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La violencia escolar acabó con su hermana: la conmovedora carta de Paula para pedir una ley estatal contra el 'bullying'

Daniela se quitó la vida en octubre del año pasado. Ahora, su hermana, de 19 años de edad, ha convocado una concentración para exigir una ley en España contra el acoso escolar

Daniela, víctima mortal de violencia escolar.
Daniela, víctima mortal de violencia escolar.
03 de abril de 2025 a las 22:54h

En octubre del año pasado, Paula, una joven asturiana de 19 años, perdió a su hermana Daniela, de 16, por culpa de la violencia escolar. "Mi mundo se vino abajo cuando mi hermana menor Daniela se quitó la vida por las secuelas que el acoso escolar dejó en ella. Nadie debería pasar por eso, ni ella ni ningún niño o niña debería sufrir acoso escolar, no deberían ir con miedo a clases, dejar de socializar por miedo al que dirán, los insultos o los motes, no debería estar pendiente de si los miran mal o no, no deberían tener que mirar a todos lados porque los han amenazado".

Visibilizar las secuelas de por vida de la violencia escolar

Tras unos meses en los que tanto su madre Sandra como ella han ido asimilando la irreparable pérdida, Paula ha decidido dar un paso al frente para visibilizar la violencia escolar sufrida por su hermana. Y para ello ha convocado una concentración silenciosa para el próximo 28 de abril (12 horas) en la Consejería de Educación en la plaza de España de Oviedo. El motivo no es otro que exigir una ley estatal contra el acoso escolar que "deja secuelas de por vida o mata. Es de vital importancia que toda la sociedad esté unida para acabar con esta lacra. Es fundamental que no exista un protocolo y un decreto por cada comunidad autónoma y sí una única ley que rija en todo el Estado. Nadie está libre de que el acoso entre en su casa y entre todos debemos evitar se convierta en un drama para quien lo sufre y su entorno". 

"Desgraciadamente –apunta Paula– con algunos como Daniela llegamos tarde, pero aún estamos a tiempo de ayudar a los que lo sufren ahora o pueden sufrirlo en un futuro. Los que queráis podéis llevar una flor blanca en recuerdo de todas las víctimas que pierden su infancia o juventud. Esperamos que podáis uniros todos los que lo habéis pasado, lo estáis pasando o conocéis a alguien en esa situación". 

No es una cosa de niños

La joven ha escrito una carta en la que manifiesta que "ninguna familia debería estar en tensión constante pensando que le dirán esta vez a sus hijos o si el centro esta vez hará algo, porque muchas veces no lo hacen, cuando un niño, niña, madre o padre va al centro a pedir ayuda muchas veces lo que reciben es un 'es cosa de niños', 'ya se les pasará' o 'esos niños lo hacen porque también tienen problemas', pero no aportan la ayuda al menor ni activan los protocolos de la manera que deberían. Tampoco se ofrece a las víctimas de acoso escolar asistencia psicológica inmediata por lo que el problema se va haciendo más grande día tras día, los acosadores siguen acosando, el menor cada vez tiene más miedo, se siente menos valioso de lo que es, se aísla o incluso llega a desarrollar ansiedad o depresión". 

Paula ha retratado las actuaciones que llevan a cabo desde muchos de los centros educativos en este tipo de casos de violencia escolar: "El centro llama a las familias solo para decirles que las notas de sus hijos han bajado o para avisar de que si el niño no va a clase tendrán que llamar a servicios sociales sin importarles que el niño no quiere ir a clase porque tiene miedo, porque no se siente seguro, porque recibe amenazas… solo les importa lo académico y como futura maestra rechazo esa forma de ver las cosas. La prioridad de un docente no deberían ser las notas de su alumnado sino el alumno como tal, cómo se siente, qué le pasa… un docente debe velar por la seguridad y el bienestar de su alumnado, debe socorrerlo cuando este pide ayuda y no ignorarlo o minimizar sus problemas con un 'ya se les pasará, todo se soluciona, son cosas de niños'. Los docentes deben tener el valor de enfrentarse a equipos directivos. Aunque crean que abrir los protocolos dañen la imagen del centro, es todo lo contrario. Si un centro abre correctamente los protocolos y actúa, es un centro seguro. Pero esto no solo se queda aquí, el acoso escolar no solo afecta a quien lo sufre, sino que entra en su casa, afecta a su entorno".

Su hermana se apagó lentamente

En su carta, la hermana de Daniela añade que "muchas familias deben ver cómo su hijo o hija se apaga lentamente, sin que el centro les haga caso, mientras ellos golpean todas las puertas que pueden, buscando que alguien ayude a su hijo o hija, que alguien les ayude. Muchas familias en esta situación no saben qué hacer, a quién acudir, qué protocolo seguir. Es por esto que las familias que han sufrido o están sufriendo por esta situación pedimos una ley estatal contra el acoso escolar. Una ley que ampare al menor y la familia de las víctimas, una ley que si pasa lo peor facilite la denuncia, ya que no existe el delito de acoso escolar, existe el delito de agresión, de amenazas, de maltrato…". 

Paula deja claro que "no pedimos menores en la cárcel, pedimos menores maltratadores que sean reeducados para que puedan reinsertarse en sociedad de manera sana. El bullying deja secuelas, el bullying destroza emocionalmente y físicamente, el bullying lamentablemente muchas veces mata. Como hermana de una chica maravillosa a la que el bullying mató en octubre, os pido acudáis a esta concentración silenciosa. En honor y recuerdo de ellos, de los que están sufriendo y de los que ya no están. Para que ninguna persona más deba pasar por esto, para que ningún padre o madre tengan que ver sufrir a sus hijos o perderlos, para que nadie más como yo pierda su otra mitad sin poder hacer nada más para evitarlo. Por ellos luchemos todos juntos". 

Sobre el autor

Rubén Guerrero.

Rubén Guerrero

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