La Magna sigue también una actividad paralela a la propia organización del evento. Es la que están llevando a cabo las hermandades con los preparativos necesarios para sus respectivas salidas. Uno de esos frentes, el más inmediato, es el de los costaleros. Ya proliferan las igualás y las convocatorias; en breve veremos los ensayos por las calles, otro efecto de la procesión, que está trastocando los tiempos cofrades.
La procesión necesitará de 37 capataces y costaleros suficientes para todos los pasos, al menos casi dos cuadrillas para responder al reto de los recorridos. Un cálculo a vuela pluma tomando 37 pasos con una media prudente de 50 costaleros en cada uno, dan en total casi 1900. Algunos capataces consultados por este medio no están preocupados por la respuesta de la gente, incluso son muy optimistas. En estos se tiene en cuenta que están siendo igualás libres e incluso contando con la gente de los pasos de misterio.
Una buena muestra de la respuesta que están teniendo las convocatorias es la que tuvo lugar en El Calvario para el palio de La Piedad, cuyo capataz es José Manuel Elena. La capilla se llenó con gente más que suficiente para formar las habituales dos cuadrillas -alta y baja-. Por cierto que este capataz no tendrá problemas el 12 de octubre para decidir en qué paso mandará. Al no salir la Virgen de la O, de la que también es capataz, solo tiene el compromiso con la hermandad del Viernes Santo.
No se da la misma circunstancia con otros que tendrán que elegir en cuál estará al frente, por lo que tendrán que designar los auxiliares mas avezados de sus respectivos equipos para ponerlos en los llamadores de los otros palios que tienen a su cargo en Semana Santa. Esta historia ya se la saben algunos de ellos, los más veteranos, que tienen la experiencia de la Magna de 2000.
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