Un auténtico infierno llevan viviendo desde hace más de dos Sheila y su hijo. El menor, de 13 años, es víctima de acoso escolar. Se encuentra en tratamiento psiquiátrico y con medicación. Tiene auténtico pánico a ir al colegio. En el primer centro en el que estuvo le hundieron el cráneo tres centímetros. Recibía insultos y hasta le pintaban el cuerpo con descalificativos de todo tipo. "Quiero que esto acabe cuento antes", relata desesperadamente su madre a lavozdelsur.es.
Su madre pidió un traslado de colegio, pero al estar en el mismo entorno, la situación no ha cambiado. Solo ha variado el nombre de los agresores, todos en edad escolar. Los acosadores –niños de entre 12 y 14 años– incluso se han enterado del lugar donde vive este chico y van a la puerta de su casa para trasladar a la calle el acoso en las aulas.
Recibe amenazas de muerte casi a diario y la situación es insufrible. Su madre está desesperada, solo quiere que esta maltrato hacia su hijo acabe de una vez por todas. El abandono institucional que sufre esta familia canaria es tremendo. Ha denunciado por activa y pasiva la situación, pero las administraciones miran para otro lado. Al bullying de los menores, este chico suma el maltrato de los elementos sociales que deberían haber intervenido ya. Manuela Armas, consejera de Educación del Gobierno de Canarias, tiene constancia de este caso. ¿Dónde están los protocolos para este tipo de casos? ¿Por qué nadie actúa para evitar una tragedia?
La víctima ha tenido dos intentos de suicidio. En uno de ellos intentó tirarse desde un séptimo piso. La Fiscalía, en su última reunión este miércoles con la madre del menor, dice que no ha recibido ni denuncias ni partes de lesiones. Como en muchos casos de acoso escolar, la historia se repite. Los centros afectados por esta situación tratan de cubrir sus espaldas y se criminaliza a la víctima. Sheila solo pide vivir en paz con su hijo.