Los vecinos del bailaor granadino Rafael Amargo han asegurado que la situación era ya "insostenible". Desde julio llevaba la Policía Nacional investigando el entorno del artista tras interponer una denuncia contra él por el incesante tráfico de toxicómanos que entraban y salían de su finca, así como la presencia de restos de colillas, jeringuillas y papel albal a las puertas de su vivienda.
La propia denuncia recoge que los vecinos decidieron en una junta denunciar la situación que se estaba produciendo y en la que, por ejemplo, tenían que soportar que algunas de las personas que acudían al domicilio de Amargo se quedaran a dormir en los felpudos y las zonas comunes de las demás viviendas.
Una vez interpuesta la mencionada denuncia el juez que instruía el caso acordó abrir diligencias y oficiar a la policía para esclarecer los hechos. Esto ocurrió el 16 de agosto y, desde entonces, se ha estado vigilando los alrededores de la finca en la que residía, observando que efectivamente se producía un sospechoso tránsito de personas a diario.
Además de la vigilancia también se realizaron pinchazos telefónicos que no hicieron sino confirmar las conjeturas que mantenían los agentes. "De los hechos expuestos existen indicios suficientes que llevaban a creer que en el domicilio del denunciado se pudieran estar llevando a cabo venta de sustancias estupefacientes", recoge el atestado policial que continúa exponiendo que "el comprador contactaría con el investigado, el cual a su vez solicitaría la sustancia estupefaciente a un tercero que llevaría la droga al domicilio del investigado donde el propio Rafael se la entregaría al comprador, dando parte del beneficio obtenido al proveedor y quedándose él con una partida como comisión", determinando por tanto que era el propio Rafael Amargo quien se encargaba de distribuir la droga.
Finalmente, tras meses de investigación, vigilancia y escuchas, este jueves por la noche Amargo fue detenido en Alicante como presunto culpable de los delitos de tráfico de drogas y de atentado contra la autoridad, la segunda en lo que va de año, ya que tras ser arrestado en febrero había vuelto a ser puesto en libertad apenas hacía unas semanas.
Una vez autorizada la entrada y registro del domicilio, los agentes encontraron en el interior del mismo 133,4 gramos de metanfetamina, 30 gramos de CB2, 39,8 gramos de éxtasis, 9,8 gramos de ketamina, 255 gramos de sildenafilo, 80,2 gramos de cocaína, junto con dos básculas de precisión, bolsitas de plástico con autocierre y 1.420 euros en monedas fraccionadas.