En 1924 se iniciaba el proyecto de sustitución del ya deteriorado Teatro Eslava de Jerez por uno que respondiera de forma más eficaz a las demandas mínimamente exigibles en representaciones dirigidas a una ciudad que pretendía superar el nivel provinciano en sus actividades culturales. El nuevo teatro llevaría el nombre del alcalde promotor, el Marqués de Villamarta, por una discutible decisión que hoy sería difícilmente aceptable.
El lugar elegido para levantar el edificio fue el solar dejado por el derribo del Convento de la Vera Cruz, una pérdida patrimonial que también sería muy poco justificable actualmente. De los proyectos arquitectónicos que se contemplaron resultó elegido el de Teodoro Anasagasti, porque posiblemente fue el que mejor se adaptó a las limitaciones económicas requeridas por el municipio y al condicionante de insertar la construcción dentro de una manzana compartida con otros edificios.
Con la vista puesta en la inminente Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, la inauguración oficial tuvo lugar el 11 de febrero de 1928. Esta primera velada fue ocupada por una función doble de las zarzuelas La viejecita, de Manuel Fernández Caballero, y El huésped del sevillano, de Jacinto Guerrero. El teatro pasó a ser administrado por empresas privadas que desarrollaron una ecléctica programación en la que convivían conciertos, teatro o cabaret, y que no siempre fueron esmeradas en el mantenimiento del edificio que hubo de cerrar sus puertas el 30 de junio de 1986, tras unos años en los que ya sólo se ofrecía cine. Como el coste de las obras de rehabilitación no pudo ser asumido por la propiedad del inmueble, el Ayuntamiento de Jerez se hizo cargo del proyecto con el apoyo financiero de la Junta de Andalucía. La reinauguración tuvo lugar el 21 de noviembre de 1996 con un magistral concierto de Alfredo Kraus, ocasión de la que ahora se conmemoran los 25 años.
La programación del Teatro Villamarta siempre ha sido y es variada en propuestas, por ello era previsible que la función conmemorativa de los 25 años de la reapertura del coliseo respondiera a esa naturaleza ecléctica, bajo un hilo conductor que mezclara canto lírico con flamenco. Es decir, con la concurrencia de dos de los géneros esenciales en la actividad del teatro. El diseño del espectáculo se debe al que fue el primer director del coliseo tras su reinauguración, Francisco López, que ha ideado un desarrollo apto también para su retransmisión a través de medios de difusión como la televisión.
La función tuvo varios segmentos audiovisuales proyectados al fondo del escenario y flanqueados por vestuario de Jesús Ruiz y elementos de atrezo procedentes de producciones operísticas del propio teatro. El primero de ellos hizo una breve historia del coliseo, los bloques segundo, cuarto y noveno fueron ocupados por felicitaciones de responsables de entidades políticas, bancarias, empresariales, periodísticas y culturales vinculadas con el patrocinio del teatro.
Un tercer bloque sumó las congratulaciones de prestigiosos cantantes líricos que han actuado en diversas ocasiones en el Teatro Villamarta: Carlos Álvarez, Ángeles Blancas, Juan Jesús Rodríguez, Nancy Fabiola Herrera, Sabina Puértolas y Ainhoa Arteta. El quinto mostró los saludos de artistas flamencos también habituales en el coliseo jerezano: María del Mar Moreno, David y Alfredo Lagos (cantando al modo flamenco el final de Vesti la giubba de I Pagliacci, de Leoncavallo), Mercedes Ruiz (que bailó en la gala), Jesús Méndez y Andrés Peña.
Los bloques sexto y séptimo ofrecieron enhorabuenas de gerentes y directores de teatros como el Maestranza de Sevilla y el Cervantes de Málaga; y de personalidades como los directores de escena Emilio Sagi y Rafa Villalobos, el escenógrafo y figurinista Jesús Ruiz, el director de orquesta Carlos Aragón (también partícipe en la gala), el director artístico de la orquesta de Málaga José María Moreno y la directora de la Escolanía Los Trovadores María Jesús Durán (asimismo colaboradora en este evento). El octavo bloque audiovisual fue ocupado por la directora del Teatro Villamarta y varios representantes del equipo técnico y administrativo del coliseo jerezano. En conjunto, aunque estos vídeos son algo habitual en celebraciones de esta naturaleza, fragmentó en exceso el espectáculo y comprometió la capacidad concentración del espectador, robando espacio a la parte musical, verdadera protagonista de la gala.
Los vídeos 'robaron' espacio a la parte musical, verdadera protagonista de la gala
Una prueba de los excelentes frutos que ha dado una programación continuada de ópera y zarzuela en este teatro es, no sólo consolidar un público aficionado o crear un Coro propio, sino dar impulso inicial a brillantes carreras como las desarrolladas por los jerezanos Ismael Jordi y Maribel Ortega, profetas en su tierra, con merecidos reconocimientos como los retratos que de ambos cantantes lucen en el vestíbulo del Villamarta.
Desafortunadamente, un inoportuno enfriamiento ha impedido a Ismael Jordi participar plenamente en la gala, al no poder asumir en óptimas condiciones el exigente programa que se había propuesto (Pourquoi me reveiller, de Werther de Massenet; Por el humo se sabe dónde está el fuego, de Doña Francisquita de Vives; Una furtiva lacrima, de L’elisir d’amore de Donizetti; y Adiós Granada, de Emigrantes de Barrera), que pretendía mezclar arias de personajes que han sido esenciales en su carrera con otros que anticipan proyectos futuros.
No obstante, al final del concierto hizo su aparición en el escenario para recordar sus vínculos con el teatro y cantar, con mucha cautela, unas breves frases en el Brindis de Don Gil de Alcalá de Penella, en el que el peso de la parte solista estuvo en Maribel Ortega. En un pequeño vídeo y en sus palabras al salir al proscenio recordó el inicio de su trayectoria musical como miembro del Coro del Teatro Villamarta. Luego se trasladaría a Madrid para estudiar, entre otros, con Alfredo Kraus y Teresa Berganza; e iniciar después una brillante carrera internacional.
El público habitual del coliseo jerezano lo ha visto crecer y encarnar buena parte de sus roles más emblemáticos (Tamino en La Flauta Mágica de Mozart, Nemorino en L’elisir d’amore de Donizetti, el Conde de Almaviva en Il Barbiere di Siviglia de Rossini, el Duque de Mantua en Rigoletto de Verdi, Alfredo Germont en La Traviata de Verdi, Fausto en Faust de Gounod, Romeo en Roméo et Juliette de Gounod, Lenski en Eugen Onegin de Tchaikovsky). Su debut en un papel operístico fue precisamente en Jerez, con Ernesto del Don Pasquale de Donizetti en 2000; año en el que también interpretó aquí su primer protagonista de zarzuela, en Katiuska de Sorozábal. Afortunadamente, aunque en esta velada apenas se ha podido disfrutar de su canto, Ismael Jordi volverá a encontrarse con el público del Teatro Villamarta el 28 y 30 de enero en el papel de Des Grieux, de Manon de Massenet, junto a Sabina Puértolas.
Como ella misma ha recordado en sus palabras previas al número final, Maribel Ortega inició su vinculación con el Teatro Villamarta a través de su participación en el Concurso Otoño Lírico Jerezano en su edición de 1999, en el que obtuvo una beca de estudios que fue clave para el inicio de su carrera profesional. Su debut en Jerez se produjo en 2009, con un papel tan complejo musical y dramáticamente como el de Lady Macbeth, en Macbeth de Verdi. También han sido muy exigentes otros roles ofrecidos por la soprano en el Villamarta con éxito: Norma de Bellini y Madama Butterfly de Puccini. Recientemente hemos escuchado a Maribel Ortega en la inauguración de la presente temporada, en La Casa de Bernarda Alba, de Miquel Ortega, el pasado 2 de octubre.
En la presente función, su poderosa y bien proyectada voz lució en Vissi d’arte, de Tosca de Puccini y en Casta diva, de Norma de Bellini. Es decir, en dos de los grandes caballos de batalla del repertorio de soprano. Como Tosca resolvió a la perfección el agudo final en forte y las notas descendentes siguientes apianadas. No obstante, en donde sobresalió especialmente fue en su emocionante interpretación de Senza mamma, de Suor Angelica de Puccini. En esta página mostró un fraseo nítido, una precisa articulación, y un destacado control del fiato y de los reguladores. Asimismo, en recuerdo a su participación en el referido Concurso del Otoño Lírico Jerezano, interpretó de modo encantador Marinela, de La Canción del Olvido de José Serrano.
La aspiración de Maribel Ortega e Ismael Jordi de cantar juntos por vez primera en este concierto se ha visto frustrada por la indisposición del tenor. Estaba previsto el Dúo y Jota de El dúo de La Africana, de Fernández Caballero; pero finalmente quedó reducido a una adaptación para soprano y tenor de una página inicialmente concebida para barítono: el brindis de Carrasquilla de Don Gil de Alcalá de Penella, con la eficaz participación, asimismo, del Coro del Teatro Villamarta. Las alusiones de la letra al vino de Jerez habrán pesado en su elección como pieza de clausura de la gala, en un gesto de complacencia local.
El tenor granadino José Manuel Zapata, que asumió el rol de narrador, fue fundamental para dar significado y coherencia a una función de naturaleza tan diversa. Su carismática presencia, la soltura con la que interactuó con el público, la gracia con la que contó anécdotas de su carrera y la pasión con la que defendió el valor social de la música y la cultura lo convirtieron en el verdadero protagonista de la gala. Además, interpretó dos números musicales en los que hubo una fusión de música lírica y popular: Nostalgias, de Cobián; y las sevillanas de Entre Sevilla y Triana, de Sorozábal. En el primero junto a la cantaora Felipa del Moreno, con la que logró una interesante y atractiva combinación tímbrica; en el segundo junto a Mili Lucas y el Coro del Teatro Villamarta, del que procede esta mezzo soprano, en una actuación coreografiada por Margarita Moreno. Zapata no llegó a interpretar la Canción de las simples cosas, de Isella, anunciada en el programa de mano.
El Coro del Teatro Villamarta, dirigido por José Ramón Hernández Bellido, abrió el espectáculo interpretando el célebre Va pensiero de Nabucco de Verdi, una pieza muy identificada con las reivindicaciones políticas del Risorgimento italiano frente al poder impuesto por el Imperio Austríaco y que, con el tiempo, se ha cargado de un simbolismo que ha trascendido lo coyuntural. La elección de esta página ha sido acertada porque es un vehículo de lucimiento musical y expresivo para una formación de las características del Coro del Teatro Villamarta, que obtuvo una calurosa acogida entre los asistentes. También ha sido una buena decisión ofrecer el atractivo Coro de románticos, de Doña Francisquita de Vives. En estas dos piezas, las únicas en solitario (aunque intervinieron junto a solistas en cuatro más), fueron acompañados al piano, lo que privó a las voces del soporte armónico de la orquesta, exponiendo a la formación a algún problema ocasional de afinación y empaste.
Como se mencionaba antes, el diseño del concierto ha pretendido mostrar cuáles han sido las principales propuestas del teatro en estos veinticinco años. A través del destacado proyecto Centro Lírico del Sur ha tenido una presencia amplia la ópera y la zarzuela. Asimismo, otro de sus puntuales ha sido el flamenco, por medio del prestigioso Festival de Jerez, que ha sido representado en esta gala de forma notable por la cantaora Felipa del Moreno, que interpretó unas estupendas granaínas al lado del guitarrista Javier Patino, que también la acompañó junto a José Manuel Zapata en Nostalgias, de Cobián. Por su parte, la bailaora Mercedes Ruiz ofreció dos piezas en las que lució sus ya conocidas cualidades: el Preludio del acto III de Carmen de Bizet, que sonó en una grabación, y el Fandango de Doña Francisquita de Vives, que fue tocado al piano por Carlos Aragón.
Uno de los números más singulares de la gala fue el titulado Introducción… y Haydn se va de zambomba, de J. R. Hernández, en el que el Coro del Teatro Villamarta fue acompañado por antiguos directores de la formación cantando pequeñas partes solistas (Ángel Hortas, Antonio Martín, Juan Manuel Pérez Madueño y Joan Cabero) bajo la dirección de Juan Luis Pérez. La pieza reunía una selección de villancicos jerezanos adaptados y armonizados de forma adecuada a la naturaleza de estos intérpretes, que recibieron un amplio aplauso.
Dos de los bailarines clásicos de la Escuela de Música y Danza Belén Fernández, Olimpia Portela y Paco Zulueta, interpretaron con elegancia una coreografía de su profesora basada en el Intermezzo de Cavalleria rusticana de Mascagni, que desafortunadamente no se escuchó en directo sino a través de una grabación.
El actor Nicolás Montoya acompañó en una interpretación mímica a la Escolanía Los Trovadores, que dirige María Jesús Durán, en Avec la garde montante, de Carmen de Bizet. El carácter de la página fue bien servido musicalmente, aunque el registro grave llegaba con dificultad al oyente; no tan eficaz desde el punto de vista escénico.
Esta función ha supuesto el regreso de Carlos Aragón al Teatro Villamarta tras las representaciones de Il Barbiere di Siviglia de Rossini el pasado mes de junio, en el cierre de la temporada 2020-2021, y lo volveremos a encontrar los próximos 28 y 30 de enero dirigiendo la Manon de Massenet que protagonizarán Puértolas y Jordi. Dada la variada naturaleza de la propuesta y los intérpretes, su cometido no era nada fácil. No obstante, logró superar las específicas exigencias de un concierto de gala con dignidad. Su control de las diversas situaciones mostró su destreza en la comprensión de las variadas demandas de los intérpretes. Gracias a su soporte se logró una cierta coherencia y adecuación estilística en las variadas piezas que conformaron el programa, soporte de la feliz celebración de los primeros veinticinco años del renovado Teatro Villamarta.
Ficha técnica
Gala del XXV Aniversario de la reapertura del Teatro Villamarta. Cantando por Beethoven. 26 de noviembre de 2021. Maribel Ortega (soprano), Ismael Jordi (tenor), José Manuel Zapata (tenor), Felipa del Moreno (cantaora), Mercedes Ruiz (bailaora), Javier Patino (guitarra), Mili Lucas (mezzo soprano), Nicolás Montoya (actor). Olimpia Portela y Paco Zulueta (Escuela de Música y Danza Belén Fernández). Escolanía Los Trovadores (María Jesús Durán, directora). Coro del Teatro Villamarta (José Ramón Hernández Bellido, director). Ángel Hortas, Antonio Martín, Juan Manuel Pérez Madueño y Joan Cabero (anteriores directores del Coro del Teatro Villamarta). Juan Luis Pérez (dirección musical en Introducción… y Haydn se va de zambomba). Carlos Aragón (dirección musical y piano). Margarita Moreno y Belén Fernández (coreografía). Jesús Ruiz (figurinista del vestuario exhibido en el escenario), Marcos Serna (audiovisuales). Francisco López (guión, iluminación y dirección de escena).