Año 2008, España se enfrenta a una de las mayores crisis económicas de los últimos tiempos y los puestos de trabajo empiezan a tambalearse. Jerez es una de las ciudades que peor parada salió de esta situación —su paro ya era alto y estructural como consecuencia de la reconversión industrial en los 90 del sector bodeguero—.
15 años después del crack del ladrillo, las hipotecas subprime, y con otras crisis de por medio —con la covid a la cabeza— resiste con un desempleo cronificado que se palpa especialmente en los barrios de extrarradio más humildes.
Aunque el cierre de 2022 dejó los mejores datos de empleo desde 2008 —por debajo de 26.000 desempleados—, la situación de Jerez no es ajena a otros muchos puntos de Andalucía, que tiene el terrible borrón de contar con algunas de las localidades más pobres de España. A cuatro meses y medio de las elecciones municipales del próximo 28 de mayo, comienza la ruta de lavozdelsur.es por los barrios olvidados.
Una de estas zonas altamente deprimidas, solo hay que ver sus infraestructuras nada más aterrizar, es la barriada de San Juan de Dios, al noroeste del municipio más poblado de Cádiz, quinto en población de Andalucía. La falta de trabajo ha ido motivando progresivamente el crecimiento de los negocios ilícitos, principalmente, el menudeo de drogas.
Sin embargo, este problema es solo la punta del iceberg de las incontables deficiencias, carencias y directamente vergonzosas condiciones que existen en este barrio jerezano que colinda con el Zoológico y con el Hospital Juan Grande.
"En los 37 años que llevo viviendo aquí jamás había visto algo así", comenta a lavozdelsur.es una vecina, en referencia al estado en que se encuentran las zonas públicas.
Ángel fue presidente de la extinta asociación de vecinos y lamenta "el abandono y dejadez" a la que les tienen sometidas las Administraciones. Si el Ayuntamiento actúa poco allí, la Junta cerró hace cinco años el centro de Formación Profesional Ocupacional San Juan de Dios y anuló toda esperanza de encontrar nuevas salidas laborales en muchos de sus vecinos.
"Esto parece un gueto, nos han aislado y no hacen nada por nosotros". Sin ir más lejos, y por acudir a la situación penosa más inmediata, los vecinos y vecinas llevan un mes y medio sin alumbrado público, y no reciben una respuesta firme sobre cuál es la causa del problema o cuándo van a solucionarlo. "Lo único que sabemos es que de noche aquí no se ve nada", añade otro vecino. Probablemente, como ya ocurrido con distintos incendios en cuadros de contadores, los enganches ilegales para cultivos de marihuana estén detrás de los cortes. Pero en San Juan de Dios hay mucha gente obrera que paga sus impuestos y sufre las consecuencias de este fraude en el fluido eléctrico de unos pocos.
"Nadie soluciona el problema; de noche no hay luz"
Distintos vecinos aseguran que han intentado ponerse en contacto con los responsables del Área de Urbanismo del Ayuntamiento y solo han recibido largas. "Todos los días llama alguien quejándose de lo que pasa, al pobre chico que nos coge el teléfono lo tenemos frito pero es que no hay novedades. Nos mandan a hablar con uno, con otro, pero nadie nos soluciona este problema y no sabemos qué ocurre", dice uno de ellos.
Y es que la luz en las calles va y viene de forma intermitente sin que se sepa muy bien la causa. Al parecer, desde el Consistorio les han dicho que tampoco entienden por qué no cuentan con un suministro continuado y que están investigando lo que sucede.
Precisamente en estas fechas, cuando a las 18.30 horas ya ha oscurecido, se nota más la falta de funcionamiento de las farolas. "No es justo que tengamos que desplazarnos con linternas, no estamos en el tercer mundo", comenta una mujer que señala que "más de una persona se ha tropezado por la falta de visibilidad y seguirán cayéndose si no se arregla esto".
En la misma línea se mueve un comerciante de la zona. Él tiene su puesto en la plaza, y señala que "cuando abro a las 06.30 horas tengo que venir alumbrando el camino porque no se ve nada y lo mismo ocurre por la tarde, cuando ya está oscuro y los vecinos tienen que venir a tientas con el riesgo que eso conlleva". Por si fuera poco, la zona es peatonal y está protegida por bolardos a sus dos extremos para evitar la entrada de vehículos, algo realmente peligroso si no existe visibilidad. "Aquí viven personas mayores y esto es un riesgo principalemente para ellos", insiste.
Este problema fue denunciado recientemente por Andalucía x Sí y su portavoz en Jerez, Santiago Casal —un vecino histórico de la barriada—, ha querido estar junto a los vecinos "para dar voz a unas protestas que, simplemente, buscan que se respeten sus derechos básicos". Precisamente este miércoles empleados públicos han estado realizando trabajos relativos al suministro eléctrico, de modo que los vecinos cruzan los dedos para que por fin puedan recuperar las luces en las calles.
Acumulación de basura, obras incompletas y peligros para los vecinos
Sin embargo, aunque esta deficiencia fuera finalmente solventada todavía seguirían quedando pendientes otras tantas que convierten la zona en un auténtico campo de minas. Por empezar por algún lado, la única parada de autobús de los alrededores está custodiada por una zanja de grandes dimensiones fruto de un soterramiento que no llegó a taparse correctamente.
Los representantes de AxSí denuncian que "principalmente los usuarios de esta parada son personas mayores, que tienen problemas de movilidad o incluso usan andadores y pueden tropezar fácilmente si el suelo no está en buen estado". Además, el techo de chapa de la marquesina fue arrancado de cuajo durante el paso del tornado que azotó Jerez hace varias semanas y "todavía no ha venido nadie a arreglarlo".
Este espacio se encuentra justo delante de un gran descampado donde antes se ubicaron dos antiguos bloques de pisos que fueron derribados por su antigüedad y mal estado. Donde estaban ahora solo queda una enorme acumulación de basura, escombros, todo tipo de objetos de menaje e incluso el esqueleto de un coche calcinado. Se trata de un auténtico foco de insalubridad frecuentado por ratas que está al lado de la única guardería de la zona.
En cambio, los edificios pendientes de demolición y futuro realojo en nuevas viviendas dignas es un proyecto que sigue durmiendo el sueño de los justos. No será por falta de iniciativa política. Ganemos Jerez fue de los últimos grupos políticos en exigir fondos para una histórica reivindicación de una barriada donde residen cientos de familias.
Entre dicho descampado y los bloques de construcción más reciente hay un pequeño parque infantil y una pista de fútbol sala, "la única obra que ha hecho el Ayuntamiento", señalan varios vecinos. Ahora bien, el resultado es "una chapuza" a ojos de quienes habitan el lugar, pues están demasiado cerca de las viviendas por lo que "el ruído que hacen los niños no te deja dormir" y lo peor de todo, no existe vallado de seguridad en el perímetro.
Esto provoca que cuando los pequeños juegan al fútbol exista el riesgo de que el balón acabe en la carretera o, casi peor, al fondo del solar, donde se encuentra un muro que está derrumbado en la mayoría de las zonas. Tras él, una caída de hasta 3 metros a un infierno de maleza y residuos de toda clase que resulta potencialmente peligroso. Si el escenario se transportara a Bagdad o al Sarajevo tras la guerra de los Balcanes, nadie dudaría de que parece el paisaje feroz y depresivo de una ciudad bombardeada. Un territorio comanche.
Subiendo unas escaleras se llega a la zona de aparcamiento, que continúa (des)protegida por el mencionado muro. La ecuación es sencilla, sin luz en la calle y sin nada que evite la caída no sería de extrañar que algún día un vehículo acabara al fondo del terraplén. El Ayuntamiento colocó unas vallas de obra como medida de seguridad, pero los amigos de la noche las convirtieron en escaleras para bajar a la zona inferior.
Por si fuera poco, rodeado de toda la hierba alta que nadie ha podado en muchos años, se encuentra una torre de alta tensión de la que cuelga un cable pelado que "da unos chispazos de miedo cuando llueve", con el consiguiente peligro de incendio que trae aparejado. Recuerden: niños y niñas por la zona merodeando con sus juegos infantiles. Poco pasa.
La situación es realmente sangrante porque este aparcamiento linda con las instalaciones del Zoobotánico y en esa pared sí que han levantado una nueva edificación para evitar el acceso al espacio municipal. "Nos dijeron que completarían la obra y pondrían un muro nuevo alrededor de toda la zona pero aún seguimos esperando. Será que importamos menos que el Zoo", comentan entre la tristeza y el enfado.
Ejercen de barrenderos y operarios
Tal es la situación de desamparo en la que se encuentran estos vecinos que tienen que encargarse de algunos trabajos que deberían recaer en manos de los servicios municipales. Por ejemplo, la recogida de basura que supuestamente cuenta con turnos de trabajo de tres días en semana viene menos de lo que estaba estipulado y, en palabras de varios inquilinos de la zona, "limpian lo justo y necesario".
Así las cosas, se ven obligados a ejercer de barrenderos improvisados para tener un mínimo de limpieza, al menos, en los alrededores de sus viviendas. "Hay gente que no colabora pero tampoco contamos con un servicio de limpieza en condiciones así que no vamos a dejar que nos coma la basura, tendremos que hacer algo", comenta un hombre que anda recogiendo el portal de su vivienda.
La acumulación de basura se extiende por las calles y plazoletas de San Juan de Dios y las escenas que quedan son en ocasiones tercermundistas. Botellas de cristal acumuladas en un poyete, bolsas de basura apiladas a las puertas de algunas casas o multitud de envases copan un lugar por el que pasean los ancianos y corren los niños.
Tampoco presentan un mejor estado los exteriores de las viviendas. Buena parte de ellas cuentan en los bajos con techos de chapa instalados para proteger las entradas de las lluvias, pero su antigüedad sumada al abandono ha provocado que se oxiden, se rajen y en algunos casos hasta se hayan descolgado. Es por ello que varios vecinos han tenido que sustituir las antiguas por otras nuevas pero señalan que "esto es pan para hoy y hambre para mañana. Con el paso del tiempo si no se lleva a cabo un mantenimiento estaremos en las mismas".
Vecinos barren sus calles. La dejadez es absoluta en un territorio comanche
Como ejemplo de la dejadez tan absoluta en la que se encuentran estos edificios, en uno de los techos de chapa ha crecido incluso vegetación que, probablemente, nacería de semillas procedentes de las macetas de vecinas que viven en los pisos superiores. "El año que viene les vamos a poner unas bolitas y ya tenemos árbol de Navidad", grita una chica desde la ventana de su salón, a lo que un vecino le responde con sorna que "los techos ecológicos están de moda, lo mismo nos dan alguna ayuda".
El acerado tampoco se salva. En una de las calles los adoquines se han hundido en varias zonas debido a que por debajo pasan las tuberías. Debido a fugas se inundan y acaban cediendo, creando importantes socavones que pueden provocar más de una caída. Algunas personas han optado por sacar el cemento y las herramientas y tapar el agujero, pero son conscientes de que no va a servir de mucho si no se actúa sobre lo que discurre bajo ellos.
Para rematar, el Ayuntamiento tuvo la "brillante idea" de asfaltar una calle entera con alquitrán. "No sé en qué cabeza cabe, aquí alguien se cae y lo que menos le puede pasar es que se levante toda la piel", dice una madre cuyo hijo se tropezó hace poco tiempo y "tiene la rodilla entera hecha polvo".
Vandalismo, menudeo y ocupas
Para redondear la bochornosa situación en San Juan de Dios, el desdén y el abandono por parte de la administración ha promovido la llegada de invitados indeseados. Al existir numerosas viviendas municipales que estaban vacías —todo San Juan de Dios es de titularidad municipal, de Emuvijesa, la empresa jerezana de vivienda— los ocupas encontraron aquí un lugar ideal para colarse y llevan tiempo generando un ambiente muy desagradable para quienes viven de forma legal en la barriada.
"Hay que tener cuidado, aquí la mayoría somos buenas personas pero cada vez hay más gente que es mejor evitar", comenta un hombre que ha visto más de una "cosa rara" en los alrededores de donde vive.
En la pequeña plaza que se encuentra dando la espalda al Hospital Juan Grande aún quedan un sofá y los restos de una hoguera que montaron días atrás. "Parece que todo es suyo, se ponen donde les da la gana y hacen lo que les place porque nadie se atreve a decirles nada, pero por aquí pasan niños y es un peligro tras otro", cuenta una señora que vive cerca de algunos de estos pisos ocupados.
Ya no es solo el meterse en una vivienda ilegalmente, sino los actos vandálicos que llevan a cabo. En la plaza mencionada anteriormente, por ejemplo, han prendido fuego al muro que apenas hace dos años que fue construído llegando a alcanzar en más de una ocasión los árboles que se encuentran el jardín del centro hospitalario, lo que ha obligado a podarlos por completo dejando solo las copas.
A esto hay que sumar el menudeo de droga que lleva años manteniendo un goteo constante pero que ahora se está yendo de madre. "Ni la policía se atreve a venir por aquí, normal que encuentren un sitio donde pueden trapichear sin que les molesten y cada vez vengan más", critican.
Lógicamente, si San Juan de Dios se convierte en un punto de venta de droga cada vez irán acudiendo más y más politoxicómanos a la zona, con los problemas que eso va a conllevar. Esto es justo contra lo que quieren luchar los vecinos, porque quieren dejar claro que, "como en todos sitios, aquí hay de todo, pero la mayoría somos personas humildes, de clase trabajadora y que pagamos nuestros impuestos así que merecemos que se nos respete y se nos dé desde las administraciones la vida digna que merecemos".
Todos, unidos, quieren asegurar el mejor futuro para la barriada en la que viven y, aunque admiten que el espíritu reivindicativo que otrora demostraron ya no es el que era sentencian: "No vamos a parar hasta conseguir que nuestro hogar sea un lugar digno y que Jerez y las administraciones públicas se acuerden de que existimos".