La zona conocida popularmente como 'El Palmar' es una de las más grandes de la periferia de Sanlúcar. Dentro de ella están comprendidas varias barriadas en las que viven, principalmente, familias humildes y trabajadoras. La Avenida de Godoy es una de sus arterias principales, una vía en buen estado, asfaltada, con un arbolado cuidado... Sin embargo basta con girar un par de calles para llegar a lo que parece otro mundo, la barriada Jesús Nazareno.
Welcome to the jungle, que cantarían los Guns and Roses, porque desde luego lo que se ve a uno y otro lado de la carretera dista mucho de corresponderse con un municipio del primer mundo. Calles hundidas, socavones, jardines plagados de malas hierbas, árboles medio muertos, bombos de basura tan escasos como destrozados y acumulación de basura por las esquinas son las primeras imágenes que se visualizan en esta zona. Insistimos, apenas ha hecho falta cruzar dos calles para pasar casi del cielo al infierno.
Fritos a impuestos pero sin servicios públicos
Pero, ¿cuál es el problema que tiene así a esta barriada sanluqueña? Carmen Álvarez, candidata de Izquiera Unida a la alcaldía de la localidad explica a lavozdelsur.es que "la gestión del ayuntamiento se ha basado en el clientelismo y en acogerse a todos los planes de ajuste que se les ha ofrecido, pero lo que han conseguido ha sido endeudarse hasta niveles insostenibles teniendo que llevar su afán recaudador hasta el límite para poder hacer frente a todo esto".
Precisamente Sanlúcar es uno de los municipios que mayores impuestos cobra a sus ciudadanos en toda la provincia, estando todos en sus máximos legales salvo el IAE (Impuesto de Actividades Económicas para Empresas que cobran más de 2 millones de euros al año). Como ejemplo puede mencionarse el IBI que de media está en más de 200 euros. Por otro lado la deuda a largo plazo por ciudadano ha llegado a superar los 1.000 euros, "hipotecándonos a todos", comenta Álvarez.
Debido a que la mayoría del presupuesto va destinado al pago de los trabajadores municipales incluyendo sus horas extra y gratificaciones la escasez de oferta pública de empleo ha provocado que, cuando estos se jubilan, nadie acceda a sus plazas, cobrando cada vez más horas extra quienes sí permanecen en sus puestos. En el caso de la limpieza esta dinámica se ha traducido en la reducción casi al mínimo de los servicios, que han sido focalizados en las zonas de mayor afluencia turística.
El nombramiento de Sanlúcar como Capital Gastronómica ha radicalizado aún más esta situación ya que, aunque desde IU destacan que ha sido positivo para el conjunto del pueblo, "ha dejado abandonados a su suerte a los vecinos de la periferia" como puede comprobarse en esta barriada en la que "la limpieza se realiza por encima, rápido y mal". Y es que tan solo existe un camión de recogida de carga lateral que, por si fuera poco, hace no mucho se averió dejando a los vecinos de Jesús Nazareno con varias montañas de bolsas de basura apiladas durante varias semanas. Para rematar la faena en 2022 al consistorio se le pasó el plazo para adherirse al Plan de Fomento del Empleo Agrario (Profea) que podría haber servido como base para invertir en las barriadas populares y en su arreglo.
Visto lo visto la queja de los ciudadanos es clara y lógica: "Pagamos muchos impuestos y no tenemos servicios básicos". Francisco lleva casi 50 años viviendo en esta barriada y asegura que "nunca he visto algo así, esto es como el pasaje del terror". En una zona habitada por un gran número de personas mayores resulta muy peligroso dejar el acerado completamente hundido, de hecho es el pan de cada día que alguien tropiece en estas calles.
Un río de deshechos cuando llueve
Entre dos hileras de edificios se encuentra una pasarela que conecta la carretera con una zona interior. El camino es tortuoso y podría decirse que hasta surrealista. Permítanme la reflexión pero jamás había visto un callejón cunstruido a doble altura. Si ya de por sí es peligroso pasear flanqueado por desniveles a los lados aún lo es más si el terreno está plagado de agujeros que conectan el subsuelo con el exterior permitiendo la salida de ratas y cucarachas, estas últimas principalmente en verano.
El motivo por el que el suelo se está hundiendo es por el mal estado de las tuberías que discurren bajo las calles y los edificios. Estos datan de hace más de 50 años, en la fase final del Franquismo. Desde entonces al servicio de abastecimiento de agua casi no se le ha realizado ningún mantenimiento por lo que muchas conducciones están picadas y sufren fugas que provocan que el suelo se esté viniendo abajo.
En este sentido una propietaria muestra el estado del suelo de su patio. "Hace cuatro años que cambié las losas y ya se han vuelto a hundir", dice desconsolada. Lo peor de todo es que al venirse abajo el suelo el muro se ha ido volcando hacia el exterior, por lo que han tenido que tirarlo y volverlo a levantar entero. No obstante teme que si no se actúa sobre el foco del problema esta situación pueda volver a repetirse.
Además de esto el mal estado del alcantarillado hace que con facilidad se produzcan atascos y salideros, siendo la situación especialmente grave cuando llueve. "No hace falta que caiga mucha agua, con poquita cosa se inundan los garajes y cuando alcanza cierta altura empiezan a salir por los desagües", cuenta Antonio, uno de los residentes de estos edificios y que suele encargarse de limpiar la zona.
Este sanluqueño asegura que a menudo se ha encontrado con escenas dantescas en las que el agua ha arrastrado calle abajo todo tipo de deshechos procedentes de las alcantarillas que vienen a parar a la carretera. "Imagina el peligro que supone que un coche pueda cruzarse con todo eso", añade preocupado.
Como los atascos son el pan de cada día en estos edificios y ante la desidia de la administración municipal han tomado la decisión de poner una cantidad de dinero entre todos para poder llamar a un servicio de limpieza externo cuando necesitan desatascar la red general. El enfado de los presentes es mayúsculo ya que no entienden "por qué tenemos que costear este tipo de trabajos en nuestras calles cuando la responsabilidad debería recaer en el ayuntamiento".
Hasta tal punto ha llegado la desesperación de los vecinos que, conscientes de que cuando se produzca un atasco van a tener que arreglarlo ellos mismos, han colocado rejillas de plástico para que cuando la suciedad se acumule en los desagües queden en la zona más superficial. "Por lo menos que no nos toque hundir la mano hasta el fondo", señala un joven propietario.
La situación es insostenible, si las calles no están sucias es porque los propios vecinos se turnan para recoger los residuos pero son conscientes de que tienen importantes limitaciones a la hora de limpiar. "Hacemos lo que podemos pero no tenemos recursos para mantenerlo todo como nos gustaría", lamenta Antonio.
Árboles en mal estado y plagas que entran en las casas
Otro problema es el de las palmeras que no han sido podadas desde hace años -de hecho la última vez tuvo que hacerlo un vecino- y los árboles han crecido sin control retorciéndose sobre el camino y dificultando el paso. Si no sorteas socavones tienes que ir esquivando ramas para atravesar esta zona. Un peligro que ya se ha costado más de un accidente. "La iluminación es lo único que puede valorarse como bueno aquí, lo demás supone un peligro tras otro", dicen los residentes de los bloques más cercanos.
Como se ha mencionado anteriormente el hundimiento del suelo ha creado grietas a través de las cuales emergen las ratas. Al no cuidarse convenientemente las palmeras han alcanzado un tamaño desmesurado y sus ramas se han ido extendiendo chocando con las ventanas de los edificios, llegando a romper varias de ellas.
Que desde algunas habitaciones solo se vea un enorme tronco es el menor de los problemas ya que al no colocarse las anillas metálicas para evitar que los animales puedan trepar por ellas los roedores han alcanzado no en pocas ocasiones el interior de las viviendas. Uno de los presentes afirma que "he llegado a sacar cuatro ratas de mi casa". Que existan ratas es problemático, pero que entre ellas haya ejemplares de poca edad evidencia que en algún lugar están reproduciéndose. Muy soliviantados un grupo de señoras indica que "no lo entendemos, es evidente que hay una plaga pero Medio Ambiente no nos hace caso".
Lo mismo ocurre con una serie de árboles ubicados junto al parque infantil. Desde hace mucho tiempo están perdiendo las ramas, las hojas están picadas y podridas y algunos carecen incluso de copa. Está claro que sufren algún tipo de enfermedad y los vecinos aseguran que han trasladado esta información a las administraciones competentes pero "nos han dicho que no tienen suficiente espacio para actuar. Ni siquiera dentro del parque que es una explanada amplia. No sabemos cuánto necesitan para cortar la parte que está enferma de un árbol".
Entre las palmeras carentes de mantenimiento y control y los árboles enfermos que están dejando morir lo único que está claro es que por su mal estado y su cercanía cualquier día puede desprenderse alguno de ellos, lo que puede causar una desgracia si alcanza a alguien en la calle o si caen contra uno de los bloques que tienen a muy pocos metros.
Importantes barreras arquitectónicas
Además de todo lo comentado anteriormente la construcción de la barriada Jesús Nazareno parece un rompecabezas. Subidas, bajadas, escalones, resaltos... una cantidad de barreras arquitectónicas que dificultan el paso a través de sus calles.
"Si es complicado andar por aquí para una persona joven para un anciano es un calvario", denuncia Antonio. En toda la zona tan solo hay una rampa de acceso, el resto son escaleras. No hace falta esperar mucho tiempo para que un hombre necesite ayuda para bajar el carrito de bebé que transporta. Lo mismo ocurre con una anciana que viene de hacer la compra. "Me cuesta más dar un rodeo para subir por la cuesta que subir poco a poco estos escalones", dice mientras avanza poco a poco agarrada a la barandilla.
Para las personas en silla de ruedas es peor todavía, ya que tienen que sortear los hundilones además de buscar la mejor zona de acceso. La hija de una usuaria cuenta que "cuando saco a pasear a mi madre no puedo volver a casa por donde hemos salido porque no la puedo subir. Tenemos que dar toda la vuelta para poder subir la rampa porque si no es imposible".
Las aceras presentan un sinfín de desniveles debido a los hundilones anteriormente mencionados y a que las arquetas, por algún motivo, fueron instaladas con cierta altura, lo que provocado que ahora queden descubiertas y sobresalgan notablemente del suelo.
No cabe duda de que Jesús Nazareno es una buena zona para vivir y muchas personas envidiarían las casas y los bloques en los que viven sus vecinos. Es una lástima que la dejadez y el abandono por parte del Ayuntamiento de Sanlúcar provoque esta distopía que trae por la calle de la amargura a los propietarios que cruzan los dedos para que las elecciones les traiga las noticias que tanto anhelan.