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"Fue consentido y espontáneo". Son las palabras con las que se ha referido el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, al beso que le dio a la jugadora Jenni Hermoso tras ganar la final del Mundial femenino de fútbol en Sídney. Este martes se ha celebrado en la Audiencia Nacional el juicio por este caso que puso en el punto de mira al deporte femenino.

Rubiales, que se enfrenta a una petición de dos años y seis meses de cárcel por los delitos de agresión sexual y coacciones, ha asegurado que le pidió "un besito" y que Hermoso le respondió "vale" en medio de la euforia colectiva.

Durante su declaración, Rubiales ha descrito el momento en que Hermoso lo levantó y lo abrazó con fuerza. "Ella me apretó muy fuerte debajo de las axilas, me levantó y al caer le pregunté si podía darle un besito. Me dijo 'vale'. Eso es lo que ocurrió", ha dicho. El exmandatario de la RFEF ha insistido en que el gesto fue "como dar un abrazo" y "algo totalmente espontáneo", aunque reconoce que debería haber actuado de manera más institucional.

La fiscal Marta Durántez le ha preguntado a Rubiales sobre por qué agarró la cabeza de Hermoso antes del beso. Él ha respondido que fue un gesto "afectivo y de cariño", y negó que tuviera la intención de impedir que la jugadora se apartara. "Para nada", ha afirmado, insistiendo en que no hubo un acto de coacción.

Además, la fiscal ha preguntado lo siguiente: ¿Si hubiera sido un hombre, le hubiera dado también un beso en la boca?. A lo que él ha contestado que "depende de si hubiera sido un jugador con el que tengo una amistad o no". Y ha proseguido diciendo que "en la Selección Femenina había cuatro o cinco jugadoras con las que tenía una relación de mucha amistad. Y una de ellas era Jenni Hermoso".

La defensa de Rubiales, representada por la abogada Olga Tubau, también ha analizado si el beso tuvo alguna connotación sexual. Rubiales lo negó rotundamente: "Jamás". Además, aseguró que Hermoso no mostró rechazo alguno tras el beso, sino que se fue "riendo y dándome palmaditas en los costados".

Sobre el momento del beso, Rubiales ha reiterado que fue Hermoso quien lo levantó y que él solo le preguntó si podía darle un beso. "Las imágenes muestran cómo fue", dijo, rechazando la versión de la fiscalía de que fue él quien se subió sobre la jugadora. "Para que yo pegue un salto, primero tengo que inclinar las rodillas hacia abajo. Es una ley física", argumentó.

La fiscal también preguntó si Rubiales pidió un "besito" o un "piquito", a lo que él respondió que, aunque inicialmente no lo recordaba, ahora está seguro de que dijo "un besito". Añadió que ambas palabras son "sinónimas" y que no hay contradicción en su declaración.

Respecto al consentimiento, el acusado aseguró estar "totalmente seguro" de que Hermoso lo dio. Además, señaló que en el momento del beso no había música de fondo, lo que, según él, permitió que la jugadora escuchara su pregunta. "No se ha ganado un Mundial todos los días", dijo, justificando que el contexto era "extraordinario".

Rubiales también reconoció que cometió un error al no actuar de manera más institucional. "Yo me equivoqué, porque yo estoy en una posición como presidente de la RFEF, y metí la pata", admitió. Sin embargo, negó que su comportamiento constituyera un delito. "De ahí a que haya un delito, como usted dice, eso para nada", afirmó.

Finalmente, Rubiales negó que, como presidente de la RFEF, tuviera una posición de superioridad jerárquica sobre las jugadoras. "Las jugadoras no son trabajadoras de la RFEF. Vienen convocadas y en ese periodo ejerzo una función institucional. Su jefe deportivo es el seleccionador", explicó.

Acercamiento en el avión

Rubiales ha reconocido que se acercó a Hermoso en el avión, unas horas antes de hacer escala en Doha, para comentarle que "sería buena idea para atajar" lo que consideraba "una crisis mediática de unas dimensiones muy grandes" que salieran juntos en un vídeo quitándole importancia al momento del beso.

"Me dijo que no, me dijo que no quería, que quería celebrar el Mundial, que ya lo había dicho, que las declaraciones habían sido muy claras. Yo se lo agradecí, yo se lo agradecí, y viendo que no quería, pues no se hizo y lo hice yo solo", ha señalado, queriendo desmentir que se acercase a la jugadora implorando que lo hiciera por sus dos hijas, que estaban llorando en el avión. "Yo no tengo dos, tengo tres hijas", ha apuntado.

Según Rubiales, en el avión viajaban tres políticos y los tres "pensaban exactamente igual" que él con relación a ese vídeo. "Hubiera sido una irresponsabilidad por nuestra parte con una crisis que afecta a la institución de esa manera tan grande no tratar de reaccionar, de responder y bueno, pues la gente que sabe de eso, yo en ese momento obviamente tengo que hacerles caso, ¿no?", se ha justificado.

En el contexto del vuelo, Rubiales ha negado que enviase al entonces seleccionador Jorge Vilda a hablar con la familia de Hermoso, como así lo han sostenido tanto las compañeras de la jugadora como su entorno cercano, incluido su hermano. Con todo, ha señalado que Vilda sí se acercó a hablar con éste último, aunque no le comentó para qué lo hizo.

El juicio continúa con las declaraciones de otros testigos y peritos.

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Patricia Merello Guzmán

P. Merello

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