En febrero de hace dos años, una joven polaca llamada Julia Wendell confesaba ser Madeleine McCann, la joven británica desaparecida en el Algarve portugués en 2007 mientras se encontraba en la habitación de su hotel.
El caso levantó un enorme revuelo, tanto a nivel mediático como social. Julia pidió incluso una prueba de ADN para mostrar su identidad. Su historia, de la que desconfiaba la Policía, se fue desvaneciendo con el paso del tiempo, pero ahora ha vuelto a ser actualidad.
Y es que Julia ha compartido en sus redes sociales la prueba de un análisis de ADN que utilizó el perfil genético de Wendell con ADN que fue encontrado en la habitación donde desapareció Madeleine.
Los datos ofrecidos por la joven indican que Julia no sería polaca, sino que su origen sería irlandés o británico. Llama también poderosamente la atención la coincidencia genética de un 69,23% con Gerry McCann, padre de Madeleine.
Según el documento aportado por Wendell, se trata de una coincidencia “perfecta entre padre e hija. La evidencia científica apoya firmemente que McCann podría ser el padre biológico de Julia”.
Un experto en genética ha avalado el documento presentado por la joven, destacando que “emerge un patrón específico que parece una conexión familiar casi segura”. Julia también ha mostrado un documento de otro análisis que manifiesta que sus ojos, dientes y voz coinciden con los de la niña desaparecida.
Lo que no cuadra es la edad. Wendell dijo tener 23 años, pero Maddie tendría en estos momentos 21. Sobre este dato, la joven ha señalado que fue adoptada en Polonia y que no ha tenido nunca una copia real de su certificado de nacimiento.
Tras esta nueva publicación de la joven, los padres de Madeleine McCann todavía no se han pronunciado y se desconoce qué harán después de esta prueba que relaciona a Julia con Gerry McCann.