La incertidumbre como única certeza

El Festival de Jerez es un evento flamenco principalmente dedicado al baile. Es así desde su creación. Pero en esta segunda jornada de la edición de este año, el toque tiene el protagonismo absoluto. Quizás el hecho de que sea el décimo aniversario de la muerte de Paco de Lucía y la gran cantidad de homenajes que se le están realizando por todo el mundo haya alineado los planetas para que así sea, pero lo cierto y fijo es que este sábado día 24 de febrero de 2024 la absoluta protagonista es la guitarra y, por consiguiente, el toque flamenco.

Y la primera de las muestras de ello ha llegado justo atravesar el mediodía, cuando a la una de la tarde daba comienzo en el Museo de la Atalaya el estreno del espectáculo Tres piezas en el que Juan Gómez Chicuelo tiene todo el peso de la obra, al ser el responsable de poner cobertura musical al baile de Karen Lugo y José Maldonado.

Este espectáculo, donde coexisten de forma integral el baile y el toque en ausencia del cante (o casi), discurre por los palos del flamenco estableciendo puentes de forma diáfana entre lo que se fue, se es y se será en un futuro. Porque el cuerpo, la mente y el espíritu están constantemente modificando cuál será el siguiente peldaño que subir en la escalera de la vida.

Esta invitación de Karen Lugo, José Maldonado y Chicuelo a explorar los misterios y laberintos del ser humano a través del toque y la danza —libre de ataduras—, conforma un viaje en el que se fusionan y engarzan las distintas piezas como si fuera un rompecabezas, donde nada tiene conexión aparente, pero una no puede vivir sin la otra.

Así, se pueden vivir pasajes que irradian diferentes energías que llegan desde lo más irracional a lo más sensual, pasando por lo pragmático y divertido por el medio, y en el que tienen espacio la guajira, la soleá e incluso la zambra y las sevillanas, que ofrecieron un creativo pasaje que tuvo muy buena acogida por el público, o unas cantiñas cabareteras en las que los guantes de negro satén y los vestidos de coctel sustituían a la tradicional bata de cola y mantón. Sin olvidarnos del garrotín de cierre donde hasta el propio Chicuelo es el que pone la voz en un creativo y divertido pasaje final a modo de despedida.

Y es que el escenario se transforma en un tablero de juego donde nada permanece tal cual se establece, sino que se evoluciona fruto de la interacción entre ellos. Eso sí, sobresale de forma imperial una bulería que en las manos de Chicuelo roza la excelencia y se ganó incluso que el artista tuviese que saludar varias veces al público.

Si el Festival de Jerez tiene un galardón a la guitarra con alma, aquí hay ya un firme candidato aspirante al premio. Una auténtica gozada disfrutar en vivo y en directo del tocaor catalán, cada vez que se tiene la oportunidad. Como hoy, por ejemplo. Aunque la pena es que no haya sido en el Teatro Villamarta y algunos no hayan querido estar para vivirlo o para contarlo.

Un espectáculo que, tal y como dijera en su día Eleanor Roosevelt en una de las citas más famosas de cuantas se recuerdan y que dice que “el ayer es pasado, el mañana es un misterio y el hoy es un regalo, por eso se le llama presente”, lo protagonizado por José Maldonado, Karen Lugo y Chicuelo en la apertura de la segunda jornada del XXVIII Festival de Jerez, toma de manera axiomática ese precepto de quien fuera primera dama estadounidense bajo el título de Tres piezas.