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La mañana del viernes en Navantia de San Fernando ha estado marcada por la concentración celebrada en apoyo a los trabajadores de Ainair, una empresa auxiliar que reclama el impago de sus nóminas.
La empresa no está pagando a su plantilla, está previsto que entre en concurso de acreedores y sus trabajadores ya hicieron un parón el jueves, pero en esta ocasión han contado con el respaldo de parte de la empresa principal de Navantia, sobre todo del sector más joven de su personal.
La sociedad, con sede en Urduliz, se encarga de la fabricación y el montaje estructural de bloques de una patrullera de alta mar para la armada de Marruecos. La empresa contaba supuestamente en el último año y medio con un volumen significativo de contratos y trabajos en el sector naval, tanto en reparación y mantenimiento de buques como en construcción nueva.
El contrato tiene un importe que supera los seis millones de euros, y la fabricación de la patrullera de alta mar está prevista para ejecutarse en un plazo de 14 meses, pero esta situación puede provocar importantes retrasos porque también afectaría a otras empresas subcontratadas por esta compañía.
La Hacienda de Bizkaia publicó hace algunos meses la lista de morosos de al menos 600.000 euros a fecha de 31 de diciembre de 2023 y aparecía Ainair con una deuda pendiente que superaba el millón de euros.
Y esta situación se produce en un contexto en el que ante la falta de avances en la negociación del convenio de Navantia, el personal de la planta isleña se manifestó este jueves a las puertas de las instalaciones y después se desplazó hasta el Puente del Gran Poder y cortó el acceso a La Carraca. Siempre, de fondo, está la cuestión de confirmar una carga de trabajo que sea estable en el tiempo.
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