Un detenido por delito de resistencia a la autoridad, varios heridos, la mayoría leves y una negociación resuelta tras 12 horas de tensión es el resultado este lunes en Granada tras los altercados provocados por el intento de desalojo por parte de una empresa de ‘desokupación’ en un centro social de la capital. Una decena de antidisturbios han estado presentes desde la mañana de este lunes con cargas policiales contra los manifestantes que se han opuesto a la acción de AMA Desokupa, que opera en la ciudad granadina desde hace poco tiempo.
El edificio, que antes fue de titularidad pública como sede de la Consejería de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía, se encuentra en pleno centro de la ciudad. Después de pasar a manos privadas, la nueva propietaria contrató este “servicio” que, en su primera gran acción en la ciudad, ha desatado una tensión en la calle Azacayas que hacía tiempo no se vivía en esta ciudad andaluza. Habría que retrotraerse casi a la década pasada para escenas de tensión como las que se han vivido. Si bien al principio de la jornada eran unas decenas de manifestantes que fueron a apoyar a quienes llevan alojados, a la noche llegó a superar con mucho el centenar hasta el punto de que la Policía ha tenido que cortar la calle.

El centro social lleva más de un mes en funcionamiento y relación con los vecinos es “cordial”, sin ningún problema aparente con los vecinos más allá de algún caso puntual. El planteamiento ha sido más bien el de la dinamización, con proyectos de talleres desde el pasado diciembre que incluían desde un comedor social a talleres de serigrafía. Ha sido justamente tras la llamada a esta empresa cuando se ha producido el primer altercado como tal. El desarrollo hasta ahora tenía más que ver con la creación de tejido social en el barrio, uno de los más afectados por la turistificación, la gentrificación y el vaciamiento de vecinos en los últimos años.
El momento de mayor tensión ocurrió llegado el mediodía, cuando un cordón de unos 15 activistas intentó evitar que los “desokupas” entraran a la fuerza en el edificio. Estos, que no superaban la decena, se encararon en varias ocasiones. Las cargas policiales alteraron aún más el ambiente y acabó con dos heridas teniendo que acudir al hospital tras la carga. Una de las heridas, a preguntas de este periódico, señala que se encontraba en urgencias esta tarde, con fuertes contusiones en las piernas, espaldas y manos, y que se iba a interponer una denuncia por lo sucedido. Así mismo, señalaba que su otra compañera había quedado malherida con un fuerte golpe en la nariz.

Tras este altercado a medio día, el intento por pasar comida a los que están alojados en el edificio continuó con una fuerte carga policial de nuevo que ha provocado gritos y lemas empujando de los manifestantes, al tiempo que los alojados en el centro tiraban agua abajo a los miembros de la empresa de desokupación y a la propia policía. Antidisturbios ha ido ganando poco a poco la calle ante la resistencia de los manifestantes, aunque fuerza no ha servido para despejar el sitio, sino más bien al contrario, sumándose otras tantas decenas a lo largo de la tarde.
Los integrantes de AMA Desokupa, nombre de esta nueva empresa granadina, han apuntado que dos de sus miembros han tenido también que ser atendidos por los servicios médicos que se han colocado a las puertas de la calle, en plena Gran Vía.

Negociación sin orden judicial
En todo caso, lo grave de la situación vivida esta jornada es que la empresa AMA Desokupas contratada por la propietaria no tenía siquiera ninguna orden judicial que avalase que se expulsase a los activistas. Varios de los manifestantes, de hecho, señalan que “la violencia la han comenzado ellos” en el episodio de mediodía.
La tensión ha durado hasta prácticamente pasadas las ocho de la tarde. Un poco antes se había avisado desde el balcón, donde los alojados iban comunicando la situación a los manifestantes, que se empezaba a negociar con la propietaria. La empresa, además, cobra por horas, claro. La lluvia que ha caído con fuerza por momentos ha rebajado algo la tensión entre las partes, llegando al final a un acuerdo que no se ha hecho público por el que la empresa se ha ido del lugar y los antidisturbios han despejado la zona.