¿Sabes bailar sevillanas? ¿Sabes qué expresan sus movimientos? Quien le iba a decir a este baile regional, y flamenco, que se iba a convertir en uno de los más conocidos. Próximamente os hablaremos de su origen, evolución, formas, estilos, principales intérpretes y grupos que la han convertido en universales, pero hoy vamos a centrarnos en su baile. Si. Esos cuatro palos que componen una coreografía que es la danza más enseñada e interpretada del mundo.
Como todo palo flamenco, porque lo es y así se lo ha ganado por derecho propio y a pulso, aunque algunos digan lo contrario, la sevillana juguetea y bebe de distintos estilos musicales. En sus inicios, compartió losas de salones nobles de casas de alta alcurnia junto con el bolero, pero como suele ocurrir casi siempre, quedo transformada a como la conocemos hoy al hacer el pueblo suyo estos compases.
Básicamente, cada uno de los cuatro palos de los que se componen las sevillanas se estructura en tres cuerpos subdivididos en tres tercios, donde todos siguen un corpus común a todas las variantes. En el caso que nos ocupa, un baile por sevillanas consta de introducción - salida - vuelta - salida - vuelta - salida y cierre.
Por otro lado, en lo referente a la técnica, existen una gran variedad de pasos cuya técnica y conocimiento se enseña en las distintas academias de baile que van desde el propio 'paso de sevillanas' pasando por el zapateado hasta pasos 'vascos'. Si cree que aún está a tiempo para aprender a bailarlas antes de que lleguen las primeras ferias, seguro que cerca de donde vive puede matricularse y aprender a poner en práctica este diálogo que se produce con el baile regional más famoso del mundo como es las sevillanas.
Obviamente, la destreza, versatilidad y capacidad de cada uno va a influir en cómo realizarlo pero, para que el baile por sevillanas alcance toda su expresividad deben darse una serie de condicionantes, sin los cuales esta danza estaría carente de expresividad.
En primer lugar, debemos tener en cuenta la posición del cuerpo. Esta debe ser erguida, con la mirada al frente y segura. Esa sensación de tener dominada la ejecución ayuda y bastante a llevarla a buen puerto. En segundo lugar, los brazos siempre deben ir de arriba a abajo alternativamente y de fuera hacia dentro. Bajan por fuera y suben por dentro. Es fundamental no olvidar esa norma, al igual que hasta que no está arriba un brazo no se puede bajar el otro y nunca se debe hacer por delante de la cara.
En cuanto lo que se quiere expresar con el baile por sevillanas, podríamos decir - grosso modo- que es una historia de amor con final feliz, en la que el lucimiento y el coqueteo de la mujer llega en el primero de los palos, tiene continuidad en la búsqueda del hombre en el segundo, existe un desencuentro en el tercero y se remata con pasión en el último de ellos.
Para que lo vean más claramente, se lo vamos a explicar por partes:
En la primera de las cuatro sevillanas se parte de una posición frontal en la que se produce el primer encuentro, en el segundo movimiento el hombre va al encuentro de la mujer y ella remata en el tercero con unas pasadas, en las que finge desentenderse de la trama. Acto seguido, en el segundo, se vuelve a partir de una posición frontal, para después realizar un cortejo que termina en un acercamiento de ambos en el remate.
En el tercer palo se alejan el uno del otro, como si de una discusión se tratase, cosa que se intensifica con el zapateado o taconeo y la pasada de espaldas del uno con el otro para el cierre. Y, por último, llega la reconciliación y el reencuentro. El cuarto palo comienza buscando la calma bailando de frente, desandando el camino andado hasta llegar al cara a cara, en el que se remata toda la pieza, con ese final esperado por ambos y en el que el amor gana la batalla.
El lenguaje corporal en toda esta trama es fundamental. Bailar es dibujar en el aire con la forma y expresión y, por ello, esa kinestesia y lenguaje no verbal es el absoluto protagonista. ¿Se ha enamorado bailando por sevillana? ¿Le han enamorado? Ese mar de sensaciones que fluyen con la danza intensifica las palabras que muchas veces no salen de nuestra boca. Dicen que bailar es vivir y no se puede vivir sin bailar porque ya en sí el propio movimiento es, en el fondo, un baile.
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