La Dirección General de Tráfico (DGT) confirma la vuelta a las carreteras españolas de las motos camufladas. Desde 2020 se tiene constancia de que están activas, en principio sobre todo en vías de la comunidad autónoma de Galicia.
La Honda ST 1300 y la BMW R 1150 RT son las motos que la DGT camufla entre el tráfico. Ambas son de color gris. En ellas, agentes de la Guardia Civil de Tráfico, de paisano, sin uniforme reglamentario, patrullan para controlar a los conductores.
La intención de la DGT es, mediante esta técnica, viajar a los conductores de motocicletas, para reducir los accidentes de estos vehículos en carretera. Durante 2023 se registraron 1.145 muertes en carretera. El 30% correspondían a moteros.
Con esta cifra en mente, las motos camufladas pretenden vigilar las actitudes de los conductores de motos. Por ello, los agentes que circulen en estos vehículos velarán por la seguridad de los moteros.
Los agentes solo se identifican cuando detectan una infracción grave, en forma de conducta que pueda ser considerada conducción temeraria. Entonces, se bajan de la moto camuflada y se ponen un chaleco reflectante.
La DGT no aclara cuantos agentes destinará a esta tarea, pero sí que se centrarán en vías donde es más común la presencia de moteros, como carreteras nacionales. Y en las comunidades con más accidentes.
De hecho, solo patrullarán en seis de las 17 comunidades autónomas del país. Esto es, en Andalucía, Castilla y León, Galicia, Comunidad Valenciana, Baleares y Canarias. Aunque, eso sí, Navarra, Cataluña y País Vasco, que tienen las competencias de tráfico, no se incluyen en esta estadística.
Los agentes a bordo de motos camufladas persiguen, sobre todo, conducciones temerarias, que se sancionan con multas de 500 euros y la retirada de hasta seis puntos del carné de conducir. Aunque dependiendo de su gravedad, podrían llegar a acarrear penas de seis meses a dos años de prisión.
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