Almudena, José Manuel y Rocío han sido trabajadores de Mercadona en Lebrija durante las dos últimas décadas. La pasada semana recibieron una carta de despido por haber consumido unos bombones y chocolate de lo que se conoce como "carro de rotura", que es el que lleva productos que van a ser tirados por sufrir algún tipo de desperfecto.
La empresa ha señalado a lavozdelsur.es que los despidos se deben a que los trabajadores han incurrido en faltas que están tipificadas como "muy graves" en el reglamento interno, sin entrar a valorar más detalles de los hechos. Los tres fueron llamados por el gerente de la tienda y les fue comunicado el despido en una reunión en la que también estaba presente un abogado de la empresa y una representante de CCOO.
Para empezar, el abogado de los trabajadores, Victoriano Vela, afirma a este periódico que la empresa "no ha cumplido con la obligación del derecho a la defensa de los trabajadores. Los llamaron a los tres y los despidieron por hecho idénticos o similares en distintos días. Se trata de un despido disciplinario, una práctica habitual de la empresa cuando los trabajadores se acercan a los 50 años, ahí no tienen piedad. Lo normal sería que se abriera previamente un expediente, que hubiera habido una advertencia o una sanción de empleo y sueldo, pero no un despido así".
"Te llaman sin saber nada y te humillan. La de CCOO me dijo que era mi representante, me acompañó a mi taquilla y ella fue la que sacó mis pertenencias. Yo llevo 21 años trabajando en la empresa y no se me ocurriría robar nada", dice Almudena sin dudarlo.
"Somos trabajadores que lo hemos dado todo por la empresa, nunca nos hemos dado de baja, tenemos valoraciones de 9 y 10 por las puntuaciones internas, sin quejas de clientes y felicitados por el coordinador. En este caso no ha habido un acta previa, somos trabajadores bien mirados y nos despiden de esta forma cruel y sin previo aviso", lamenta José Manuel.
En su caso, además, se da la circunstancia de que su esposa también es trabajadora de Mercadona y contaba con una prestación para estar de baja por la enfermedad de un hijo y ahora ella, tras el despido de su marido se tendrá que reincorporar al mismo centro de Lebrija de donde ha sido despedido José Manuel. "Por el motivo de despedirme a mí ahora hacen incorporarme a mi mujer. En el momento en que me despiden la prestación desaparece".
Los tres empleados niegan la mayor. Rocío explica que hay algunos productos que se ponen a disposición de los empleados: "En Navidad, los lotes de colonia que se quedan sin vender, al final se ponen con otros códigos más baratos y nos los venden a los trabajadores. Nosotros no hemos hecho lo que dicen. La empresa asegura que tiene imágenes donde se ve, pero no nos las han enseñado".
"Es discriminatorio, utilizas a los trabajadores durante 20 años y después los echas después de haber disfrutado esos años de juventud. No hay una causa real para el despido. Es la forma más rentable de hacer despidos para después contratar a gente con veintipocos años. Vamos a demandar porque es despido ilegal", adelanta el letrado.
"Dicen que tiene un vídeo donde se ve que nos estamos comiendo un bombón. De siempre hay compañeros que se han llevado a la boca una loncha de jamón o un langostino y no pasa nada. En este caso ponen una camarita dentro del almacén sin avisarnos", señala José Manuel.
Victoriano Vela comenta que la utilización de una cámara es "alegal porque por una cuestión de protección de datos se debe avisar. Tiene que haber un aviso para saber el objetivo del uso de esa cámara. Desde el planteamiento jurídico la ley es perversa porque es un despido por temas disciplinarios y ahora hay que demandar para que te paguen el despido improcedente". Está previsto un acto de conciliación, pero antes de eso realizarán concentraciones con pancartas en la puerta de la tienda durante varios días.
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