Desde que el streamer Ibai Llanos presentó las últimas campanadas junto a Ramón García ya se percibió que el consumo de contenido audiovisual estaba evolucionando a un ritmo vertiginoso. Ninguno de esos 552.345 espectadores había pulsado el botón del mando del televisor para verlos. Tan solo habían accedido a una plataforma online de streaming -de emisión en directo- que ha logrado un éxito abrumador en los últimos años.
Twitch acaba prácticamente de aterrizar en España y ya es el plan favorito de más de 17 millones de usuarios en todo el mundo. Amazon se fijó en esta plataforma que comenzó exclusivamente con videojuegos, la compró en 2014 y la ha llevado a lo más alto. Al final, en sus entrañas han acabado, no solo gamers, sino también creadores que han encontrado su lugar.
YouTube ya no está de moda mientras que Twitch acelera sin frenos hasta enganchar a los jóvenes, y a los que no lo son tanto. “La gente es muy creativa y le da un uso a la plataforma que ni sus impulsores se esperaban”, comenta Chechu, conocido en la red por su pseudónimo Herman Toothroot.
Este jerezano de 38 años abrió durante la pandemia -época en la que todas las personas estaban pegadas a las pantallas- un canal de YouTube sobre fotografía analógica, nada que ver con jugar partidas. En su primer vídeo explicó cómo montar un laboratorio fotográfico en casa en 10 minutos, algo que hizo para reinventarse en tiempos duros, y tuvo una repercusión que le animó a seguir.
Al cabo de los meses, en torno a julio de 2021, se lanzó a Twitch. “Un amigo que lo utilizaba para videojuegos me dijo que había gente haciendo cosas de otro tipo, desde cocinar hasta tallar un cristo en directo”, explica. Así que decidió probar y trasladó su actividad de YouTube a la nueva plataforma sin abandonar la inicial.
“YouTube se ha quedado un poco obsoleto”
Chechu compagina sus directos en Disparafilm, nombre de sus cuentas, con su trabajo como organizador y fotógrafo de bodas junto a su mujer, y profesor de fotografía. Para él, es un complemento a sus clases en Patreon, una plataforma de apoyo a creadores de contenido en internet donde ofrece asesoramiento sobre técnica analógica y proyectos fotográficos.
Él es uno de los muchos youtubers que se mudaron a Twitch combinando ambos canales. “Empecé en YouTube porque no había mucho contenido de calidad en español sobre este tema, pero se ha quedado un poco obsoleto”, dice Chechu que aporta trucos y secretos al mismo tiempo que, ahora, hace revelados y positivados en directo desde su laboratorio.
Para él, la plataforma presenta múltiples ventajas como conectar directamente con la comunidad y hablar con los seguidores en tiempo real mientras le plantean ideas o dudas. “Es más sencillo porque no tengo que montar un vídeo después, y me resulta más divertido, la gente valora el fallo”, expresa el jerezano, que cada vez que acaba un directo lo exporta a YouTube. “Aunque esté perdiendo seguidores, se aprovecha del contenido que se crea en Twitch”, añade.
Otra de las virtudes que detecta Chechu es la posibilidad de hacer “una raid”, es decir, proponer a los seguidores qué vídeos ver cuando “YouTube te lo dice directamente”. Ambas plataformas, aunque tiendan a enfrentarse, conviven en armonía. Para el streamer, es una cuestión de tendencias y, una no acabará sustituyendo a la otra.
“Para monetizar, tienes que estar un mes trabajando muchísimo”
Pero lo que más valora de la nueva es que brinda la oportunidad a los seguidores de poder apoyar a sus creadores favoritos. “Vivir de ello es muy difícil, hay que tener un éxito arrollador”, dice Chechu. Sin embargo, las condiciones para llegar a monetizar no son tan estrictas como las de YouTube. Cuando él empezó, enseguida logró remuneración gracias a los seguidores que ya reunía en el primer canal, algo más de 2.500.
“Tienes que estar un mes trabajando muchísimo. Yo tuve que hacer unas 14 horas en un mes en distintos días y tenían que verme unas cinco personas de media, un número bastante bajo”. El fotógrafo cuenta a lavozdelsur.es que se tiró a la piscina con conocimiento de causa. Sabía que algo llegaría a monetizar.
Según explica, Amazon Prime regala suscripciones a canales de Twitch. Por cada una de ellas, los streamers reciben dos euros. Además, cada persona suscriptora paga 4 euros al mes. En total, sumando estos factores, su canal, de casi 900 seguidores, genera cada dos meses entre 70 y 80 euros. “Es muy poquito, pero con YouTube es todavía peor”, asegura Chechu, que ese dinero suele invertirlo en cámaras o micrófonos para continuar creando.
Sin duda, este nuevo escaparate de contenido satisface a la dinámica latente. “Estamos en un tiempo en el que la gente valora más lo instantáneo, lo que no está tan pensado ni tan elaborado”, reflexiona. Él lo observa en la Escuela de Arte donde comparte aula con jóvenes veinteañeros.
Van “como locos” a Twitch. Bucean en un mar de directos y participan en el chat del stream. De hecho, se considera la televisión de los jóvenes. Más de la mitad de los usuarios tienen entre 18 y 34 años y el 14%, entre 13 y 17, según el informe de tendencias y estadísticas de Twitch para 2021 de Cyberclik.
En cambio, en su canal hay excepciones. “Hay gente de 60 y 65 años que ve mis directos”, comenta. Pero el público adulto no solo se convierte en mero espectador. En su chat de Discord observa a personas de esta edad manteniendo conversaciones con jóvenes de 25 años.
Jóvenes y adultos se adentran en las profundidades de Twitch. Y algunos, desde edades tempranas, apuestan por crear. “El programa que todo el mundo usa para emitir en directo es gratis. Cualquiera puede emitir desde su ordenador viendo cuatro tutoriales. Eso hace que mucha gente quiera estar a la moda”. El nombre de este sitio ha llegado para quedarse. En un parpadeo, todo el mundo lo conocerá.
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