Más de una década viajando el flamenco hacia el norte
Algunos años antes de que la pandemia cambiar el orden mundial, en Pamplona se ponía en marcha un festival flamenco con el que se pretendía reivindicar la tierra de Agustín Castellón Campos Sabicas (Pamplona, 1912 - Nueva York, 1990) pero que el paso del tiempo ha convertido en una auténtica referencia dentro del circuito de festivales flamencos de gran formato que se celebran en España. Por sus patios, plazas, balcones y teatros ha pasado lo más granado del panorama flamenco actual durante estos once años y, de forma análoga a la programación que ofertan al público bajo una filosofía donde el arte, la cultura y el flamenco son lo primero, su vinculación social y medioambiental con el territorio en el que radican hace que sean actualmente un modelo de gestión de referencia, tanto por ser una propuesta público-privada como por la forma en la que hacen que el flamenco llegue a los máximos públicos posibles.
Con una programación variopinta, donde tienen cabida todos los sentires y emociones, los útlimos días de agosto y los primeros de septiembre tendrán como epicentro de lo jondo a Viana, Tudela y Pamplona, lugares en los que artistas de la talla de Gerardo Núñez, Manuela Carrasco, Pepe Habichuela, Israel Fernández, Jesús Méndez, Capullo de Jerez, Josemi Carmona, Gema Moneo, José Maya, Rycardo Moreno, Diego del Morao, Aurora Vargas o el Ballet Flamenco de Andalucía, con su última creación pisando por primera vez la caja negra de un teatro, confrontará con las propuestas que ofrecerán Raimundo Amador, Califato 3/4 o Derby Motoreta Burrito's Kachimba en los espacios más alternativos.
Más de 60 actividades dan contenido a un programa que en esta undécima edición de Flamenco On Fire donde compensar la huella de carbono, conciertos especiales para personas con discapacidad, encuentros musicales con otros territorios folclóricos, flashmob, actividades infantiles, culturales, conferencias y espacios donde poder llevar el flamenco al plano más convivencial permite al público, artistas y profesionales del sector a mantener encuentros más cercanos.
Para conocer los entresijos de la próxima edición que tendrá lugar entre el 23 de agosto y el 1 de septiembre — 23 en Viana, 24 en Tudela y del 28 al 1 en Pamplona— el máximo responsable de la muestra nos concede una entrevista exclusiva a lavozdelsur.es en la que nos expone los secretos que han llevado al evento a ser un modelo de gestión a seguir por la industria cultural del flamenco a nivel nacional.
Pues la afrontamos con muchísima ilusión y la satisfacción de cerrar un ciclo que iniciamos en 2021 con una pregunta que fue ¿qué es flamenco? Y, a través de esa pregunta, hemos intentado en los tres años siguientes dar una respuesta de orden divulgativo, para manifestar que el flamenco es el cante, es la guitarra y este año, a través de la temática de planta-tacón, es el baile.
Por lo tanto, en esa parte contentos porque lo que nos habíamos fijado hace tres años lo culminamos con esta edición y, al mismo tiempo, este año ya anunciamos lo que van a ser los tres años siguientes: vamos a hacer un ejercicio de recuperación de patrimonio flamenco, a través de otras tres ediciones, para contextualizar en un calendario tres épocas del flamenco, a través del cartel conceptual que hemos diseñado, que parte de una postal de principios del siglo XIX de la colección de Carlos Martín Ballester, en la cual hemos dado expresividad, movimiento y contemporaneidad, que son rasgos muy característicos del Flamenco On Fire.
"Hay dos termómetros: uno es el público y el otro, el más importante, los artistas"
Siempre intentamos innovar. Desde un principio, que es muy marcado porque es el territorio en donde estamos, intentamos que la programación sea diversa y abierta, para que cada persona pueda elegir la puerta por la que entre al flamenco.
Nuestro objetivo es que la gente se emocione y, a través de ese principio de emoción y de mucho trabajo realizado durante el año, intentamos hacer algo en cada edición. Por ejemplo, en 2024 inauguramos un escenario nuevo como es el Escenario Sabicas, que va a quedar para siempre reservado a la guitarra de concierto.
Y en lo que has mencionado de la producción de Alzapúa, es un proyecto que gira en torno a la guitarra de concierto, que tiene un principio generacional, es decir, demostrar desde la concepción o la expresividad de distintos artistas en distintas edades cuál es el estado actual de la guitarra de concierto. Ese es el espíritu de Alzapúa: una apuesta por parte del festival en torno a la guitarra de concierto, que siempre ha estado en nuestro ADN, ya que Flamenco On Fire nace como consecuencia de la voluntad de recuperar el nombre y la obra de Sabicas.
Yo creo que la tierra es flamenca siempre y cuando lleves artistas flamencos. La capital del flamenco está en el corazón de cada artista y no en una ciudad u otra. Pamplona es flamenca porque vienen artistas flamencos y porque muestran siempre una calidad y muestran un arte.
"Gerardo Núñez es fundamental para entender la guitarra actual"
Yo creo que ya es Navarra, porque para nosotros la vertebración del proyecto es muy importante. Me refiero a la territorialidad y hacer accesible el flamenco y la cultura a otras localidades de la comunidad foral son muy importantes. Tudela es la capital de la Ribera, además de la segunda localidad más importante. Y luego Viana también es una localidad muy importante dentro de lo que es el contexto de la comunidad foral.
Tradicionalmente, buscamos localidades que tengan siempre un encanto turístico. Y la elección de los lugares donde desarrollamos nuestras actividades tienen un componente de promoción de la región. Y dentro de lo que es el contexto del norte, creo que la programación habla por sí sola y por números de asistencia, también.
En relación con lo que son cuestiones de orden institucional, el festival ha trabajado con todos los partidos políticos que tienen presencia en la comunidad foral de Navarra, porque no solamente estamos en Pamplona, sino que también estamos en Viana y estamos en Tudela.
"Nuestro objetivo es que la gente se emocione"
Y cada cuatro años hay cambios dentro de los ayuntamientos y de la propia comunidad foral. Flamenco On Fire se preocupa de la cultura, no se preocupa de la política. Hemos conseguido que este evento, que gira en torno al flamenco, sea un evento totalmente blanco, sin signos políticos y que, verdaderamente, aquí lo que prime sea la cultura.
El apoyo que hacen todas las instituciones es en base a un evento cultural, que enriquece el territorio donde se desarrolla y muestra una diversidad de una cultura que está muy alejada de la comunidad foral en términos históricos. Pero el nivel cultural también que existe en Navarra y en todo el norte ha permitido que, a través de la sensibilidad y la emoción que transmite el flamenco, haya calado y sea fuente de emoción.
Además, nuestro modelo es público-privado, por lo que siempre hay que encontrar el equilibrio y siempre lo encontramos.
Todas las cuestiones de orden social y medioambiental siempre han sido muy importantes para nosotros porque entendemos que es otra manera también de mostrar el flamenco. El flamenco es lo musical y lo artístico, evidentemente, pero en torno al flamenco también hay muchas otras cuestiones que pueden apoyar positivamente la percepción por parte del público que nunca se ha acercado o nunca ha tenido la oportunidad de asistir a un espectáculo flamenco.
Incluso, desde otro prisma, que son cuestiones de orden social como pueden ser voluntariado, entrega de entradas a la red de pobreza o traer 200 mujeres del rural de la comunidad floral a disfrutar un día del festival o cuestiones de la medición de la huella de carbono, con posteriormente reforestación para la compensación de la huella o compra de agua cuyo porcentaje me parece que sea el 20% va destinado a proyectos de plantas potabilizadoras en países de vida de desarrollo, pues creemos que con el flamenco eso es muy positivo.
"Necesitamos un equilibrio entre los principios que sustentan Flamenco On Fire y poder ser sostenibles económicamente"
Con esto estamos mostrando que el flamenco es sensible a muchas cosas y eso también es otro elemento que puede hacer que nuevos públicos se acerquen al flamenco en general. Y, por lo tanto, creemos que es muy importante. Hay una cuestión de orden social, a través de nuestra colaboración con Gazkaló — la Asociación de Federaciones Gitanas de Navarra—, que para nosotros es esencial y hacen una labor maravillosa dentro del festival trabajando de forma altruista por el bien del flamenco.
Pues no lo sé. Creo que los artistas lo que quieren es trabajar en cualquier cita flamenca. Y si, además de eso, lo haces en un lugar donde lo principal son los artistas y nos volcamos en que estén muy a gusto, puedan desarrollar su trabajo y estemos pendientes de que la parte producción y la técnica sea también importante, es normal que todos quieran venir al festival.
"No nos podíamos permitir que Manuela Carrasco no estuviera este año en la programación"
Hay un trabajo detrás también, de equipo de comunicación, de marketing, de promoción y, por lo tanto, yo creo que se suma también el hecho de la convivencia que se produce en las ciudades donde desarrollamos el festival, que recuerda a modelos anteriores en los que había mayor convivencia entre artistas y público o entre solamente artistas. Y yo creo que eso también es algo que beneficia muchísimo al festival.
De todos modos, lo que sí intentamos siempre es añadir valor, aunque nosotros asumimos más riesgos que otros festivales porque somos un festival privado. Entonces, para empezar, el riesgo ya está ahí. Los apoyos institucionales que tenemos son básicos, sin ellos no se podría hacer. Sin embargo, el riesgo promotor lo asume Flamenco On Fire.
Por lo tanto, necesitamos de un equilibrio entre cuáles son los principios que sustentan Flamenco On Fire, por un lado, y luego siempre encontrar ese equilibrio en el que podamos ser sostenibles económicamente. Y, al mismo tiempo, intentar ofrecer elementos que pueden ser de comunicación o que pueden ser de una imagen totalmente renovada o más fresca para que las personas se puedan acercar al flamenco. Si eso sirve para que otras citas se renueven, pues bienvenido sea, aunque nuestros referentes, posiblemente, no estén en el flamenco desde un punto de vista organizativo. Están en otras citas totalmente distintas.
Históricamente, las grandes citas tienen un apoyo institucional mayoritario, lo cual yo no critico y me parece muy bien, porque luego también hay obligaciones por parte de las instituciones de promoción del flamenco que tienen que estar ahí y yo no le veo ningún tipo de problema. No obstante, la perspectiva que uno tiene cuando afronta un riesgo promotor y me refiero especialmente al económico y principalmente al artístico, que también es muy importante, te hace ver las cosas desde otro prisma y otro sitio.
Lo fundamental es qué valor aporta cada una de las citas flamenca al flamenco. Nosotros no competimos, en ninguna circunstancia, en el modelo de propuestas con nadie porque lo afrontamos desde un punto de vista del valor que podemos aportar al flamenco. Si alguien cree o piensa que estamos en ese modelo de negocio, en ese modelo de programación o de propuesta, pues está muy equivocado porque no estamos ahí.
"Los balcones son, han sido y serán fundamentales para el festival"
Esto es como el fútbol. Mi programación es la mejor del mundo (rie). Siempre hay cosas que te gustaría tener, pero eso también te permite el imaginar, el poder proponer y programar cosas en el futuro. Evidentemente, yo no estoy diciendo que sea la mejor programación de flamenco, pero para nosotros es la mejor.
Como nota característica, sí que me gustaría destacar varias cosas, como el encuentro que van a protagonizar Pepe Habichuela, Josemi Carmona y la compañía de danza, música y canción folclórica Duguna, que este año celebra el 75 aniversario de su fundación, y juntos van a realizar un encuentro en Iruña para arrancar el festival, vamos a hacer otro concierto de guitarra en Aspace, un centro de enfermos mentales y estamos gestionando unas mochilas vibradoras especiales para que personas sordas puedan también disfrutar del flamenco.
Vincular el festival con el territorio, con acciones de ese tipo, es súper positivo, y a nivel de accesibilidad estamos trabajando mucho.
Es que esta ha sido siempre la voluntad de Flamenco On Fire. Cuando estamos hablando de un evento de esta envergadura, que este año estamos entre las propuestas musicales, extra musicales y sostenibles son más de 60, es un volumen muy grande que se concentran en solo ocho días y, a nivel promotor, lo que buscamos es que cada uno de los ciclos tenga personalidad propia.
"Buscamos que cada uno de los ciclos de Flamenco On Fire tenga personalidad propia"
De este modo, puedes encontrarte desde esa parte un poco más heteronoxa o más fronteriza, como pues en los Derby Motoreta Burrito's Cachimba, Raimundo Amador o Califato 3/4, como también te puedas encontrar a Los Pañeros, Enrique El Extremeño, Emilio Caracafé, Gerardo Núñez, Jesús Méndez o ver a cuatro guitarristas en torno a un proyecto maravilloso, desde nuestro punto de vista, que es Alzapúa, con Josémi Carmona, Diego del Morao, Dani de Morón y Ricardo Moreno, con artistas invitados como Farruquito, Lela Soto y Delia Membrive al cante.
Creemos que es muy importante poder ofrecer distintas puertas para que la gente acceda al flamenco, y que cada uno elija, porque al final tú no eliges dónde estás en el flamenco, es el flamenco el que te pone a ti en el sitio donde tienes que estar.
Aquí podemos hablar del espacio o podemos hablar del estilo, de las dos cosas. Evidentemente, los balcones son, han sido y serán fundamentales para el festival, porque lo que hace es mostrar precisamente el flamenco. Pero en cuanto al estilo, yo creo que sinceramente lo jondo es lo que ha calado más, porque aún artistas por venir a Flamenco on Fire, pero por el festival ya han pasado Inés Bacán, Dolores Agujetas, Juanito Villar o Pansequito y este año vienen Aurora Vargas, Capullo de Jerez, Los Pañeros, Remache y, luego ya lo que son grandes figuras que llenan espacios como teatros, pues han estado todos prácticamente. Y, en el orden de la guitarra, han venido muchísimas figuras también, desde Riqueni hasta Vicente Amigo, pasando por Tomatito, Manolo Franco, Cañizares, etcétera.
Gerardo Núñez es fundamental para entender la guitarra actual y una época. Y la verdad es que, como programador y como aficionado, me parece un privilegio que venga al festival. Y no me puedo olvidar de Manuela Carrasco. No nos podíamos permitir que Manuela no estuviera este año en la programación porque a ella hay que recordarla y tenerla presente todos los días.
De todos modos, no creo que Manuela se retire, porque yo creo que un artista nunca se retira y seguro que ella continuará haciendo pinceladas o colaboraciones, pero ahora es cuando realmente ha decidido que deja las giras de flamenco en teatro y no nos podríamos permitir la licencia de no rendir homenaje a una de las bailadoras y artistas más grandes que hemos tenido en los últimos 50 años.
Creo que en Flamenco On Fire no está solamente el hecho de ser diverso y generar nuevos públicos, sino que también hay determinadas obligaciones que un programador debe tener desde el punto de vista ético. Y el acordarse de los más mayores es algo también lo hemos hecho siempre.
Históricamente, creo que eso ha pasado siempre dentro del flamenco. Lo que ocurre es que ahora se ha acentuado porque los cambios generacionales siempre conllevan a veces el olvido de otros artistas. Pero ese olvido se corrige de manera muy rápida, en cuanto verdaderamente tienes la voluntad de programarlos, tienes la voluntad de que muestren verdaderamente lo que llevan dentro y, posiblemente, es una de las obligaciones que debería tener todo programador: acordarse de todas esas personas que te han enseñado.
"El respeto que hay en Flamenco on Fire es una de las características más relevantes"
El público que asiste a Flamenco on Fire percibe que hay una propuesta cultural que creo que es única. Única, pero no por una cuestión de la programación o por la cuestión geográfica, sino que son infinidad de pequeños elementos que al final, esto es como si fuera un puchero, que al final te da un resultado que es la suma de muchas cosas.
Entonces, entran la programación por un lado, el territorio por el otro, el público que es importantísimo, el respeto que hay en Flamenco on Fire, que es una de las características posiblemente más relevantes que hay, el trabajo que existe detrás de cada propuesta, el formato, las duraciones, el tipo de espacio, muchas cosas.
Por eso es una mezcla de muchos elementos y de trabajo y la verdad es que los resultados están ahí, en el sentido sobre todo del público y de la respuesta que hay, ese es el mejor termómetro. Hay dos termómetros, uno es el público y el otro es posiblemente el más importante, los artistas.
Pues hay cosas que se están trabajando y la verdad es que es un viaje maravilloso, que te tiene que gustar mucho y ganas a mí, en lo personal, no me faltan. Decidí hace unos años dar un cambio a mi vida, dejar el mundo del derecho, aparcar mi plaza de profesor de Derecho Civil y meterme en un barco en el que creo que ahora mismo tenemos un rumbo, porque aquí tenemos un viento que nos lleva a donde sabemos que queremos ir.
Flamenco On Fire, en términos de territorio, está muy bien donde está. Y en términos nacionales no lo veo fuera de la Comunidad Foral de Navarra. Las cosas que funcionan y que has logrado a través de mucho trabajo no hay que tocarlas y hay que ir poco a poco. Estamos muy contentos aquí. Tenemos apoyo institucional y además, quienes nos apoyan creen en el proyecto, por lo que no lo veo en otro sitio que no sea donde está ahora mismo.
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