Aún es pronto para saber en qué se va a materializar, pero está claro que en los próximos meses van a tener que aprobarse medidas de ahorro en el consumo de agua en la provincia de Cádiz. Así lo pide la comisión de gestión de la sequía de la Demarcación Hidrográfica del Guadalete-Barbate, que da un toque de atención a agricultores, ganadores, ciudadanos y también a representantes políticos.
La propuesta es clara: reducir un 20% el consumo de agua en los hogares e industria y un 50% el uso para regadíos, en municipios de la campiña, Bahía de Cádiz, La Janda y la Costa Noroeste de la provincia. La Sierra, de momento, se salva. Solo hay que mirar a los pantanos para comprobar que la situación es crítica.
A 9 de octubre, último día del que se tienen datos, los pantanos de la provincia de Cádiz están al 15,38% de su capacidad, o lo que es lo mismo, cuentan con 254 hectómetros cúbicos de agua, de un total de 1.651 que pueden albergar. En la misma semana de 2022 tenían 374 hectómetros cúbicos (22,65 %).
Especialmente crítica es la situación en el embalse de Zahara-El Gastor, que está al 3,59% de su capacidad, con tan solo ocho hectómetros cúbicos —tiene capacidad para 223—. Un año antes tenía 36 hectómetros (16,14%). El gigante de la provincia es el embalse de Guadalcacín, con capacidad para 800 hectómetros, que tiene 145, el 18,13% —doce meses antes tenía 207 hectómetros, el 25,88%—. El pantano de Los Hurones está al 32,59%, el de Bornos al 8% y el de Barbate, al 9,21%.
Y es que desde el 1 de octubre de 2022 hasta finales de agosto de 2023, han caído 402,5 mm de precipitaciones, según recoge la estación pluviométrica del Aeropuerto de Jerez, que son 111,4 mm menos que los registrados de media entre 1991 y 2020. En Cádiz, en este mismo periodo, son 359,4 mm los caídos, es decir, 133,7 mm menos que en las tres últimas décadas, según datos del seguimiento mensual que hace el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Los ayuntamientos aún están tentándose la ropa y no saben cómo aplicarán las medidas de ahorro aprobadas. Cádiz o Jerez no tienen claro en qué traducirán la reducción del 20% demandada, según ha podido saber este medio. Otros más pequeños, como Puerto Serrano (7.000 habitantes), ya están aplicando reducciones: entre las 23.00 y las 7.00 horas habrá cortes programados.
“La decisión de restringir el servicio la ha tomado la empresa que gestiona el servicio en Puerto Serrano, que es Aguas Sierra de Cádiz”, cuenta Daniel Pérez, alcalde de la localidad, en declaraciones a lavozdelsur.es. “Era imprescindible empezar a hacer restricciones en horario nocturno porque podríamos tener un problema mucho más grave de desabastecimiento durante el día”, agrega.
El alcalde de Puerto Serrano asegura que durante el verano se aplicaron medidas a nivel municipal, sin que afectara a la población. Pero la situación ya era insostenible. “El calor es un factor fundamental, lo que unido a la falta de lluvia hace que los depósitos que tiran de pozos naturales no consigan reponerse del gasto diario a tiempo”, explica Pérez.
En principio, con los cortes nocturnos, puestos en marcha hace unos días, “los pozos se están recuperando con la suficiente holgura como para que no haya que tomar ninguna medida más”, relata el regidor serrano, que agrega que “obviamente, todo va a depender de lo que tarde en llover de una manera decente”. De momento, es el primer municipio de la Sierra de Cádiz en tomar medidas. Pronto vendrán más.
Durante los últimos cinco años, las precipitaciones registradas están por debajo de la media en la cuenca del Guadalete-Barbate. Un periodo en el que el consumo de agua se ha moderado en algunas ciudades, pero no en el uso agrícola. Al menos eso recoge el informe de la comisión de gestión de la sequía, que plantea que en zonas como la zona regable del Coto de Bornos el consumo ha aumentado un 99% desde abril, y en Villamartín, un 23%, cuando tenían la obligación de reducirlo un 25%.
Pero, ¿cómo se ha llegado hasta aquí? Evidentemente, la causa principal es la falta de lluvias, pero las Administraciones también tienen responsabilidad, y quien no hace un uso responsable del agua. “Los ayuntamientos de más de 10.000 habitantes deben tener aprobados planes municipales de sequía desde 2010. En la provincia, solo Cádiz y Chiclana los tienen”, apunta Antonio Figueroa, geógrafo, consultor ambiental y experto en la gestión del agua.
A la “desidia y falta de gestión”, achaca Figueroa, en declaraciones a lavozdelsur.es, la ausencia de estos documentos que son de vital importancia en estas circunstancias. “La Junta de Andalucía sí tiene un buen Plan de Sequía, pero en la práctica no se aplica”, lamenta.
“En los últimos años, ha llovido menos, pero no ha llovido tan poco como para encontrarnos tan mal como estamos”, sostiene el experto, que critica que se esté consumiendo más agua de la que el sistema puede generar en este contexto de sequía. “Estadísticamente, no han sido años muy distintos a periodos secos, pero se consume más”, insiste. Por eso pone énfasis en la importancia de controlar la gestión que se hace de este bien esencial.
“¿Cómo se va a poner en marcha la reducción del 20% si seguimos así el próximo verano en la costa de Cádiz?”, se pregunta Figueroa, aludiendo a la multiplicación de la población en ciudades de la provincia durante el periodo vacacional. Aunque, en líneas generales, sostiene que el consumo en grandes ciudades se ha reducido en las últimas décadas por los buenos hábitos adquiridos y por las mejoras en la red de suministros. Jerez, entre 2009 y 2020, ha bajado un 13% su consumo, por ejemplo. “Aunque hay cosas que corregir —a nivel provincial—, como la expansión descontrolada de piscinas”, alerta.
Los conflictos por la gestión del agua y su uso “no van a desaparecer solos”, alerta Figueroa, que pide “valentía” a las Administraciones para hacer un uso responsable de este bien esencial. "Hay que controlar que no se desperdicie", dice, sobre todo en explotaciones agrícolas o ganaderas. Estos periodos secos, insiste el geógrafo, “son las primeras evidencias de lo que va a ocurrir con el cambio climático: tendremos sequías más intensas y más frecuentes. Por eso necesitamos una gran planificación para tomar medidas antes”.
En la cuenca del Guadalete-Barbate, más del 70% del agua que se consume se destina a regadíos —en otras como la del Guadalquivir, supera el 90%—, que ahora deberán restringir su consumo un 50%, según lo aprobado por la comisión de gestión de la sequía. “El sector vive un momento de resignación”, dice Miguel Pérez, secretario provincial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en Cádiz. “En el campo éramos conscientes de que este momento iba a llegar, porque no llueve y no hay otro remedio”, agrega.
Pérez considera que agricultores y ganaderos están “comprometidos con las medidas de ahorro”, y sostiene que “los datos que tenemos es que las comunidades de regantes cumplen con la dotación que se les asigna”. La drástica reducción del agua en regadíos aprobada por la comisión va a suponer, a la larga, un cambio en los cultivos que tiene la provincia. Hay algunos, como el maíz, agrega el líder de COAG, que requieren mucho consumo. Y también algunos hortícolas. Además de otros más novedosos como pueden ser el mango y el aguacate, aporta Antonio Figueroa.
“No va a haber problema de abastecimiento”, aclara Miguel Pérez, de la COAG, pero sí que cree que productos afectados por estos recortes pueden aumentar su precio. El sector, mantiene, “ha hecho un esfuerzo”, y aunque es “resiliente”, estos recortes, unidos a la pérdida de fondos de la PAC, la digitalización que viene y el alto precio de las tierras, puede que hacer que muchos veteranos se piensen si continúan con los cultivos.
Aún es pronto para saber cómo se materializan estas medidas, en el ámbito urbano y en el rural, pero asociaciones como Ecologistas en Acción son más beligerantes en este sentido y piden sin tapujos que se prohíba el riego de olivos, almendros y pistachos de forma definitiva, así como de los campos de golf de la provincia, haciendo hincapié en que se persigan prácticas delictivas como los robos de agua, la esquilmación de acuíferos o los vertidos de aguas contaminadas al río Guadalete.
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