Sanlúcar, tras dos tiroteos, un secuestro y un narco malherido: "Este ajuste de cuentas se veía venir"

La víctima, que fue hallada esta madrugada con heridas de bala junto a una gasolinera, es de origen magrebí, con presuntos vínculos con el narco y antecedentes penales en Francia. La localidad de la costa Noroeste de Cádiz, sacudida habitualmente por el negocio de la droga, vive entre la conmoción y el rumor

Vecinos de la Barriada de Las Palmeras, en Sanlúcar, comentan los hechos sucedidos a tan solo unos metros de donde viven.

Apenas unas manchas desvaídas de sangre y una botella de agua vacía tirada en el suelo es lo único que da fe de los hechos acontecidos la noche de este pasado lunes en Sanlúcar. El lugar en cuestión es una cuneta cercana a una gasolinera en la barriada de Las Palmeras. Y allí es donde ha sido encontrado, con heridas de bala, el hombre secuestrado durante el tiroteo que tuvo lugar horas antes, sobre las 12.30 del mediodía.

Vecinos de la zona y otras fuentes consultadas por lavozdelsur.es apuntan a que se trataría de un ajuste de cuentas. Fuentes policiales descartan confirmar este extremo, pues todas las pesquisas están abiertas. Según ha podido saber este periódico, la víctima, B., es un hombre de unos 30 años de origen magrebí que llegó a Sanlúcar procedente de Francia bajo una orden de busca y captura.

Esta persona empezó a operar entre las redes de narcotráfico de la zona —"también de la Costa del Sol"— y, según las mismas fuentes consultadas, regresó a Francia con cientos de miles de euros que había "distraído" procedentes de operaciones ligadas al narco. Allí, después de previamente "haber escondido el dinero", se entregó voluntariamente a las autoridades, entró en prisión y, pasados unos años, hace cosa de "seis o siete meses", regresó a Sanlúcar. "Le estaban esperando, este ajuste de cuentas a este machaca —en el argot policial se refiere a quien atrae compradores y transporta dinero y droga— se veía venir de lejos", aseguran a este medio fuentes conocedoras de la truculenta historia.

A tan solo unos metros del lugar donde ha sido hallado B., que está ingresado en estado muy grave, unos vecinos y vecinas comentan lo sucedido. Algunos se han enterado esta misma mañana de martes, pero varios de ellos lo vieron en directo, moribundo, puesto que apenas eran las 00.40 horas cuando volvieron a escucharse tiros en Sanlúcar. Unas detonaciones que, cuentan los vecinos, fueron al aire, porque el hombre al que arrojaron del vehículo y dejaron en la cuneta ya tenía heridas de bala en las extremidades, como muestra la foto que ha circulado en redes sociales y como corroboran los vecinos.

Manchas de sangre y la botella de agua en el lugar donde apareció el secuestrado.  JUAN CARLOS TORO

Entre las vecinas y vecinos de la zona, se puede percibir una suerte de tira y afloja entre querer saber y comentar, y a la vez no querer hablar del tema. Según una de las personas que presenció el suceso desde los edificios aledaños, quienes conducían el vehículo arrojaron al hombre ya herido a la cuneta, le amenazaron, dispararon al aire y acto seguido huyeron. "Dispararon al aire para que lo encontrase la Policía", apunta un vecino. La víctima fue atendida primero por un grupo de adolescentes que se encontraban en ese momento en la calle; de ahí la botella de agua vacía que aún permanece en ese punto, "porque lo primero que hicieron fue ofrecerle agua". Pocos minutos después, llegó la Policía alertada por los vecinos —según algunos de estos, con familiares de la víctima— y el hombre fue trasladado a un centro hospitalario.

Relatan algunas vecinas que se trata de un barrio bastante tranquilo, en el que no son frecuentes este tipo de incidentes, pero que ahora sí sienten miedo tras lo sucedido en las últimas horas. Otro hombre que trabaja en la misma zona apunta que sí reina una cierta inseguridad, y que no se sienten atendidos por las autoridades. 

El coche de la víctima, encontrado por las autoridades en la calle Juan Ramón Jiménez.  JUAN CARLOS TORO
Imagen de impacto de bala en el coche de la víctima.  JUAN CARLOS TORO

"Aquí nadie quiere saber nada"

El origen de los hechos está cerca del Colegio de la Compañía de María de Sanlúcar, en la calle Molinillo, donde una vecina limpia las leves manchas de sangre dejadas en el suelo durante el primer tiroteo que tuvo lugar sobre las 12.30 del mediodía de este pasado lunes y que presenciaron varias personas. Estas alertaron de inmediato a las autoridades al ser testigos de la refriega, durante la cual fue secuestrada la víctima que horas más tarde sería hallada malherida junto a una gasolinera entre Sanlúcar y Chipiona.

Tras el tiroteo y el secuestro a mediodía, habrían abandonado el coche de la víctima en la calle Juan Ramón Jiménez, en la barriada del Carmen, para después subir al segundo vehículo y darse a la fuga. Otro coche también presuntamente implicado en los hechos apareció calcinado en una explanada de La Algaida. Finalmente, pasada la medianoche, B. era hallado medio muerto y evacuado a un hospital. ¿Qué pasó en todas esas horas hasta que fue liberado por sus captores? 

Una vecina señala donde estaban las manchas de sangre dejadas por el tiroteo en la calle Molinillo.  JUAN CARLOS TORO

La calle Molinillo es una vía tranquila, recorrida en su mayoría por personas mayores, y que da a parar a una de las puertas del colegio, por la que cada día entra y sale parte del alumnado. Una persona de la zona cuenta que se mudó de otro barrio "peor" hace unos meses, "y mira ahora". 

En las conversaciones de hoy entre los vecinos de Sanlúcar reinan las especulaciones y un clima de confusión; y también un cierto reparo ante la perspectiva de hablar del asunto. Una de las frases más repetidas a lo largo de la mañana será: "Aquí nadie quiere saber nada".

No es ningún secreto que Sanlúcar, pese a estar alejada del foco mediático que habitualmente apunta siempre al Campo de Gibraltar, especialmente en los últimos días a Barbate —por el asesinato de dos guardias civiles en el puerto a manos de unos narcos— también sufre la presión del narcotráfico, y en días como hoy se siente especialmente. La desembocadura del Guadalquivir es un punto caliente para el narco y, de hecho, recientemente, murió un narcotraficante a bordo de una lancha tras chocar contra una patrullera de la Guardia Civil.