No es ningún misterio que en los barrios históricos de Vegueta y Triana, en Las Palmas de Gran Canaria, se respira en andaluz. Sus callejuelas y patrimonio están repletos de referencias a Andalucía desde que la Corona de Castilla comenzara en 1478 la conquista de la isla. Muchos eran sevillanos, como el capitán Juan Rejón, vecino de Triana, en Sevilla.
Desde 1515 ya se había nombrado al barrio de artesanos y pescadores —actual zona comercial— con este nombre y rezaban a Santa Ana, muy venerada en el distrito de la capital hispalense donde tiene 'catedral' propia y existe gran devoción. La Triana canaria y la sevillana están hermanadas oficialmente. En la segunda, la misma capilla de Los Marineros, que guarda a la Virgen de la Esperanza, presenta una placa que versa “El barrio de Triana de Las Palmas, al barrio de Triana de Sevilla, en recuerdo de cinco siglos de historia común”.
“La relación con Andalucía es enorme, hasta la Diócesis de Canarias está dentro de la Archidiócesis de Sevilla”, comenta Juan José Laforet, cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, su ciudad natal, y de toda la isla. Este doctor en Historia del Periodismo y en Ciencias de la Información encuentra numerosos lazos entre las tierras andaluzas y las canarias. Hasta la sierra malagueña comparte nombre con la cumbre de allí: Tejeda.
Como no podía ser de otra manera, la influencia andaluza también se refleja en la Semana Santa de la capital grancanaria. Una huella visible que sacan a la luz relaciones entre Las Palmas y la comunidad autónoma. “Aquí salen al modo de Andalucía, con esos capirotes, capas y túnicas, y se cantan saetas, pero también malagueñas canarias, las dos”, describe Laforet, que recuerda que este último es un canto folclórico típico del Archipiélago procedente de Málaga.
Esta provincia andaluza está muy presente en sus procesiones. Curiosamente, por las calles de Las Palmas se pueden contemplar tronos con cargadores, como los que recorren la calle Larios, junto a los pasos con costaleros. En concreto, esa influencia malagueña se percibe en los pasos de la Hermandad del Santo Encuentro de Cristo y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo con la Cruz a Cuestas y Nuestra Señora de los Dolores de Vegueta.
“Hay una reminiscencia andaluza en usos y costumbres, y también en el patrimonio cofradiero. Casi toda la orfebrería y los grandes mantos son traídos de Andalucía, de talleres sevillanos”, explica el cronista oficial a lavozdelsur.es.
A lo largo de la historia, la mayoría de tallas también procedían de Sevilla, pero todas las antiguas fueron quemadas en 1599 durante el asedio a la incipiente ciudad por parte del marino holandés Pieter Van Der Does. Otro ejemplo es la Virgen del Pino, patrona de Gran Canaria, una talla sevillana del siglo XVI. Hablando de patronas, la de Sevilla, la Virgen de los Reyes, también cuenta con fieles canarios y tiene una ermita a su nombre en Las Palmas.
“Todo venía de allí. A finales del siglo XVIII apareció el escultor José Luján Pérez, que fue un escultor que renovó la imaginería e hizo una producción enorme de imágenes”, comenta Laforet, que también ha sido pregonero de la Semana Santa en varias ocasiones.
El trasvase cultural es notable en la tradición que se celebra en toda España. Incluso los andaluces, de la casa de Andalucía en Las Palmas, fundaron, junto a los canarios, una hermandad que se sumó al itinerario en 1979. A esta se le conoce popularmente como “los nazarenos de Vegueta”, por salir desde la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, ubicada en este barrio. Unos 150 nazarenos y 80 costaleros iniciaron el recorrido dicho Domingo de Ramos, su día, pero no pudieron completarlo por las lluvias.
La Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Esperanza de Vegueta es la más andaluza. Así la han llegado a definir los medios locales. Y es la única que realiza su estación de penitencia en la Catedral desde hace ya 45 años.
“Se ha convertido en una de las principales salidas procesionales que hay en la Semana Santa de Las Palmas actual”, explica Laforet, que comenta que la hermandad, con el paso del tiempo, se ha ido formando por más canarios que andaluces, aunque sigue habiendo hermanos de la Península, “hijos de andaluces ya nacidos aquí”.
Nuestro Padre Jesús de la Salud fue encargado en 1984 al escultor sevillano José Paz Vélez, que residió durante años en Las Palmas, donde lo talló. “Él también hizo una talla similar para Santo Genoveva en Sevilla, que tiene mucha fama, y para la Iglesia de Santiago en Utrera”, detalla el cronista oficial que añade que este paso se incorporó después, al principio solo salía la Virgen de la Esperanza de Vegueta.
Esta talla del siglo XVIII era la antigua Virgen de las Cigarreras de Cádiz. “Estaba fuera de culto y la compraron de segunda mano para reconvertirla en Virgen de La Esperanza. La comunidad andaluza, por entonces, no tenía posibilidad de acceder a otra imagen”, cuenta.
Sin embargo, esta no es la única hermandad que los andaluces promovieron en Las Palmas. Dos años antes, en 1977, fundaron la Hermandad del Rocío, de gran devoción entre los canarios. "Yo soy rociero", reconoce Laforet, que ha realizado el Camino con la Hermandad de Sanlúcar. "Detrás de nosotros venía la hermandad de Jerez, su hermano mayor era un gran amigo mío", dice. El sentimiento cofrade también late en las islas.
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