Centros de menores convertidos en auténticas cárceles. Menores tutelados que son agredidos por sus educadores, encerrados en cuartos que se parecen a celdas. Suicidios en extrañas circunstancias y violaciones a jóvenes dentro de las cuatro paredes de las instituciones. La realidad que ocultan muchos de los referidos centros es infernal. Niñas y niños transformados en auténticos zombis, totalmente desamparados y con miedo a denunciar las tropelías que sufren.
Habitaciones con barrotes, sin calefacción ni ventilación, y con la llave echada. Muchos permanecen horas, días encerrados. Sin apenas comer, durmiendo entre su propia orina y con el pánico instalado en el cuerpo. Sus madres son amenazadas con cortarles la hora de visita que tienen a la semana. Casi nadie se atreve a hablar porque se impone la dictadura del terror, de esos que se ven superiores al resto y que cuentan con el beneplácito de las administraciones, que miran para otro lado.
Ha pasado en las Islas Baleares. Niñas que son violadas y prostituidas estando en manos de los servicios sociales. Agresiones sexuales en pisos tutelados. Menores víctimas de explotación sexual. Mientras que los culpables se esconden, el gobierno balear trata de tapar las vergüenzas y la barbarie. La inacción política es total.
La historia se ha repetido recientemente en Madrid. No hay comunidad autónoma que se salve en España. A los secuestros de menores, que siguen el patrón de los niños robados de la época del franquismo, se unen las atrocidades que se están cometiendo en muchos centros de internamiento y casas de acogida. El escándalo es bestial. Menores tuteladas por la Comunidad de Madrid que estaban siendo explotadas. Y en algunos casos obligadas a prostituirse. Diez menores fueron liberadas a principios de año. Abusaban sexualmente de ellas y las usaban para vender droga. Tres semanas después, Isabel Díaz-Ayuso sigue lanzando balones fuera.
Redes de prostitución, palizas, protocolos de suicidios y muertes en sospechas circunstancias. Nos vamos ahora al norte. A Tudela (Navarra), donde hace dos años perdía la vida Jesús, un niño de 9 años. La versión oficial que dio el piso tutelado gestionado por el Gobierno Foral de Navarra es que se suicidó con un cordón de una bata o una correa. No se aclararon. La realidad está llena de interrogantes. Cuando la familia quiso realizar una prueba forense para ver si lo que había contado la administración era verdad, la sorpresa fue mayúscula. Los órganos del menor habían sido donados sin que la familia de Jesús lo hubiera autorizado. Alguien, indudablemente, no quería que se supiese la verdad.
"He visto morir a varios niños en centros de menores"
Bajamos a Sevilla, centro de Montequinto. Un menor, al que por seguridad vamos a llamar Antonio, cuenta a lavozdelsur.es que "una mañana vimos cómo sacaban una bolsa negra. No nos dijeron nada, pero faltaba un compañero y seguro que era él". Una madre que fue niña tutelada en su día también nos habla de las historias para no dormir a las que se tuvo que enfrentar. "Yo vi muchísimas cosas. Una de las niñas amaneció un día tiesa, engarrotada. Y otra, con ocho años, sordomuda, también amaneció muerta. Dijeron que era por problemas de corazón, pero no lo creíamos", destaca.
En febrero de 2019, Ilias Tahiri fallecía en un centro de menores de Almería víctima de una inmovilización mecánica. Indefenso, atado con correas en pies y manos, y boca abajo en una cama, así murió el joven. La familia tiene claro que la de Ilias no fue una muerte accidental. "Lo mataron", asegura su hermano. En Almería también destaparon una red de prostitución que se llevaba a niñas de centros de menores a Francia para venderlas allí.
"Tengo miedo por lo que pueda pasarle a mi hijo"
En Granada también encontramos un caso desgarrador, el de una madre que se ha tenido que enfrentar a la violación de sus tres hijos (dos chicos y una chica) en centros de menores. Cuando la niña tenía 9 años, la madre detectó en una visita que la pequeña estaba sangrando. La madre fue acompañada por la Asociación del Menor Tutelado al juzgado para poner la denuncia pertinente. A día de hoy, sigue su lucha por demostrar que su hija sufrió abusos sexuales por parte de un monitor del centro donde estaba que se la llevaba a su casa los fines de semana. Sus dos hermanos también han testimoniado los maltratos y abusos sexuales que han sufrido.
En Sevilla se está investigando actualmente un presunto caso de violación a una menor en un centro de menores. Mientras que a los padres les exigen mil informes psicológicos y pruebas periciales, ¿quién vigila las conductas de las personas que forman parte de los centros de menores, casas de acogida y pisos tutelados? Amnistía Internacional ya presentó hace una década un informe sobre la violación de derechos humanos de los menores ingresados en centros terapéuticos, pero a día de hoy todo sigue igual. Niños medicados a la fuerza, apaleados y atemorizados. Menores institucionalizados, que crecen sin ningún tipo de calor y que se encuentran en situación de vulnerabilidad. "Tengo miedo por lo que pueda pasarle a mi hijo. Me ha contado que le han dado palizas en el centro y ahora me han dicho que le han activado el protocolo de suicidio. Me da miedo que le puedan hacer algo", relata una madre a lavozdelsur.es.
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