De los creadores de vamos a comprar papel higiénico por lo que pueda pasar llega, dos años después, un nuevo capítulo de lo que parece una película de ciencia ficción. Primero fue una pandemia impensable y ahora una guerra, la de Rusia, que está sembrando el pánico entre la ciudadanía por el encarecimiento de los productos alimenticios y la insultante subida, con paro indefinido de los transportistas a partir del domingo, del precio de la gasolina.
Como ocurriera hace dos años, muchos ciudadanos se están lanzando esta semana a las grandes superficies comerciales para llenar tanques de vehículos y despensas por lo que pueda suceder en las próximas semanas. Si el anuncio de la huelga del transporte creaba una sensación de apocalipsis en las gasolineras en el día de ayer, hoy se han vuelto a repetir escenas similares, con colas interminables para repostar.
Y en los supermercados, más de lo mismo. En muchos de ellos era imposible acceder por el tráfico existente y la ausencia de aparcamiento libre. "He estado más de media hora dando vueltas y al final he tenido que aparcar fuera. Esto parece el fin del mundo. La gente se está llevando todo. No había casi de nada, ni pan ni salchichas. El otro día era el aceite de girasol, pero hoy faltaban ya varias cosas", señala Raquel a lavozdelsur.es.
Isabel, una trabajadora de Carrefour Norte, nos cuenta también lo que están viviendo en primera persona los empleados. "Lo del aceite ha sido como lo del papel higiénico y la harina cuando empezó la pandemia. No es normal al precio que se ha puesto y, aun así, la gente se lo llevaba. No para de venir gente y llenar carros enteros".
La guerra, la subida de la electricidad y de los carburantes, junto a la inacción del Gobierno, están generando la tormenta perfecta para sembrar la incertidumbre entre la población.
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