"La pandemia viene a ser como la Tercera Guerra Mundial. El enemigo está ahí afuera, sin dar la cara. Y el peor enemigo es el que no se sabe por dónde va a atacar", decía José Manuel Caballero Bonald, el poeta jerezano que ha fallecido este domingo, en la última concedida en vida, al diario El País, hace tan sólo unos meses.
"Yo ya no tengo nada especial que contar", decía Caballero Bonald al inicio de la entrevista. "Soy un anciano que dejó de escribir hace tiempo y que además no se interesa ya para nada por la literatura. Ni sé lo que se publica por ahí ni conozco a los nuevos escritores que destacan".
Al ser preguntado por la pandemia, respondía: "No, no sabría proponer ningún vaticinio, a quién se le ocurre. Estamos viviendo el fin de un tramo de la historia, el fin de la realidad. En adelante habrá nuevos modelos, nuevos vínculos, nuevos hábitos. ¿Cómo vamos a neutralizar los efectos de esa guerra bacteriológica? Como diría un trágico griego, un dios abyecto intenta usurparnos el futuro".
"Yo he vivido, como cada cual, mi particular surtido de sobresaltos: desconcierto, angustia, perplejidad, temor… Tengo la impresión de que una ciudad transitada por peatones recelosos, cada cual con su mascarilla, compone un escenario de teatro del absurdo. Otro ejemplo. Esas playas parceladas y con cita previa remiten sin más a un descalabro general de la vida cotidiana", señalaba el poeta jerezano.
"¿Cuál sería hoy su propio autorretrato?", le pregunta el periodista en otro momento de la entrevista. "¿Mi autorretrato? Ya lo intenté alguna vez y me salió muy borroso. Puestos a elegir, diré que soy contradictorio y ambiguo, como todo el mundo. Bueno, también se podría añadir lo que he reiterado más de una vez: que me he sentido siempre como un anarquista con gustos burgueses. Sospecho que la ocurrencia me llega de rebote, pero ahí está", responde.
"Veo el conjunto de mi obra literaria como un proyecto que se abre paso entre sombras, penumbras y luces intermitentes. Seguramente ahora me quedaría con dos o tres títulos, los demás no son más que tentativas. La literatura es un ejercicio de construcción verbal que muy pocas veces se consigue resolver. Ahora que cada vez dudo de más cosas, también tengo mis dudas sobre muchas de las páginas que escribí. Por ahí ando", recalcaba.
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