Antonio, David y José Antonio es la primera vez que pisan el Parlamento Europeo, José Carlos ha estado en otras ocasiones en la institución, situada muy cerca del centro histórico de Bruselas, la capital de Bélgica. Hasta allí se han desplazado para reivindicar su oficio, el de pescador, amenazado por una decisión tomada a muchos kilómetros de su Sanlúcar de Barrameda natal.
Antonio Romero, Tete, es el presidente de la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar, David Chulian trabaja en tareas administrativas, José Antonio Rodríguez es el secretario y José Carlos Macías el técnico de una entidad que acude al corazón de las democracias europeas cargada de razones para pedir que no se prohíba la pesca de arrastre, como contempla un plan de acción dado a conocer recientemente por la Comisión Europea.
En los pasillos del Parlamento Europeo, un edificio inmenso y por momentos laberíntico, los cuatro toman café en uno de los breves descansos que tienen durante la jornada organizada por IU, que lleva sus reivindicaciones a las instituciones europeas, de la mano del eurodiputado Manuel Pineda, con la presencia de Jorge Rodríguez y Carmen Álvarez —coordinador provincial y en Sanlúcar de esta formación, respectivamente—.
Tete es la primera vez que viaja al extranjero. Lo hace por los pescadores de su tierra, “porque se lo merecen”, y asegura tajante que si hace falta volver más adelante, lo hará. “Tengo a una hermana en América y nunca he ido a verla”, agrega. Pero para viajar hasta Bruselas no se lo ha pensado.
De la capital belga le ha llamado la atención la basura que se acumula en las calles a determinadas horas del día, ya que no existen contenedores, porque hay un sistema de recogida puerta a puerta, y cada residuo tiene su día asignado. “Eso no lo he visto yo en Sanlúcar”, comenta Tete, antes de conocer este sistema.
David Chulian tampoco es de viajar mucho, pero sí había estado anteriormente en Bruselas. Concretamente dos veces, en 1980 y en 1992, ya que tenía familia en la capital belga. Su día a día se desarrolla en la oficina de la Cofradía de Pescadores, donde se encarga de labores administrativas.
Su experiencia en Bruselas, cuenta David, es negativa. Se lleva un “mal sabor de boca” por las reuniones mantenidas con la Comisión Europea, que no le convencen. Para él, el Parlamento Europeo “es una torre de Babel a lo grande”. Sin embargo, es de los que piensa que hay que seguir acudiendo y peleando por sus intereses, aunque esté desilusionado con el posible futuro que les espera.
“Lucharemos para que no se pierda la pesca de arrastre, pero la verdad es que pinta mal”, incide José Antonio Rodríguez, el tesorero de la Cofradía de Pescadores, una entidad que “luchará hasta la muerte” para mantener el sector pesquero en la localidad.
Rodríguez, mientras hablan sus compañeros, se ha levantado por algo para merendar. Él es algo más optimista, pero no mucho. “Me ha gustado la experiencia, pero estoy un poquito decepcionado porque el problema es la falta de comunicación —dentro de las instituciones europeas—”, apunta.
José Carlos Macías, técnico de la Cofradía de Pescadores, es quien mayoritariamente ejerce como portavoz del colectivo, en las reuniones y ante los medios de comunicación. "Tuvimos que venir a contar nuestro día a día, a defender nuestros intereses, para que cesen los ataques a la pesca de arrastre, de la que viven muchas familias", sostiene. Él sale con "sensaciones positivas" de las reuniones mantenidas en el Parlamento Europeo, aunque advierte que habrá que pelear para que el plan de acción propuesto no se ejecute finalmente.
"Si se llega a prohibir la pesca, tendríamos que venir a preguntar dónde pescamos"
"Le hemos dicho a la Comisión que si llegara a prohibir la pesca, tendríamos que venir a preguntarle dónde pescamos", asegura Macías, que aboga por "una revisión de la política pesquera comunitaria, que sitúe el foco en las personas, en el empleo y en la actividad socioeconómica, y no tanto en el medio ambiente, que a todos nos importa, pero la pesca no es un problema, hay otros mucho más graves".
La flota pesquera de Sanlúcar la conforma 125 buques —casi la mitad se dedican a la pesca de arrastre—, que dan trabajo a 600 tripulantes y 80 armadores, que generan 1.000 empleos indirectos, y que factura casi 25 millones de euros anuales. Es el segundo puerto pesquero de Andalucía, que está en peligro si sale adelante el Plan de acción para la conservación de recursos pesqueros y protección de los ecosistemas marinos planteado por la Comisión Europea, que quiere eliminar progresivamente la pesca de arrastre en toda la UE para 2030.
Antonio, José Antonio, David y José Carlos ya han proclamado ante un equipo del Comisario Europeo de Pesca y responsables de DGMare (Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca) sus razones para solicitar que no se lleve a cabo una medida que acabaría con pérdida de empleos en una ciudad que ronda el 28% de tasa de paro.
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