Algo tienen las fechas veraniegas que hacen que cada vez salgamos más a estar con amigos en terrazas de bares y restaurantes. En estas fechas, hay más planes, hay reencuentros, hay días de descanso... No siempre, no para todos, pero solo hay que ver las calles de muchas ciudades en Andalucía para comprobar que es momento de más disfrute que en otras épocas del año.
Uno de los grandes damnificados son los camareros y cocineros de los restaurantes que frecuentamos. Hablamos de muchas jornadas de trabajo, a veces -es la realidad- en condiciones precarias. A veces, con jornadas maratonianas -e incluso de dudosa legalidad-. Y todo, en horarios en los que los empleados trabajan mientras el resto disfrutan, como son la hora del almuerzo y de la cena, de lunes a domingo.
Ser educado con un camarero no es algo menor. Al contrario. Por razones de empatía, de amabilidad, es muy aconsejable convertirse en la menor carga posible para quien lleva a cabo su jornada. Como le gusta a cualquier otro en su empresa durante las horas de trabajo.
La cuenta @soycamarero es una de las habituales realizando denuncias de situaciones que se viven en el sector. Por eso, ha ofrecido tres consejos que son muy útiles en muchos casos.
"Clientes que venís en grupo y sois los que siempre", dice la cuenta, que manda un mensaje a quienes siempre dicen: "Callaros un momento que está hablando el camarero; quitad los móviles y trastos de la mesa y dejad sitio. Pago yo y me hacéis bizum".
Estas tres frases provocan que los camareros trabajen con mayor normalidad: "Os amamos".
Estos consejos van más allá de la propina o de otras cuestiones. Son, simplemente, de ponerse en el lugar del trabajador.