La calle no entiende de horas valle. Ni los negocios. No va uno a vender sandías a las tres de la mañana. Ni se refrigeran solo de noche las cervecitas que se sirven antes de la salida de los coles. La calle no entiende un tarifazo eléctrico. Y literalmente, no lo entiende. Porque en la jerezana barriada de La Granja, muchos de sus vecinos explican que apenas entienden por qué pagan lo que pagan. El sistema tarifario, de hecho, es complejo. Que si trifásicos, que si potencias contratadas. El temor es que, al final, con cada cambio, al final ganen los de siempre. O las de siempre: las compañías eléctricas.
María y Vanesa trabajan en una frutería. "Nos piden que cambiemos la noche por el día. No tiene lógica, qué solución es esa". Su negocio necesita frío. El de las neveras. No conocen, de hecho, la factura, a pesar de que el propietario es el padre de María. "Aún no lo hemos podido ver, porque tiene que llegar el cambio". Está en vigor desde este uno de junio. Y explican. "Los clientes no hablan hoy de otro tema".
Isabel, a unos metros, sentada en un banco, señala que "no pienso cambiar mis rutinas". Nada de planchar por la noche. "Dormimos por el día entonces, ¿no?". Paga alrededor de unos 80 euros cada dos meses, por lo que "no gasto mucho, pero tiene que bajar una mijita".
En la misma plaza, también Isabel, cuenta que sí "pago un dineral. Sin planchar ni de noche ni de día. Somos dos en casa. Pago 149 euros cada dos meses". Depende de cómo marche la situación, cambiará rutinas. "A mí este Gobierno me da hasta pena porque le critican siempre", explica. En su casa señala que tiene el contrato con Endesa. "Sí es verdad que tenemos de todo, lavavajillas, microondas, pero son uns facturones"...
Sebastián acaba de abrir una papelería hace unas semanas en La Granja. "Aquí hemos hecho una inversión para adaptarlo, era antes un bar y salía a cuenta para pagar menos. Aquí tengo una fotocopiadora y un ordenador". Intentará pagar "la menos luz posible". Las luces, gracias a que el local tiene un ventanal, están apagadas. En verano "no pondré aire acondicionado aunque está instalado, porque al final es para mí. Si hace calor, el cliente que entra estará un momento. Para mí no lo voy a poner. Si acaso, un ventilador, que es más barato". Él se hizo el contrato con la empresa que le suministra en casa, ni se puso a hacer cuentas sobre competencia.
Según datos de Facua, este primer día, 1 de junio, el pago de la hora más barata, la nocturna, de 12 a 8, está en algo más de 14 céntimos. En las peores horas del día, las de sol, casi 30 céntimos euros por kWh. La sociedad, quiera ya o no, va a tener que plantearse lo de planchar por la noche.
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