Un portuense en la colección de arte del Palacio Real
Adrián Ferreras (El Puerto de Santa María, 1970) ha inaugurado este viernes su última exposición, 'La búsqueda del autor', en el centro cultural municipal Alfonso X el Sabio. La muestra, que se puede visitar hasta el próximo 19 de agosto de lunes a viernes de 11:00 a 13:30 horas y de 17:00 a 21:00 horas, así como los sábados de 11:00 a 13:30 horas, es un alegato a la personalidad del artista. "Es la ilusión que mueve a seguir creando", reconoce en el dossier de la expo. Un total de 48 obras donde conjuga el impresionismo y el costumbrismo que le caracteriza con la exploración de las "nuevas inquietudes" que le acontecen.
El pintor portuense lleva tres décadas en activo, llegando a formar parte de importantes colecciones y pinacotecas, como la colección de arte del Palacio Real de Madrid. En 2012, con motivo del bicentenario de La Pepa, le regaló un cuadro al rey emérito don Juan Carlos I. En la mochila, decenas de exposiciones, fundamentalmente en la provincia de Cádiz y en Sevilla, así como una magnífica labor como profesor de pintura en la academia que regenta en su localidad natal.
"Es un piropo que me comparen con él", dice sobre la relación que se le suele hacer con el pintor Juan Lara Izquierdo. Muchos portuenses le consideran su sucesor. No obstante, como su última exposición reza, el autor y el artista se busca. En esa búsqueda constante, Adrián Ferreras, reconoce estar en un momento de "reivindicación" de lo propio, una exploración con la que alcanza su cénit.
'La busqueda del autor' es como un golpe en la mesa. Normalmente, cuando te dedicas a esto, siempre estás indagando. Sin embargo, llega un momento en el que te planteas las cosas. Si coges un estilo y ya te conocen por ese estilo, tienes que refinar mucho más los cambios que hagas para que no vaya perdiéndose tu esencia. Ahora mismo, en la época en la que estamos, con las redes sociales, nos dejamos influenciar mucho tanto para bien y para mal.
Lo que yo observo es que mediáticamente hay mucha información visual todos los días. Entonces, hay que tener mucho cuidado cuando intentas desarrollar o crear algo nuevo porque hay una tendencia que imponen las propias redes sociales. Hay ciertos autores que están de moda, que hacen cosas fantásticas y con eso puedes caer en el peligro de que todo sea igual. Hay algunos que tienen un estilo definido y luego, de repente, ves un cuadro y no eres capaz de saber de quién es y tienes que acercarte a ver la firma. Hay que ser consecuente con eso. Cuando empiezas a hacer cambios en tu obra que sea porque tú los quieres hacer, olvidándote de la influencia de lo que hay alrededor. Hay que buscar cambios, pero siempre con lo que crees; se trata de una búsqueda que siempre es constante.
Esta exposición es una especie de reivindicación de lo que hago, de el autor tiene que tener personalidad y no perderla. Hace cuatro o cinco años que no hago ninguna exposición a causa del covid. Esta es una manera de de demostrarte al público que además de no perder mi estilo, sigo buscando poder aportar cosas nuevas a mi obra. Por eso 'La búsqueda del autor', es algo muy personal.
Correcto. Ese cartel era un encargo de 2019 para 2020, y al final se hizo para el año pasado. Fue un parón para todo el mundo. Tenía proyectado una exposición en Sevilla y se fue al garete.
Soy de esas personas que expone todos los años. Desde el 2000, prácticamente no he parado, sea en El Puerto o sea fuera. Estos cuatros años he estado en barbecho, pero no hay mal que por bien no venga. (Ríe).
"A los años descubrí que el don que tengo lo he heredado de mi madre. No sabía que dibujaba, la habilidad que tenía de niña era increíble".
Desde muy temprano, desde que era un niño. Es una inquietud que tengo innata porque en mi casa nadie pintaba. Mis padres lo vieron en mí desde que yo era muy chico. Tanto mi madre como mi padre son personas con mucha sensibilidad, les gustaba la pintura, la música, la literatura. Es por eso que chico iba a muchos sitios a ver pintores, a conciertos, leía cosas. Todo eso te influye y te ayuda.
En mi casa ellos siempre me apoyaron. Me compraron pinturas, plumilla... cosas para que yo me desarrollara. A los años, descubrí que el don que tengo para crear y para dibujar lo heredo de mi madre. Descubrí unos dibujos suyos de cuando era pequeña; la habilidad que tenía de niña era increíble. Por desgracia, la mujer antes no podía desarrollar nada. Tenían un mundo relegado al hogar y a los hijos y se quedó ahí.
No, no, para nada. Y de hecho cuando lo supe ya no sé si era con veinte años o más.
Cuando yo era pequeño, pues mira... (Ríe). Mi pasión era el cómic.
Los tebeos, exactamente. Para nosotros es el tebeo, porque el cómic es algo más actual. Eran los tebeos y por supuesto los primeros tebeos, es decir, Mortadelo y Filemón. Luego otros autores, también Marvel... eso me ayudó, porque me desarrollé muchísimo con el tema del cómic, tanto el dibujo como la perspectiva. Pero claro, si no hubiera sido por mi padre, que me puso a hacer plumilla y a pintar vírgenes, hubiera acabado dibujando historietas. Con esa edad, empecé a observar a autores que no eran habituales. Fui descubriendo pintores que me gustaban y me llamaron la atención como Goya, Velázquez o Rembrandt. Luego, cuando empecé a desarrollar más mi pintura, empecé a descubrir más pintores españoles del XIX y del XX, como Fortuny o Eduardo Rosales. Todo era una lección diaria.
Me defino en el costumbrismo, pero lo cierto es que es una temática abierta. Te permite hacer escenas de campo, de mar, escenas urbanas.
Correcto, correcto. Así es. Y es uno de los cambios, una de las búsquedas que abordo. Siempre he hecho pinturas de antaño, de otras épocas. Siempre me dicen: "Tú tienes facultades, ¿por qué no haces cosas actuales?". Pero no sé, a mí no me llama la atención por ejemplo una persona con un móvil trabajando... qué sé yo. Pero sí me llama la atención los domingueros en la playa, la gente paseando. En la exposición hay algunas obras actuales de playa, en zonas como las Murallas, con el pueblo marinero y Rota al fondo, en Puerto Sherry, etcétera. Trabajando en este tema, me acordé de Bolonia. Toda aquella zona tiene un encanto y una magia enorme. Tuve la suerte de que cuando hice el servicio militar, estuve nueve meses en Punta Caraminal.
Exactamente. Imagínate aquello. Son experiencias que te marcan. Esa magia siempre la he tenido ahí, y en esta exposición he empezado a desarrollarla. En total hay unas doce o trece acuarelas, además de grandes dimensiones; la mayoría son de Bolonia. La imagen a la que te referías, parte del cartel, es un extracto de una obra muy apaisada en la cual se ven las vacas de retinto típicas de allí paseando por las calles. Es una escena que a mí me encanta. Me gusta el agua, pintar el mar, pero también pintar los animales. Es una escena que mediáticamente se está poniendo de moda, pero es algo que yo he conocido personalmente por lo que me he tenido que parar y pensarlo bien. Si me dejara llevar, pintaría mucho más sobre Bolonia porque da para mucho.
"El proceso del artista creador consiste en transformar las cosas y llevarlas a tu terreno".
Claro, claro. Es una pregunta muy buena y muy acertada. Hoy día imperan los sucesos y las cosas fuera de tono, grotescas. Entonces, claro, ¿qué es lo que tenemos que hacer los que creamos? Pues coger ese campo, que es moldeable. Está de moda lo de provocar un poco Y utilizar todo lo visual, pero hay hacerlo desde una perspectiva más romántica. Es lo que siempre ha hecho el arte: recrear, pintar ciertas escenas y cosas para que sean agradables a la vista; que si no fuera una pintura, no te llamaría la atención. El proceso del artista creador consiste en eso, en transformar las cosas y llevarlas a tu terreno.
Creo que tiene las dos vertientes porque hay zonas que tú vuelves a recrearlas y expresas cosas en las que nadie se fija. Mi experiencia por las exposiciones es que te dicen: esto lo he visto todos los días, pero es la primera vez que me he parado de verdad a observarlo y es una maravilla. Como tú lo has recreado, le has dado la vuelta. Entonces, eso es una creación, has trasladado algo cotidiano dándole un valor visual agradable a la vista, romántico, que la gente puede cogerlo y colgarlo en su casa. Entras en la intimidad del hogar de una persona, eso es un mérito.
Es verdad que nosotros tenemos la culpa, obviamente, de que nos cataloguen como pintores costumbristas porque hablamos de ello. Pero el estilo de la pintura no tiene nada que ver con el género y el costumbrismo es un género que se ha catalogado como tal porque retrata la vida cotidiana, de antaño. Sin embargo, el que pinta a una persona tomando una cerveza en el bar Vicente hoy día también hace costumbrismo. Pintar una persona paseando por Bolonia y unas vacas tumbadas durmiendo, también es costumbrismo.
Así es. Luego, hay ciertas obras, como la mía, que es figurativa, en la que ves perfectamente lo que es una barca, una mujer o un niño, pero es impresionista porque cuando te acercas a mi obra se descompone y solo se ven manchas. En eso se basa el impresionismo con más rotundidad. Hay otras obras que casi las catalogo con cierto grado de abstracción, porque tienes que coger una distancia y acompañarla de gestos o figuras que hay al lado para catalogar lo que hay ahí. Por ejemplo, un niño con un canasto y una fuente. Cuando te acercas, son cuatro manchas y si no tuviera las manchas de al lado, no verías nada. Eso es completamente contemporáneo.
En mis exposiciones también he pintado mucho Sevilla porque mi padre es sevillano y yo he ido mucho. También he pintado Huelva, Ayamonte. Cuando eres un pintor creativo, hablo de el que coge una fotografía, lo transforma, crea luces, personajes y colores. Después está el pintor que tiene la facultad de poder pintar y copiar con una destreza increíble pero no es capaz de cambiar ni transformar esa realidad en otra.
Bueno, sabes que esto no deja de ser una ciudad pequeña y las referencias son las que son. Pero es que es cierto. Al principio de mi obra hay una influencia de Juan Lara. El pintor, el artista que crea, bebe de los manantiales que tiene más cerca. Juan era íntimo amigo de mi abuelo, eran compadres.
"La luz refleja el lugar donde nos hemos criado, la luz que tenemos aquí es increíble".
Sí, claro. Mi padre tuvo un bar donde estaba antes Turismo que se llamaba El Castillito. Luego cerró, sería en el 69 o en el 70, lo puso frente al Resbaladero. Era conocido como Los Cristalitos o el bar La Marea. Ahí es donde tengo los recuerdos de mi niñez. Los sábados me recogía mi abuela y me pasaba todo el día en el bar. Con quien me sentaba yo en la mesa era con Juan. Desde muy chico, él me decía: "Pinta toros y pinta caballos". Le llamaba la atención que yo pudiera con esa edad pintar animales. Es una influencia que la he tenido siempre, pero tal vez lo que me diferencie es la luz.
Es uno de los piropos que me han echado que siempre me ha gustado. (Ríe). La luz para mí es algo que refleja el sitio donde nos hemos criado; la luz que tenemos aquí es increíble. Hoy día se hace viral en las redes sociales una chica de fuera que se sorprende porque a las nueve o diez de la noche sea aún de día aquí. Nosotros lo hemos vivido toda la vida, llega este tiempo y los días son muy largos. La luz me ha impactado tanto que cuando descubrí a Sorolla me cautivó. A través de él, descubrí a todos los contemporáneos de la época.
Hombre, por supuesto, siempre se hacen comparaciones, pero que te comparen con grandes maestros es un piropo... no cabe la menor duda.
Cuando te dedicas a la enseñanza, no paras de descubrir cosas. El perfil que tengo es flexible, la gente va por hobby, por lo que hay una cierta libertad que intento inculcar, no quiero que no tengan miedos. Básicamente, es una terapia. Hay gente que nunca le ha llamado la atención el dibujo y cuando empieza a dibujar o a pintar, disfrutan. Si enseñas de una manera en la que potencias las facultades y olvidas las limitaciones, ayuda. Es algo que he tratado en las exposiciones, cuando hablas con la gente, aprendes mucho. En las clases todavía mucho más; se trata de la sensibilidad de captar lo que quieren, lo que son capaces de dar esas personas a la hora de aprender. Sí, te sorprende mucho y te cambia.
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