“Estoy muy emocionada. Esta pala va por mi abuelo Joaquín Zárate González, al que sacaron de su casa el 29 de agosto de 1936 y desapareció. Probablamente fue asesinado. No sé donde está, puede estar aquí”, proclama al viento Lourdes Farratel, nieta de un represaliado por el franquismo, a pie de fosa, en Pico Reja, en el cementerio de San Fernando de Sevilla, donde se estima que pueden estar los restos de Blas Infante.
“Por mi padre, que fue un niño mendigo, con unas consecuencias que marcaron la historia de mi familia para siempre. Quien diga que aquello que ocurrió en el 36 es cosa del pasado miente. Y yo soy testigo directo de eso”, agrega Lourdes. Los restos de su abuelo espera que estén entre los de las 1.786 personas represaliadas halladas en Pico Reja, la mayor fosa común abierta en Europa Occidental desde la de Srebrenica en Bosnia Herzegovina.
“A mi padre lo levantaron de la cama. Dame la chaqueta, pidió a mi madre. Solo vamos a hablar, le vamos a hacer unas preguntitas, dijeron. Hasta hoy. Yo tenía cuatro años, pero parece que lo estoy escuchando. No hay derecho”, recuerda sollozando Pepita Amado, a pie de fosa.
“Mi padre tenía 28 años cuando lo asesinaron. Mi madre se quedó viuda con 26. Yo me quedó sin padre con dos años y medio y mi hermana con uno. Por la fecha en que lo asesinaron creemos que está aquí”, asegura Ángel Rodríguez, otro familiar.
Son algunos de los testimonios recogidos durante la clausura de la fosa sevillana, que este martes se ha cerrado, en un acto simbólico en el que han participado muchos familiares de represaliados por el franquismo. “Por mi madre, que vivió con miedo y no esta aquí. No fue capaz de buscar a su padre del miedo que tenía”, asegura otra de las mujeres que aporta paladas de tierra a la fosa.
Entre Ayuntamiento de Sevilla, Diputación provincial, Junta de Andalucía y Gobierno central han cofinanciado los 1,5 millones de euros necesarios para llevar a cabo las tareas de exhumación que ha ejecutado la Fundación Aranzadi. Desde el año 2020 se han localizado restos de más de 10.000 personas, de las que al menos 1.786 personas tienen signos evidentes de represión y de haber sido asesinadas.
Cuando un equipo de Aranzadi comenzó los trabajos, las investigaciones previas citaban 1.103 personas inhumadas en el enterramiento ilegal entre julio y agosto de 1936, sumando otras dos víctimas entre los años 1938 y 1939. "La realidad oculta en la tierra durante décadas supera tales previsiones. Las perspectivas de partida quedaron pronto relegadas", señala la misma fundación.
En el acto simbólico organizado en Pico Reja, Miguel Guerrero, en nombre de las familias de los represaliados, agradece a las instituciones que se implicaron, destacando el “trabajo de sobresaliente” de Aranzadi,. El Ayuntamiento ya ha anunciado que se inaugurará un memorial-columbario. “Podremos cumplir con la tarea que nos había estado prohibida hasta ahora: la ceremonia del duelo, honrar a nuestros muertos en un lugar decente”, destaca Guerrero.
“Hemos descubierto que la realidad era mucho peor de lo que se estimó en las previsiones iniciales y en los estudios que nos sirvieron como referencia para iniciar esta actuación”, señala el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz. “Hoy estamos todos aquí para compartir este final de los trabajos y para celebrar un acto simbólico de justicia, reparación y verdad, en el que sois protagonistas familiares de víctimas y las asociaciones memorialistas que tanto habéis luchado para llegar a este momento”, abunda.
“Han sido muchos años de sufrimiento y espera por parte de los familiares. Aquí tenemos algunos que nos pueden contar su experiencia. Como Matilde Hermoso, la nieta de quien fuera alcalde de nuestra ciudad; como Josefa y Carmen Amado, las hijas del concejal Rafael Amado; como Purificación Oliver, la nieta de otro concejal, José Manuel Puelles; como Miguel, nieto de Miguel Guerrero, miembro de la Columna Minera; como Ángel, hijo de Eugenio Rodríguez, sindicalista de la fábrica La Cartuja fusilado en 1936; o como Ana, sobrina de Ramón y Antonio Sánchez, dos vecinos del Cerro del Águila, del Partido Comunista que fueron asesinados”, desvela el regidor.
Después de la exhumación en Pico Reja, ahora continúa la labor de la Universidad de Granada, la institución encargada de realizar los estudios de ADN con las muestras tomadas a familiares de represaliados en el Laboratorio Municipal de Sevilla. El Ayuntamiento hispalense revela que más adelante se construirá un osario-memorial y un columbario en memoria de las víctimas del franquismo en la misma fosa.
La intención es que haya tres líneas de columbarios realizados en bloques de hormigón armado formando una plaza triangular con un acceso a pasillos en cada uno de los ángulos. La plaza estará aislada, para generar un espacio de recogimiento para todas aquellas personas que se acerquen al cementerio de San Fernando de la ciudad. El memorial tendrá forma triangular porque se basa en tres pilares: verdad, justicia y reparación.
Pico Reja es la primera de las tres fosas halladas en el cementerio sevillano. También están Monumento y Antigua. A lo largo de este año 2023 está previsto que se inicien los estudios para llevar a cabo la exhumación de restos en Monumento. "Desde el Ayuntamiento de Sevilla vamos a liderar este proceso manteniendo el mismo modelo que ha funcionado hasta ahora”, asegura Antonio Muñoz, regidor hispalense, que pide al resto de administraciones que renueven su compromiso.
El viceconsejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Víctor González, presente en el acto, incide en la necesidad de que hechos como los ocurridos en Pico Reja "no se vuelvan a repetir", haciendo un alegato en torno a la "concordia y la memoria". E diputado de Cultura de la Diputación de Sevilla, Alejandro Moyano, defiende que la exhumación y la Ley de Memoria Democrática tienen como "principal logro ver el rostro tranquilo de los familiares" de los represaliados.
Ahora queda por saber la identidad de las 1.786 personas que han sido rescatadas del olvido. Entre ellas puede estar Blas Infante, padre de la patria andaluza, ensayista, notario, abogado y político, quien fue fusilado la madrugada del 11 de agosto de 1936 en el kilómetro 4 de la carretera de Carmona.
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