Paco Vago: 'El Corte Inglés' de Carmona cumple un siglo en pleno Alcázar y con el relevo garantizado

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El olor a arenques; el incensario cuando llega el frío. El niño que va a por chuches o el vecino que no falla cuando los garbanzos de La Vega ya están a la venta. El bastón para el que comienza a flaquear; los chicharrones a granel o la bombilla de 125 que ya (casi) nadie tiene. Unos calcetines que ni Amazon encuentra o un queso de cabra payoya sin tener que irse a locales gurmé de la capital. Todo eso y mucho más guarda Paco Vago, así, sin más. Alejada del marketing y de las redes sociales ahí está viendo pasar el tiempo.

Y es que esta rara avis no es simplemente un almacén o ultramarinos. En pleno corazón de Carmona, dentro de la Puerta de Sevilla, entre los antiguos muros que durante siglos fueron testigos de la historia, se encuentra este establecimiento centenario. Cien años se dicen pronto, pero la realidad es que Paco Vago es el reflejo de una época pasada, un símbolo de perseverancia y un testimonio de cómo la historia y la modernidad pueden convivir en perfecta armonía. Y lo que está por venir.

Inaugurada en 1924 por Francisco Vago Márquez, abuelo del actual propietario y originario de Bailén (Jaén), la tienda ha sobrevivido a los avatares del tiempo sin perder su esencia. Que se lo digan al mostrador o a la báscula. Lo que hace único a este lugar no es solo su longevidad, sino también el edificio que lo alberga: las que un día fueron caballerizas árabes del Alcázar de la Puerta de Sevilla, una construcción con más de 2.500 años de historia entre unacivilización y otra; y que era puerta de entrada a la vieja Carmo, la que Julio César dijera que es la más fuerte de la Bética romana. "Aquí se respira el pasado", asegura Paco Vago, nieto del fundador, mientras señala las robustas paredes que le rodean. "Mi abuelo comenzó el negocio casi por casualidad. Llegó aquí por asuntos de trabajo y, al pasar por la ciudad, vio que aquí había una oportunidad. No podía saber que su decisión marcaría el destino de nuestra familia durante generaciones", añade con una mezcla de orgullo y nostalgia.

Paco no ha tocado nada importante en la estructura del edificio. Cualquiera lo hace. Su abuelo tampoco pudo llevar a cabo grandes reformas por las restricciones que existen al tratarse de un edificio histórico. Lo único que sí consiguieron es ir modernizando con el paso del tiempo ciertos aspectos, como añadir cámaras frigoríficas para preservar los productos, pero el alma del lugar sigue siendo la misma. Y es precisamente esa autenticidad lo que atrae a sus clientes, tanto locales como turistas, quienes ven en Paco Vago un portal a la historia carmonense, que es la historia del último siglo en España.

Tres generaciones con el mismo éxito

La historia de El Corte Inglés de Carmona, como es conocida en la capital de Los Alcores, no puede contarse sin mencionar la profunda conexión de la familia Vago con su comercio. Lo que comenzó como un pequeño comercio en los años 20, se ha convertido en un lugar clave, de encuentro, único. Ha sido el sustento de tres generaciones que han trabajado incansablemente para mantener vivo el legado iniciado por Francisco Vago Márquez. "Mi abuelo fue el que plantó la semilla", explica Paco, mientras observa con detenimiento los antiguos mostradores de madera que aún se conservan. "Cuando él falleció, fue mi padre, Blas Vago Pérez, quien tomó las riendas del negocio junto a sus dos hermanos, Francisco y José Antonio. Los tres se mantuvieron al pie del cañón durante años difíciles, siempre fieles a los principios que mi abuelo les inculcó". A lo largo de los años, el negocio fue creciendo y consolidándose como un referente en la zona. Pero también para todo el que la visita, pues se encuentra en un lugar privilegiado, justo al lado de la oficina de turismo.

Paco comenzó a trabajar en el negocio familiar a los 25 años, tras haber completado sus estudios de delineación industrial y trabajar como comercial en una empresa de conservas que a muchos les sonará: MIAU. "Al principio no tenía claro si quería dedicarme a esto", confiesa. "Había estudiado para trabajar en otra cosa, pero con el tiempo, me di cuenta de que todo esto formaba parte de mí. No era solo un trabajo; era un estilo de vida, una responsabilidad que debía asumir para mantener viva la herencia de mi familia”. Y bien que lo ha mantenido.

Desde entonces ha estado al pie del mostrador aportando su toque personal mientras se aseguraba de mantener intacta la esencia del negocio familiar. Pero también adaptándose a los tiempos: "Ahora vendemos muchos productos gurmé, como aceites de oliva de alta calidad, muchos de ellos locales, chacinas y embutidos selectos, pero también seguimos ofreciendo los productos de siempre, aquellos que nuestros clientes han venido a buscar durante generaciones", comenta Paco. Ya saben: tienda y dueño comparten nombre.

Continuidad asegurada

A medida que se acerca su jubilación en 2025, el futuro recae en José Antonio López, un joven carmonense que ha estado trabajando junto a él durante los últimos 20 años. Las dos hijas de Paco Vago tienen sus trabajos y nunca se postularon para continuar con la tradición familiar. Su padre lo comprende, pues "han estudiado muy duro para llegar donde han llegado". Pero José Antonio, de 37 años, es mucho más que un simple empleado. Para Vago, él es como otro hijo más, alguien en quien ha depositado su confianza para continuar. José Antonio llegó cuando tenía 16 años: "Empezó ayudando en pequeñas tareas, pero pronto demostró ser un trabajador incansable y con una gran capacidad para aprender. No me cabe duda de que será el encargado perfecto para seguir adelante".

Jose apuntaba maneras estudiando la ESO. Pero su 1º de Bachillerato no cumplió las expectativas. Tras el disgusto familiar con reprimenda llegó la oportunidad de su vida: "Lo que fue un castigo se convirtió en el trabajo que me ha permitido formar mi familia", indica. Además, tiene claro cuál es su misión: mantener viva la tradición que ha caracterizado al comercio durante un siglo, pero también hacerla evolucionar para adaptarse a los tiempos modernos. "Este negocio es parte de la historia de Carmona y no pienso cambiar eso. Pero es importante que nos modernicemos. Mi idea es implementar una plataforma de ventas online para que nuestros clientes puedan hacer sus pedidos desde cualquier parte del mundo. Eso es algo que ya no podemos ignorar si queremos seguir creciendo”, puntualiza.

A pesar de las innovaciones que planea introducir, José Antonio tiene claro que lo más importante es no perder la esencia. Que el negocio siga atrayendo a clientes únicos como Manuel, de 92 años, y que cada año viene desde Tocina a por sacos de garbanzos para toda su familia: "Este lugar no es solo un negocio; es un símbolo. Las personas que han venido aquí durante años siguen buscando el trato cercano y la calidad de siempre, y eso no va a cambiar", afirma.

Leyenda del tiempo

Al cruzar el umbral de Paco Vago los clientes se encuentran con un ambiente que parece haber permanecido inalterado a lo largo estos cien años, soportado bajo un arco árabe único. Las estanterías están repletas de productos que van desde los más modernos hasta los más tradicionales y cada uno de ellos tiene una historia que contar. "Hemos vendido de todo en estos años", comenta Paco mientras organiza algunos objetos en el mostrador. "Desde cargadores del último Iphone hasta productos que ya ni siquiera existen, como los antiguos pulverizadores de insecticida o bombillas para instalaciones de 125 voltios. La gente sigue buscando esos objetos, aunque ya no se fabriquen".

Es lugar tambiénl en el que muchos carmonenses mayores encuentran su desahogo, alejadas de la soledad de sus casas. "Lo que más me gusta de este negocio es el vínculo que hemos creado con nuestra clientela. Aquí la gente no solo viene a comprar; viene a hablar, a contarme sus historias, sus problemas... Es como si fuera un confesionario”, dice emocionado.

Cien años parecen no haber sido nada para ellos, pero el futuro presenta nuevos desafíos que José Antonio López, más que probable heredero de Paco y sus tres generaciones, deberá afrontar. Como él mismo repite, la creación de una página web que permita realizar pedidos online está en su cabeza. Tiene su porqué: "Muchos de nuestros clientes son turistas que vienen de fuera y luego nos llaman para hacer más pedidos. Con una plataforma online, podríamos gestionar eso mucho mejor y llegar a más personas”, desarrolla convencido.

De Estados Unidos a Alemania

Paco Vago traspasa fronteras. A lo largo de los años, ha recibido a personajes destacados de todo el mundo. Paco recuerda con orgullo cuando el ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, visitó la tienda durante una de sus estancias en España. "Fue un momento muy especial", comenta. "Nunca imaginé que alguien como él pudiera pasar por aquí". De la Selección de Brasil durante el mundial del fútbol de España 82 guarda buenos e inolvidables recuerdos. La canarinha se hospedaba entonces en el Parador Nacional de Turismo. Si quiere saber más, pregunte a Paco.

Otro cliente habitual es Michael Portillo, el presentador británico de la BBC conocido por su programa de trenes. "Siempre que está en la ciudad, pues tiene su casa de vacaciones aquí, se detiene para hacer algunos encargos", explica Paco. "Es un cliente muy fiel y es un placer atenderlo". Estos momentos, que podrían parecer anecdóticos, forman parte del libro de recuerdos que ha hecho de Paco Vago un lugar único, no solo para los locales, sino también para forasteros. Hasta Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, se ha pasado más de una vez. No sabemos qué compró.

No obstante, lo que realmente llena de vida al lugar son los clientes de siempre, aquellos que han estado acudiendo durante décadas. Y que ahora inculcan esa costumbre a sus descendientes. Como Isabel, quien acude junto a su sobrina, del mismo nombre y residente en Madrid, a comprar unas castañuelas de flamenca. Su tía le ha dicho que “aquí hay de todo, y por eso hemos venido”, petición a la que Paco atiende con varios modelos. "Hay personas que vienen aquí desde que eran niños, y ahora traen a sus hijos, nietos o sobrinos. Eso es lo que realmente me emociona, ver cómo la tienda ha formado parte de la vida de tantas personas a lo largo de los años”, comenta.

Con la jubilación de Paco a la vuelta de la esquina, el negocio está en manos de un joven preparado y comprometido. "Sé que José Antonio hará un trabajo excelente", asegura Paco. "Él entiende lo que significa este lugar, y lo cuidará como yo lo he hecho". El tiempo pasa para todos, pero el relevo está garantizado. Carmona seguirá disfrutando de su pequeño ‘gran almacén’, a granel, entre cajas, en plenas caballerizas reales. Larga vida a Paco Vago. Y a su tienda.