Sofía Torres Durán, jerezana de 21 años que estudia tercero de grado superior de violonchelo en la prestigiosa universidad Mozarteum de Salzburgo, algo así como una de las grandes mecas musicales del mundo, lleva una semana atrapada en un hotel cercano al aeropuerto de Barajas. Iba a volar el pasado 8 de enero para retomar sus clases tras el parón navideño, pero la borrasca Filomena quiso que se quedara en tierra, varada junto a un nutrido grupo de personas en el Marriott Auditorium de la capital de España.
Lejos de deprimirse o frustrarse tras la odisea postnavideña —estuvo siete horas para tratar de despegar y no llegó al hotel hasta la una de la madrugada— el poder de la música le ha servido para aliviar la tediosa situación. Junto a Carmen, una profesora y bailarina, Sofía ha hecho viral en las redes una de las piezas que se lanzó a interpretar en el hall del hotel para hacer más llevadera la espera del pasaje. "Se nos ocurrió la idea de aprovechar estos momentos de incertidumbre regalando un poco de emoción y entretenimiento a todo el que quisiera evadirse de toda esta situación", recuerda en su cuenta de Instagram.
La joven promesa andaluza de la música clásica interpreta El Cant dels Ocells (El canto de los pájaros, en castellano), una canción popular catalana compuesta por Pau Casals. "Estábamos tomando algo algunos compañeros que nos hemos conocido aquí por el tema del vuelo y tal, y hablando de a qué nos dedicábamos, dijeron que por qué no hacíamos algo y que la gente se pasara a escuchar. No podía decir que no, era una oportunidad", cuenta al otro lado del teléfono Sofía, hija de María Jesús Durán y Antonio Torres, profesora en la escuela de música y danza de Belén Fernández, y profesor del Conservatorio de Música de Jerez y componente de La Banda Morisca.
De esos progenitores era casi invitable que Sofía se dedicara a lo que se dedica, "era lo que había", confiesa risueña. Cuenta que empezó a acercarse a la música a los tres años y, tan precoz, "a los cinco ya estaba estudiando y tocando". Cuando volaba hacia Munich el pasado 8, haciendo escala hasta Salzburgo, ya estaba mentalizada de la vuelta a una rutina que para ella exige el máximo.
"La experiencia está siendo increíble, es un ambiente realmente muy bueno y la verdad que se agradece, se nota que es la ciudad de la música, la gente valora mucho todo el sacrificio que tenemos que hacer y eso se nota", relata, detallando que sus jornadas, clases aparte, se prolongan otras cuatro horas más, tocando o leyendo partituras, "todo relacionado con la música". "Yo sola estudiando a full le dedico eso de media, e intento no excederme porque luego me pasa factura", reconoce.
Sofía tiene un sueño: "Mi sueño sería tocar de solista con orquesta, pero es un sueño bastante complicado, así que estamos en ello, hay que pelear mucho". De momento, este viernes tiene previsto salir del confinamiento forzoso en un hotel junto a Barajas. Volverá a Salzburgo, a la Mozarteum. Un abismo cultural frente a su país de origen, especialmente en cuanto a apoyo e infraestructura para jóvenes promesas como ella. "La gente allí se involucra por lo que es la cultura, ponen de su parte y ponen medios para que nosotros podamos tener una carrera. Hay infraestructura para la cultura y eso se nota".