto de Economía de Barcelona (IEB) de la Universidad de Barcelona, publicado a finales de 2019.
Los andaluces destinan una media de 937 euros al año a su consumo energético, una cantidad considerable teniendo en cuenta que la media de ingresos se sitúa en 19.736 euros. Andalucía es la sexta comunidad con mayor porcentaje de población en situación de pobreza energética, por detrás de Castilla-La Mancha (17,4%), Castilla y León (12,8%) o Extremadura (12,2%).
El Tardón o el Polígono Sur, en Sevilla
“La cena de Nochevieja fue un bocadillo en la cama, porque a las nueve menos cuarto de la noche se fue la luz”, cuenta a lavozdelsur.es una vecina del barrio sevillano de El Tardón, en Triana, donde las interrupciones en el suministro eléctrico son constantes en los últimos días.
La vecina, que prefiere no dar su nombre, relata que los cortes se han prolongado, en el peor de los casos, hasta diez horas. Las compras de comida son pequeñas, para que no se eche a perder, cuenta, y estos días de “frío extremo” se acuesta con cuatro mantas, con gorros y mucha ropa de abrigo. “Hemos comprado un camping gas para, al menos, poder calentar leche”, dice.
Los vecinos del entorno de la avenida de Alvar Núñez y la calle Lorenzo Leal de El Tardón, en un comunicado hecho público esta semana, critican que “en casi todas las ocasiones, el suministro eléctrico deja de recibirse a lo largo de cinco o seis horas seguidas”, llegando a producirse hasta “dos veces durante la misma jornada”, lo que conlleva “evidentes perjuicios, más aún en estas fechas de frío intenso, sin poder conectar los calefactores, con pérdida de potencia en los electrodomésticos, la conexión a internet para el acceso al teletrabajo o a la vuelta de las clases escolares para muchos estudiantes”.
Endesa argumenta que los cortes se deben a la existencia de fusibles fundidos en un centro de transformación de la compañía que abastece al barrio, y asegura que acometerá un “refuerzo” para hacer frente a la sobrecarga vivida en esta época, en plena ola de frío. “Endesa no hace nada”, critica la vecina contactada por lavozdelsur.es, que asegura que apenas consigue hablar con un operador telefónico para informar a la compañía. “La batería del teléfono se agota cuando llamo, hasta que terminas colgando…. Dos veces he logrado hablar con un humano y parecía que me había tocado el Gordo de la Lotería”, expresa, “aunque no solucionan nada”.
Sin salir de la capital hispalense, en el Polígono Sur ya se preparan para la manifestación convocada por la plataforma Nosotros También Somos Sevilla el próximo 28 de enero. El objetivo, protestar contra las interrupciones del suministro eléctrico en algunas zonas de este entorno, pese al nuevo transformador incorporado recientemente por Endesa. “Los cortes de luz siguen", se quejan.
La idea es “cortar el tráfico” de la avenida de la Paz para visibilizar sus protestas, cuenta Rosario García, portavoz de la plataforma del Polígono Sur, que relata que la manifestación discurrirá desde la citada avenida hasta la conexión con la autovía A-376 que conecta Sevilla y Utrera. El centro de distribución energética instalado por Endesa ha aumentado desde 1.000 hasta 2.000 kilovatios de potencia, añadido tras las protestas de los vecinos por las nterrupciones del suministro durante el pasado verano. El 22% de ese gasto lo consumen clientes con contrato en vigor, citando las acometidas ilegales para alimentar plantaciones fraudulentas.
Almanjáyar, en la Zona Norte de Granada
La situación no es nueva, pero no por ello menos grave, en la Zona Norte de Granada, donde hasta la ONU está analizando "los problemas" sociales y económicos derivados de los cortes de luz. “Allí se está dejando morir a un barrio”, asegura el Defensor de la Ciudadanía de la ciudad, Manuel Martín, quien asegura que se vive “una situación de emergencia humanitaria gravísima”, con vecinos que pagan la electricidad, sin luz durante “24 horas seguidas”. Unas 250 viviendas están sufriendo cortes diarios desde el pasado mes de octubre.
“En octubre tuve Covid y estuve encerrado 40 días sufriendo los cortes de luz”, cuenta Juan José, vecino del barrio, en declaraciones recientes a eldiario.es. “Nosotros no entramos a valorar qué tipo de delito se está produciendo en este caso, pero sí creemos que Endesa no está velando por el correcto servicio del servicio eléctrico”, agrega Santiago, otro residente en la zona.
El Defensor de la Ciudadanía hace un “llamamiento urgente” a las instituciones, los agentes sociales y la opinión pública tras los últimos cortes de luz en el distrito Norte, y pide a la Junta de Andalucía y al Gobierno de España que actué “a corto y medio plazo y de manera integral”, ya que solucionar este problema “no es una utopía”.
“Muchas familias y dentro de ellas los menores y los ancianos, se encuentran en una situación crítica, casi de supervivencia, y todo ello por la falta de recursos y de acompañamiento por parte de los servicios sociales correspondientes —Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Ministerio de Seguridad Social—”, aseguran asociaciones, centros formativos y parroquias de la zona norte en una carta enviada recientemente al Ayuntamiento.
“De la noche a la mañana, las familias de Norte han visto cómo se ha deteriorado de forma paulatina sus condiciones de vida”, reseñan, criticando “el desamparo de las instituciones públicas que mantienen las puertas cerradas imposibilitando el contacto directo y personal con ellas, quedando solamente a nivel telemático”.
Aguadulce, en Rota (Cádiz)
Desde principios del pasado mes de noviembre, medio centenar de vecinos de Rota, concretamente de la zona de Aguadulce, una zona no urbanizable a las afueras del núcleo urbano, se encuentran sin suministro eléctrico. “Endesa desde hace mucho tiempo que nos tiene amenazados con el corte de suministro por fraude, pero sin embargo siguen empresas poniendo contadores en la zona por 3.000 y 4.000 euros, y facturando con ellos”, explicaba el presidente de la asociación de vecinos, Fernando Pantoja, en declaraciones a lavozdelsur.es.
Sin previo aviso, la compañía los dejó sin electricidad y desde entonces utilizan generadores o placas solares para intentar autoabastecerse, aunque la mitad de los residentes fijos de la zona se han ido de sus viviendas. Aguadulce es una zona no urbanizable de la localidad de Rota en la que viven en torno a medio centenar de vecinos durante todo el año. La intención de los residentes pasa por la regularización, para poder contar así con servicios que llevan demasiados años reclamando.
Los vecinos reclaman desde entonces soluciones a Endesa y al Ayuntamiento, ya que aseguran que destinan casi 30.000 euros al año a reparaciones del suministro, y quieren regularizar una situación que en algunos casos tiene más de 40 años, que es el tiempo que llevan viviendo en Aguadulce los residentes más antiguos. La compañía alega que la instalación eléctrica de la barriada no cumple con los requisitos técnicos. Y ahí siguen.
El Puche, en Almería
Con barbacoas encendidas dentro de sus casas se calientan algunos vecinos del barrio El Puche, de Almería, que sufren cortes de luz de forma intermitente o, directamente, no cuentan con suministro eléctrico a pesar de pagar los recibos. La explosión de un transformador dejó a varias calles sin luz el pasado mes de noviembre y, aunque Endesa desplazó un transformador hasta la zona, carece de cableado, por lo que el problema persiste.
“Hay muchas personas enfermas dependientes de máquinas a las que están conectadas, niños que no pueden ducharse con agua caliente y neveras apagadas con la comida poniéndose mala”, contaba Paqui, una vecina del barrio, en declaraciones a lavozdelsur.es. Desde entonces, se abastecen como pueden con generadores eléctricos cuyos gases hasta han provocado problemas respiratorios a algunos vecinos.
“El ruido de los motores y los gases son insoportables. Sacaron a cuatro hombres de una casa echando espumarajos por la boca y otro tuvo que ser asistido por la ambulancia”, relataba Paqui, que tiene a su madre enferma del corazón con un marcapasos y tuvo que gastarse 300 euros en un generador, “para que el cacharro al que está conectado el marcapasos de mi madre no se apague”. Al mes, cobra 390 euros de paga no contributiva.
“Paso mucho frío por las noches y no tengo con qué alumbrarme cuando cae el sol”, reconocía María Segura, de 69 años, que quiere que “vuelva la luz cuanto antes”. “Esto no es vida”. La realidad sigue inalterable en El Puche, una de las muchas Cañadas Reales que hay, desgraciadamente, en Andalucía.