Sin comerlo ni beberlo, Dani Llamas (Jerez, 1980) se coló en septiembre pasado en la programación oficial de la XXII Bienal de Flamenco de Sevilla, el festival de flamenco más relevante del mundo. Un punki que acabó grabando en California, decidió antes de la pandemia que tocaba volver al origen: letras y voces en castellano conectando con lo jondo, ese género que estaba ahí desde siempre y que él, skater del barrio de Santiago, había mamado desde chico.
Llegó La Verdad (2020) en plena pandemia —elegido como uno de los mejores álbumes del año por la crítica especializada, prescrito por Bunbury o Amaral— y, justo en la salida de lo peor de la covid, A fuego (2022), un paso más allá en el feliz encuentro con el flamenco —con colaboración de Rosario La Tremendita incluida—, una fuente de inspiración permanente.
Ahora, tras su triunfal paso por el gran escaparate de lo flamenco, llega con el mismo montaje que presentó en Sevilla a su tierra natal. Con su banda y con audiovisuales creados ex profeso por Silvia Moreno y Joaquín Aneri, el artista presenta A fuego el próximo 20 de mayo (20.30 horas) en el escenario jerezano.
Con entradas a 20 euros, será la primera vez que las puertas del Villamarta se abran para un músico y compositor que ha elegido Jerez como nueva parada de una gira nacional que ya le ha llevado por Granada, Madrid, León, Tenerife, San Sebastián, Barcelona y Valencia.
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